24 de abril

Es Domingo de Resurrección y hace un día para ir a coger flores, dice mi madre mientras lava la ropa en el patio y canta coplas gastadas por los años, como la piedra de la pileta. Entre la brisa leve se enmaraña y asciende el olor a jabón de casa, y miro a mi madre y la veo joven, tendiendo camisas en el patio desconchado de nuestro viejo piso. Es sólo una sombra en la ventana entre las coplas del ayer y el naranja y ocre de la cocina en las tardes de merienda y primavera y power rangers en la tele y los amigos llamando a voces desde la calle. Es un domingo de luz y de borregos en el cielo, de olor a ropa fresca, de niños en la plaza, de amigos y fútbol y cañas en los bares. Es uno como aquél de hace nueve años, de una tarde azul que se refleja en los charcos de lluvia de todo un invierno, de encuentros y abrazos viejos en terrazas de la infancia. En casa de mi amigo estaba el mismo patio de los siete años inundado de luz como nunca más lo he visto. También estaba el balcón y aquella casa anciana de debajo, y la piscina vacía, cubierta con las hojas del limonero encorvado, doradas como el sol del abril primero. Nosotros hablábamos palabras nuevas mientras afuera aún bullía la pequeña romería de la mañana y una hilera de personas desandaba el camino como el sol tras los bloques lejanos, y volvía a andarlo hasta la plaza con claveles rojos en la solapa de los trajes. En mi patio de hoy está el perro dormitando y el canario que canta y la melena cana de mi madre y sus coplas de siempre, como la luz de las tardes del barrio, que vuelve a caer suave sobre el tejado y se cuela entre las nubes de lana que huelen a jabón de la abuela. Pásalo bien y ten cuidadito. Es la voz de mi madre mientras cierro la cancela, y luego sólo ese canto sereno y dulce de las coplas que perdura como la voz de un niño que mira el mundo en estos domingos de celebrar la vida como antaño.

[Música: Nicola Conte – Paper clouds]

Riverside

Semana VI en La Copa del Meado. Esta semana nuestros textos tienen 2020 como tema común. Os invitamos a que los leáis y, cómo no, a que nos dejéis vuestros comentarios y, por supuesto, los votos que decidirán el ganador de esta nueva copa. Ahora os dejo con mi aportación para esta semana. Espero que os guste.

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RIVERSIDE

El río fluye sereno en esta época. Lo recuerdo así desde que lo contemplé por primera vez, cuando era un renacuajo. Tampoco pierde ese color turbio y espeso, como un gran caldo parduzco condimentado con la miseria de los hombres que fluye sin fin hacia ninguna parte. Me pregunto qué diría este río si pudiera hablar, qué historias oscuras de siglos lejanos y olvidados narraría. Pero el tiempo de la magia dejó de brillar hace muchos años, no se sabe ya cuándo, y y no queda alguien que cuente historias. Tal es la desmemoria de los hombres en este tiempo oscuro en el que nadie recuerda ya su propio nombre.

Je, je, recuerdo cuando llegó el año 2001 y un hombre, recostado en el asiento de su viejo Renault 12, me decía: “Ea, pues ya está aquí el 2001, y yo no he visto naves espaciales ni extraterrestres andando por la calle ni na de na”, y yo miraba a la vieja fachada de ladrillo del colegio y a la marabunta de niños que gritaban y corrían, y él sentenciaba: “¡Aquí na má que hay mierda!”.

Je, je, je, pobre. Si hubiera visto en qué se ha convertido todo. Pero él tuvo más suerte que los demás, y Dios lo recogió pocos años después de aquello. Algunas veces me acordaba de esas palabras suyas, y las tomaba como una frase hecha, como cualquier otra muletilla, pero al tiempo comencé a mirar el mundo con otros ojos y entendí qué era lo que realmente había querido decir. Pero para entonces el hombre ya se había ido. Quizá estaba ya cansado de ver tanta mierda. Por eso seguimos todos nosotros aquí, porque no nos hartamos de esa mierda cotidiana que es este mundo.

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El Café de San Germán

Semana V en La Copa del Meado. Esta vez escribimos sobre una noche en la taberna. Esperamos, como siempre, vuestras lecturas, vuestros comentarios sobre los textos y, cómo no, vuestros votos. A continuación os dejo con mi aportación a esta edición de la Copa.

