Hablemos de guerra

Ni la muerte del cabo Cristo Ancor Cabello, ni reportajes como Españoles en la ratonera, de nuestros compañeros David Beriain y Sergio Caro, ni siquiera todas las evidencias existentes son capaces de hacer que este Gobierno admita lo que todo el mundo sabe desde hace tiempo: que Afganistán es una guerra.

Cuando el presidente Zapatero habla de «misión de paz» en referencia a Afganistán, en realidad no miente, porque el cometido de las tropas españolas en el estado asiático es el de reconstruir el país, asistir a la población y proporcionar apoyo logístico a las tropas de la OTAN. Sin embargo, decir eso de Afganistán es poner su situación a la altura de, por ejemplo, la de Kosovo. Y, no obstante, son muy diferentes.

Afganistán es un país donde miles de soldados se enfrentan a diario a un enemigo invisible, peligroso, con un gran y creciente poder y que lleva las de ganar. Que el Gobierno venda esto a los ciudadanos con la etiqueta de «misión de paz» o de «reconstrucción» no es un simple eufemismo, sino una omisión de la verdad. Una mentira.

Y una irresponsabilidad, cuando se trata de los soldados, porque, como dice la madre del cabo Cabello, van a Afganistán con una idea, y se encuentran con algo muy diferente. Como vimos en el reportaje de Beriain y Caro, los soldados siguen sin entender qué demonios han ido a hacer allí, si a reconstruir un país o a luchar. No saben si tienen que construir edificios y velar por la seguridad ciudadana, o si tienen que arremeter contra los insurgentes.

Algo que se vuelve insultante cuando vemos a Rubalcaba negándose a reconocer que en Afganistán hay una guerra porque no quiere compararla con la de Irak. «No tienen nada que ver», dice. Eso es algo obvio –ya lo dijo Jon Sistiaga-, pero es algo que no implica que no haya que llamar a las cosas por su nombre. De hecho, que el Gobierno oculte la verdad de esta forma, y con ese mezquino interés político, recuerda precisamente a Irak (¿ya no se acuerdan de las armas de destrucción masiva?).

Pero es por eso mismo por lo que hay que decir la verdad. Los españoles han de comprender que Afganistán no es Irak, que España realiza una labor humanitaria (¿o acaso no?), y que es justo que nuestros soldados permanezcan allí porque el país lo necesita. Pero, sobre todo, los españoles nos merecemos un Gobierno que no nos mienta (curiosamente lo que pedían los actuales gobernantes en marzo de 2004). Así que dejémonos de propaganda. Ahora, hablemos de guerra.

Los sanfermines y Twitter: derecho o deber de informar

En esta última semana hemos tenido dos acontecimientos que han causado revuelo en los círculos periodísticos y más allá de ellos. El primero de ellos fue la muerte de Daniel Jimeno durante uno de los encierros de San Fermín. El otro saltó en la mañana de ayer, a raíz de un tuiteo de Luis Rull: la negación de Techcrunch de publicar algunos documentos confidenciales de Twitter que han caído en sus manos.

Estos dos hechos, más que otra cosa, han puesto en cuestión los derechos y deberes no sólo de los periodistas, sino también de los blogueros, en tanto que informadores en potencia y de facto. ¿Es ético e incluso legal publicar la foto de un joven medio desangrado o un documento confidencial de una empresa?

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El pago en los medios y el valor de la información

El otro día, navegando por el blog de Juan Varela, me encontré con esta entrada antigua, en la cual su autor hablaba de que la publicidad como base del modelo de negocio de los medios está llegando a su fin, como también le ha sucedido al modelo de pago por la información. Y aunque es antigua, no deja de ser actual y de dar pie a una sencilla reflexión.

El descarte de la publicidad como un sustento y una fuente de negocio para los medios viene provocado por la falta de anunciantes, algo que ha echado por tierra el planteamiento de los gratuitos (como hemos podido comprobar con el cierre de Metro, de ADN.es y de ocho delegaciones de 20Minutos), pero sobre todo es causa del coste tan bajo que los anuncios adquieren en Internet, y eso incide en las posibilidades de negocio de los medios digitales, sean del tipo que sean.

El negocio de los medios no puede seguir basándose en la publicidad. Si se supone que ha habido o que está dándose un cambio de paradigma en la industria de la información, es absurdo seguir con la misma base de negocio, tanto más en tiempos como los actuales, de profundos cambios en la economía que afectan notablemente a la publicidad, a cuánto se acude a ella y a los caminos que ésta tomará de ahora en adelante para difundirse.

Si ya no podemos vivir de la publicidad, nos queda sólo la solución del cobro por contenidos. Pero, como bien dice Varela en su artículo, ni una ni otra serían posibles. Al menos per se. Varela tiene razón al decir que sería absurdo volver a cobrar por determinados contenidos, como el grueso de las noticias, cada vez más homogeneizadas y basadas en información de agencias, gabinetes y notas de prensa (el periodismo de teletipos).