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EL CAFÉ DE SAN GERMÁN

Rogelio Hernández tiene un ritual para los viernes. Algo antes de las once suele torcer sus pasos en la esquina de la calle del Jilguero con la calle de la Alondra y se le ve venir algo encorvado, con su caminar tranquilo y las manos en la espalda, como el viejo que ya empieza a ser. Luego de andar un pequeño trecho, se sienta con un leve quejido en un banco de metal, no de forja, sino de ésos de diseño funcional y cuadriculado que hay en los nuevos barrios de la periferia. Cada viernes, a la misma hora. Ustedes podrán verlo si pasan por allí.

Esta noche Rogelio se retrasa bastante. Es casi medianoche y hace bastante frío, más del que suele hacer en esta ciudad. Por la calle no hay un alma, apenas algún coche que va de recogida. Sólo la figura arqueada de Rogelio, que ya vuelve la esquina y recorre la calle bajo el halo naranja de las farolas que se alzan enhiestas como guardias firmes.

Por fin alcanza el banco de metal y se sienta con esfuerzo. El reúma le está destrozando las rodillas. Se saca del bolsillo el último cigarro que le queda, lo enciende y saborea cada calada mientras contempla la acera de enfrente. El Café de San Germán es su postal de cada viernes, el altar de su rito de largas noches de calles y bancos. Le gusta la luz cálida que baña la fachada, el letrero antiguo, el murmullo de la gente y sobre todo, el jazz alegre que, desde dentro, le llega amortiguado en esta noche gélida de enero.

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Las hormigas

Semana IV en La Copa del Meado. Esta semana escribimos sobre enterradores. Esperamos sus votos y sus comentarios. Aquí les dejo con mi aportación al concurso.

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LAS HORMIGAS

Enrique Benjumea se había convertido en uno más entre los cipreses que custodiaban las tapias encaladas del cementerio de San Antonio. Durante todos aquellos meses había aprendido, como ellos, a aguardar en silencio al incierto final, imposible de concebir, de algo que realmente, entonces como ahora, nunca supo qué era.

El joven Enrique había heredado el oficio de enterrador que hasta hacía poco había ostentado su padre, quien también lo había heredado del suyo, y así durante generaciones. Uno tras otro se habían ido enseñando a esperar de pie en la puerta del cementerio, junto a la tapia blanca y los cipreses, convertidos en otra sombra inmóvil recortada contra los cerros del campo ceniciento.

Así fue durante aquel verano, cuando sólo eran él y la pala y el sol inabarcable de la tarde y el canto de la chicharra, perezoso y cansino, como una marcha fúnebre. A lo lejos los veía venir, como un cortejo tragicómico. Daban tumbos como si fueran muñecos de trapo. Se escuchaban voces de mando como bramidos y a veces alguno rodaba por la cuesta después de que el capitán le propinara un puntapié. También estaban los días en que alguien se salía de la caravana y se despeñaba por el puente hasta caer, convertido en una masa de jirones de ropa, pelo y sangre, sobre la vereda de albero que antes fue de los enamorados.

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17 de diciembre

El sol de de tenues rayos todavía no se asoma detrás de los olivos, pero la calle despierta clara y quieta. Hay un silencio frío, azul intenso, de complejo industrial en la estepa soviética. Sólo se oye, lenta, la piqueta de albañiles estoicos que mellan la pared de alguna casa. El frío es mil cuchillos en las manos. Poner en marcha el coche se vuelve una aventura. Voy subiendo la carretera, entre hileras de olivos, hasta salir a los trigales, ahora en verde barbecho. En el cielo hay una bandada de gaviotas que revolotean sin rumbo. Van hacia el norte, más tarde hacia el este. Me acompañan por toda la carretera. Giro las curvas, subo y bajo las jorobas del camino, mientras las gaviotas hacen círculos en el aire y trazan un extraño dibujo en el azul de diciembre. Ahora vuelven los olivos. He girado un par de curvas y he dejado atrás a las gaviotas. Ya no las veo sobre las primeras casas del pueblo vecino. Tras una rotonda vuelvo a la carretera y ellas aparecen sobre mí con su vuelo desordenado. Juegan al esconder sobre los bloques de pisos, en los polígonos de fábricas, tras las casas bajas encaramadas en un cerro. En la autovía volvemos a esta extraña carrera donde nadie gana. Las veo a lo lejos, de nuevo entre los campos verdes, más allá de las ciudades y las calles. Vamos sin rumbo, hacia allí, luego hacia allá. Me cruzo con ellas sobre el puente. Se pierden a lo lejos y entonces me despido sin saber, como no sé de las gaviotas, por qué larga vereda iré mañana hacia un destino extraño que no he visto.

Lo que es España

Los países extranjeros acosan a España por el altísimo déficit nacional. La noticia se está comentando únicamente en el plano económico, como es lógico, aunque mentiría si niego que este bullying de mercado de valores me recuerda más a una regañina de patio de colegio, entre compañeros de clase, acaso con las burlas y el señalar con el dedo típicos de los colegiales.

Los países extranjeros increpan a España, le apuntan con el dedo y se ríen. Le reprochan todo lo que ha hecho, la mayoría de ello malo, y se burlan de ella. La llaman impostora, farsante. Le ponen enfrente el peor de los espejos, el de la verdad dicha por boca ajena. Ahí están los vecinos que ven y dicen todas esas cosas que España misma no quiere (parece que ni siquiera puede) ver ni decirse a sí misma. De la calle vendrán y te meterán las cabras en el corral.

España es un país de mierda, y siempre lo ha sido. Que estemos en el siglo XXI y llevemos 25 años en la Unión Europea no quiere decir que hayamos dejado -o vayamos a dejar- de serlo. España ha sido siempre un país de zánganos y listos, de vividores y farsantes. Un país barroco, de pura fachada. Un país donde antes robaban los castellanos con el conque de los gitanos y ahora se sustituyen a los calós por rumanos -ya ni los refranes se respetan-.

Ya no nos acordamos de los años de la posguerra, de los trenes del exilio y la emigración, de Alemania, Suiza, Holanda. Hoy vemos una foto de los negritos de África jugando con una pelota hecha con un ovillo de harapos y decimos que qué lástima, pero ya no recordamos que hace no tanto rodaban estas pelotas por las calles de pueblos españoles que hoy están embellecidas por obras de -y gracias a- los fondos FEDER y con casas construidas con ese pan y agua eterno y esencial, casi divino, del PER.

Ya hemos olvidado todo esto que malvivimos hace apenas cuatro décadas mal contadas. Vaya por Dios -¡válgame San Vacío, una expresión religiosa!-, en España, patria madre de la memoria histórica cacareada a bombo y platillo. Memoria para según qué cosas, interesada como los españoles, a los que sólo les interesa lo que les interesa. Ya se sabe: de lo que me gusta me harto.

Así somos y así es España, un país de pobres hartos de pan. Unos tiesos, que decimos en el Sur. Nos hemos arrimado a los ricos y hemos visto que nos invitaban a sus banquetes, a su fiesta de democracia bien entendida. Nosotros, que siempre hemos tenido apenas para salir del paso diario, vimos el dinero europeo y nos volvimos locos. Renegamos de nuestra condición y entonces empezamos a derrochar, a poner bonita la casa, a mirar por encima al resto del mundo y a querer codearnos con los vecinos de la jet-set que luego reían nuestra ridícula pose de creernos lo que nunca hemos sido ni seremos.

Y ya se sabe que las vacas gordan al final siempre flaquean o mueren. Y hénos aquí, tiesos como siempre, pero con la desdicha del eterno pobre que de repente, sin saber cómo, fue rico y luego fue pobre, que ya se sabe que el primer paso es muy fácil pero el segundo es de morirse de asco. El tiempo nos ha puesto en nuestro sitio, y ahora, en vez de aceptar de una vez nuestro sino, todo es llorar y querer llevar de nuevo el tren de vida que no nos corresponde.

Pero ahora no están nuestros vecinos para seguir invitándonos al banquete. Nosotros somos como esos nuevos ricos que llegan al barrio como unos intrusos. Nos admitieron en un club cuyas reglas nos venían grandes y ahora que lo hemos puesto en peligro nos hemos dado cuenta -o quizá no- de que en este vecindario europeo no hay don Quijotes que nos ayuden a desfacer nuestro entuerto.