Pero también matiza, no con menos acierto, que generar el pago de los lectores es posible siempre que se ofrezca un producto diferente, algo único que no ofrezca nadie más. Reportajes, vídeos, fotos e historias por las que de verdad merezca la pena pagar, aunque sea poco. Algo como este magnífico fotoreportaje multimedia de Le Monde, del que tuve conocimiento gracias a Paper Papers, y que supone un perfecto ejemplo de ese periodismo de calidad que mezcla lo mejor de antes -la curiosidad y las ganas por buscar la verdad- y lo bueno de ahora. Un ejemplo de en qué debería consistir el nuevo periodismo, en lugar de otras cosas extrañas que anuncian algunos gurús.

Los medios tienen que asumir este reto, por su propia existencia, y en este reto tienen un papel preponderante los periodistas. Nosotros debemos pensar en nuestra labor, y preguntarnos si estamos preparados. Y cuando lo veamos claro, invitar a los lectores a que se preparen ellos para seguirnos.

Gregorio Verdugo: «No hace falta un título de licenciado para hacer periodismo»

[También publicado en Estrellas y Estrellados]

Gregorio Verdugo es un filólogo sevillano, trabajador de la empresa municipal de autobuses de Sevilla, Tussam, que un día creó un blog para, tras el seudónimo de Jack Daniel’s, contar al mundo historias acerca de las cosas que veía y vivía. Hoy es toda una personalidad en la red, y nos habla de periodismo.

Un filólogo que en la madurez se mete a periodista. ¿De dónde te vinieron las ganas?
Pues de un día que me caí de la cama, de hace un montón de años. (Ríe) Yo siempre me acuerdo de que, cuando estaba en el instituto, mi padre ejercía siempre control sobre mí y no me dejaba irme a la calle si no me sabía la lección. Como yo estudiaba relativamente rápido y mi padre siempre me mandaba de vuelta al cuarto, cuando me terminaba la lección empezaba a leer novelas con las que llegué a la lectura y la escritura. A mí siempre me ha obsesionado contar cosas. He hecho periodismo durante toda mi vida, pero siempre sin cobrar un duro. He trabajado en El Correo, he publicado cuentos… pero nunca me ha dado por estudiarlo, porque en mi época no había Periodismo en Sevilla, así que hice Filología. Hasta ahora, cuando he podido estudiarlo aquí, aunque considero que no hace falta un título de licenciado ni para contar lo que pasa ni para hacerlo bien.
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La fe de errores del periodismo

El pasado viernes (29 de mayo), la edición de Sevilla del diario ABC publicó una información breve en el que se hablaba de una condena de la Audiencia Provincial de Sevilla a una empresa aceitera de Estepa, por envasar aceite de oliva con insectos en el interior de las garrafas. Podéis leer la noticia en esta captura.

Al día siguiente, sábado 30, el diario publicó debajo de las cartas de los lectores una fe de errores en la que reconocía que la información del día anterior era errónea, y por ello se decía que la empresa condenada estaba radicada en Estepa, si bien este municipio tiene relación con la noticia por ser su juzgado el que dictó la sentencia, y no por albergar al almacén. Podéis leer la fe de error en esta captura.

Este detalle anecdótico, que perfectamente podría haber pasado desapercibido, deja lugar para una reflexión tan importante como profunda puede llegar a ser. La responsabilidad de este error no corre a cargo del propio diario, sino de la agencia EFE, que fue la que se hizo eco de la noticia y la difundió con datos erróneos entre las redacciones. Posteriormente, cuando se descubrió la equivocación, EFE emitió un teletipo con una fe de errores.

Por eso podemos ver que ABC pudo rectificar, aunque fuera mediante el método de la fe de errores, tan temido en las redacciones. Otros diarios también publicaron la noticia a partir del teletipo de EFE. En la web de El Mundo podemos ver la información corregida. No obstante, en El País aún persiste la información errónea, y aún no han rectificado -ni lo van a hacer, claro-.

A tenor de esto deberíamos pensar en la excesiva confianza que a menudo tiene  las redacciones de los medios -no sólo los tradicionales, sino también, y cada vez más, los digitales- en los teletipos que envían las agencias y, por otra parte, las notas de prensa oficialistas de administraciones públicas, partidos políticos, empresas u asociaciones. Una confianza que no sólo provoca que a los periodistas nos cuelen propaganda y datos e información sesgados e interesados, sino que además lleva a dar por válida cualquier cosa que comuniquen los teletipos, lo que conduce a situaciones como ésta, en las que había un dato equivocado y se produjo un verdadero efecto dominó de errores.

En todo caso, lo ideal sería que el periodista se informara de forma complementaria acerca del asunto y procurara no sólo contrastar lo que se afirma en el teletipo, sino incluso recabar más datos. No obstante, a no ser que el asunto sea de un especial calado, rara vez se hace en la mayoría de informaciones extraídas de teletipos, generalmente menos importantes que las de elaboración propia.

La causa de esta lacra, una de las principales malas artes del periodismo actual, es la despreocupación o vagueza del periodista, pero también la falta de tiempo o de medios que padecen muchos profesionales. De forma que, como en tantos otros puntos, a todos -profesionales, medios y lectores, por no ponerle la cara colorada a los responsables de estas situaciones- nos toca entonar el mea culpa. Aunque me da la impresión de que no lograremos nada mientras se prefiera emitir una fe de errores antes que trabajar por prevenir estas situaciones.

Radio Ruina vol. 4

Ya estamos aquí con un nuevo volumen de Radio Ruina, el podcast del Sinfu, hecho desde Sevilla para el mundo. Aunque esta semana sólo hemos podido contar con tres participantes (Buentes, Bukowski y Jesu), hemos conseguido apañárnoslas para hacer un podcast de mayor duración que el volumen 3, aunque no excesivamente largo (algo más de media hora). Además, estrenamos la sección La cocina de Sin Futuro, dedicada a los posts de nuestro blog, e intercalada entre el resto de nuestras secciones habituales.

Esperamos que os guste este nuevo capítulo de Radio Ruina, y no olvidéis que esperamos cualquier impresión, comentario, sugerencia, petición, alabanza o insulto personal. ¡Comentad!

Descarga el podcast

Radio Ruina vol. 3

Os presentamos una nueva edición de Radio Ruina, el podcast del Sinfu, hecho desde Sevilla para el mundo.

Esta semana, la duración del podcast es un poco más reducida (poco más de 20 minutos), debido a que hemos tenido algunos problemas técnicos (para variar). De todas formas, hemos preferido publicar un podcast reducido antes que dejaros sin la ración semanal de Radio Ruina, por lo que espero que os agrade igualmente sin importar la brevedad.

Esperamos que os gusten las novedades que, a pesar de todo, hemos incorporados esta semana, y que nos dejéis en los comentarios cualquier impresión, idea o petición que os venga en gana.

Descargad el episodio.

Radio Ruina vol. 2

Después de dos semanas desde nuestro estreno, volvemos Cerote, MarcoMac, Bukowski, Buentes y servidor con el segundo volumen de Radio Ruina, el podcast del Sinfu, desde Sevilla para el mundo. En esta ocasión, traemos de nuevo una sección de debates, aunque hemos introducidos varias novedades: secciones de música, crítica literaria, leyendas, paseos y cuentos.

No obstante, y como bien os decimos en el propio podcast, somos conscientes de que aún hay algunas cosas que mejorar (amén de las novedades que aún nos quedan por introducir). Por ello, os animamos a que nos contéis que os parece este segundo volumen, que nos digáis qué os gusta y qué no, que nos déis vuestra opinión respecto a los temas de debate y a otras cosas, y que nos transmitáis cualquier petición o sugerencia. ¡Comentad!

Descarga este volumen

Radio Ruina vol. 1

Después de aquel fallido volumen 0, y tras el teaser de presentación en vídeo que colgamos hace unos días, por fin tenemos el honor de presentaros, desde Sevilla para el mundo, el volumen 1 de Radio Ruina, el nuevo podcast de debate y tertulia de Sin Futuro y Sin Un Duro. En nuestro estreno, Buentes, Cerote, MarcoMac y yo mismo, Jesu, debatimos sobre:

  • La polémica decisión del Ayuntamiento de Sevilla de implantar la zona azul en La Cartuja (y la situación del tráfico, el transporte y el aparcamiento en Sevilla).
  • El examen psicológico que tendrán que hacer los menores antes de someterse a una operación estética.
  • La agresión que un equipo de juveniles de un barrio sevillano ejerció sobre un árbitro tras un partido de categoría provincial.

Esperamos que disfrutéis de estos 40 minutitos de reflexión, aliñada con musiquita de la buena y, además, con alguna que otra sorpresita incluida. Y, por supuesto, queremos conocer vuestras impresiones y comentarios tanto sobre el programa como sobre el contenido, así que no os cortéis y ¡comentad!

Pica en este enlace para descargar el episodio.

Roquefordcast: Oceanlab – Sirens of the sea

Como ahora la información, el debate, la crítica y la reflexión van a pasar a Radio Ruina, no quiero jubilar de buenas a primeras a mi Roquefordcast, así que voy a reconvertirlo en un espacio radiofónico donde semanalmente presentaré un disco, al estilo del «Música de Bolsillo» del Buentes.

Esta semana os traigo Sirens of the sea, el último LP de Oceanlab, el proyecto de los Above & Beyond. Espero que disfrutéis tanto con el disco en sí como con el nuevo formato del Roquefordcast. Y os pido disculpas por la voz que saco, que ya de por sí es fea, pero es que esta vez además es la de alguien que se está recuperando de una completa afonía.

Pica aquí para descargar el episodio. La semana que viene, Stonebridge.