Sólo hay vecinos que ahora ya no son vecinos, sino extranjeros, que señalan con el dedo nuestra culpa y nuestras vergüenzas, nuestro afán por ser lo que nunca hemos sido, nuestro fracaso, nuestra miseria, mientras nos preguntan con cara de inquisición aquello que piensan todos y cada uno de los españoles: y ahora, ¿qué?

Resistencia y compromiso

Mañana hay convocada una huelga general en todo el país. ¿Qué harás tú? Tienes múltiples opciones. Puedes ir a trabajar (suerte). Puedes no poder ir a trabajar por no tener manera de ir. Puedes querer ir pero darte la vuelta cuando veas doscientos mil piquetes en la puerta del trabajo. Puedes no ir a trabajar. Puedes no ir a trabajar y quedarte en casa. Puedes no ir a trabajar e ir a las manifestaciones, o de piquete. Puedes no ir a trabajar pero ir a ejercer tu oficio, como hará servidor.

Decidas lo que decidas y hagas lo que hagas, y aunque seguramente no te conozco a ti que ahora lees esto, te pido que reflexiones sobre lo que haces y por qué lo haces. Y, en especial, sobre qué conlleva lo que haces. Que si vas a trabajar sepas que ganas un día de sueldo pero que puede ser pan para hoy y hambruna para mañana. Que si vas a las concentraciones sepas que estás protestando y defendiendo un derecho, pero que tu voz se la apropiarán unos sindicatos apesebrados, hipócritas y conniventes con este Gobierno contra el que dicen protestar (y eso cuando algunos pierden el norte y protestan por algo que nada tiene que ver).

Pero esto no es un sermón ni un alegato propagándístico, sino una declaración de intenciones personales, algo que, probablemente, tampoco te interesará (y lo comprendo). Yo iré a la huelga, pero respeto lo que tú hagas. Si quieres ir a trabajar, respetaré tu derecho al trabajo, que también lo tienes. Porque ante cualquier derecho está la libertad de cada uno y, antes, la de cada uno para con los demás.

Para ir a la huelga hace falta mucha resistencia, de aquélla de las huelgas del XIX, tanto para hacer frente a los retos y peligros contra los que se echa mano de la huelga para luchar contra la huelga misma, sus enemigos internos y aquellos que la usan para manipular a los trabajadores y apropiarse de su fuerza. Yo voy a la huelga, pero voy libre y solo, sin nadie que me tome como arma arrojadiza, sin más bandera que mis derechos, por los que voy a pelear como nadie, ningún sindicato, ningún partido, va a pelear si no lo hago yo.

Pero si voy también es por ti. Porque además de resistencia, en una huelga hace falta compromiso. Para uno mismo, para con el que secunda la huelga con uno y también para el que no. Porque la solución a esta crisis que hemos creado entre todos -unos más y otros menos, pero entre todos- hay que encontrarla y aplicarla entre todos, cada uno según su responsabilidad y capacidad. Y para eso tenemos que estar unidos, y dar sin esperar más que aquello por lo que estemos dando.

Mañana, cuando tomemos el testigo de aquellos trabajadores del XIX que pasaban semanas de penurias y represión, de hambre y cajas de resistencia, debemos tomar el testigo de su compromiso y su solidaridad. Debemos pensar en ellos como debemos pensar en el otro. En que no luchamos por nosotros mismos, sino por la sociedad. Y luchar hasta las últimas consecuencias. Porque tenemos esa libertad y ese poder, y porque nadie lo hará por nosotros, pero nosotros sí podemos hacerlo por los demás. Porque nosotros, muchos de nosotros, tenemos un trabajo que defender. Otros, muchos, no tienen más para defender que su dignidad perdida en un semáforo, en las calles, en la nada.

Por eso yo voy a la huelga. ¿Qué harás tú?

Los trabajadores de Tussam protestan ante el pleno del Ayuntamiento

Los trabajadores de Tussam han reclamado en el pleno municipal celebrado hoy una solución para la empresa tras el cambio de postura del presidente y concejal de Movilidad, Fran Fernández, que en la reunión de ayer retiró de encima de la mesa de negociación el plan de viabilidad.

Este viraje se produce para sorpresa de propios y extraños, ya que el acuerdo se encontraba bastante próximo, como afirmaban hasta los medios afines al Gobierno municipal, e incluso el propio Fernández daba su apoyo al plan de viabilidad en la mañana de ayer, antes de acudir a la reunión con el secretario general de los socialistas sevillanos, José Antonio Viera.

Tras manifestar su protesta, los trabajadores fueron desalojados por miembros de la policía local, siguiendo las indicaciones de la presidenta del pleno, Rosamar Prieto Castro. Con posterioridad, continuaron con sus manifestaciones en la puerta del Ayuntamiento hasta que se disolvió la concentración.

[Youtube=http://www.youtube.com/watch?v=6YASndwaNnA]

Guillermo Guitérrez vuelve a las andadas

Por Jack Daniel’s

Cuando a Guillermo Gutiérrez, vicepresidente de Tussam, le colocan un micrófono por delante, miente más que duerme. Sobre todo durante las reuniones en las que ha de ejercer como negociador junto a ese otro gusiluz dormilón llamado Carlos Arizaga. Debe ser que el esfuerzo del diálogo tiene un potente efecto sedante.

Gutiérrez ha vuelto a hacer gala de sus viejas artes utilizando de nuevo los argumentos provocadores de siempre y con los medios serviles cual dóciles doncellas enamoradas bajo los ladridos del amo, con ese afán por impregnar a la opinión pública del mensaje interesado que cubra y vele sus carencias y sus verdaderas intenciones. Si de paso se echa al público encima de los trabajadores, mejor que mejor.

Sería conveniente, por el bien de la ciudadanía y por el de su propio estado anímico, que este aguador profesional –cada vez que Fran Fernández tiene sed durante una reunión le ordena levantarse e ir por una jarra de agua– confesara en público la humillación que sintió cuando su jefe jerárquico retiró de encima de la mesa su propuesta estrella, el famoso “plan de viabilidad”. Si esto no es que desacrediten tu trabajo en público, los cerdos no es que vuelen, sino que son expertos astronautas.

Si Gutiérrez tuviera vergüenza y dignidad políticas, lo que sin duda es pedir demasiado, hubiera presentado su dimisión en ese mismo momento. Pero, tal y como me cuenta un veterano militante socialista, Gutiérrez lleva dimitiendo toda su carrera como político en cuantos cargos ha desempeñado, sin que tal dimisión se haya hecho efectiva jamás.

Así es como funcionan los estómagos agradecidos al sacrosanto acróstico que les da de comer, aparentando una cosa para luego, entre bambalinas, hacer otra completamente distinta, cuando no contraria.

No resulta nada difícil cerrar la boca de los medios con el dinero que nunca procede de tus propios bolsillos, para eso no hay quiebra. Forma parte de esa habilidad ancestral, tan en boga en los tiempos que vivimos, de mostrar cierta laxitud y flojera de miras a la hora de administrar el erario público. Pero tales prácticas jamás han otorgado la razón a nadie, y mucho menos cuando las maniobras que todo el mundo ha podido ver en estos días dejan al descubierto y hasta las cejas de descrédito.

Gutiérrez sabe mejor que nadie que, si se produce la huelga, se verán cumplidos sus objetivos y, si no también, porque será señal de que quienes todos tenemos en mente habrán conseguido lo que andaban buscando y saciado su ambición sin límites. Así es la política y así nos va a los ciudadanos.

[También en El Blog de Jack Daniel’s]

sexy podcast 10

El señor Bukowski y quien escribe nos vamos con la música a la calle para celebrar la décima edición del mejor podcast del Universo y de parte de Bollullos de la Mitación, con un tracklist repleto de música exquisita como siempre. Conecten sus orejas, disfruten de la sexy music y bailen, o les mato.

Descarga el podcast | También en Sin futuro y sin un duro y sexy music

Tracklist

  1. Jamiroquai – Tallulah (Timmy Regisford & Quentin Harris remix)
  2. Primitive Sound System – Surfing troubles
  3. Rick Ross feat. Masspike Miles – Cigar music
  4. Kaskade – Steppin’ Out
  5. D’Angelo – Spanish Joint
  6. Sophie Ellis Bextor – Murder on the dancefloor
  7. Justin Faust – Capri Spinoff
  8. Little Louie Vega & Jay Sinister Sealee feat. Julie McKnight – Diamond life
  9. Breakbot feat. Irfane – Baby I’m yours
  10. AK – Say that you love me (François K & Eric Kupper remix)
  11. Nova Fronteira – Fact of Life (Joey Negro Club House mix)