Según sentencia el tiempo

Son las dos y cuarto de la mañana. Hace más de tres horas que dije que me iba a estudiar Derecho, pero en realidad no no he dejado, hasta ahora, de curiosear en el ordenador. Sólo cinco minutos más, me dije, y para hacer algo de provecho decidí importar los feeds del Google Reader que me pasó Bukowski.

Parecía que lo iba a dejar todo para otro día, cuando leí, entre otros muchos títulos, A ver si me pagan. Es (o era) el nombre del antiguo blog de Bukowski. Les confieso, como alguna vez he hecho con él, que he deseado volver a consultar ese blog que, para desgracia de los que lo leíamos, desapareció en agosto de 2007. Era una auténtica referencia para nuestro círculo de lectores-blogueros, y contenía multitud de entradas, todas interesantes.

Y así, con una tremenda curiosidad, pinché en el título. Allí estaban todas las entradas, una tras otra. Faltan algunas fotos, algunos enlaces están caídos, y varios vídeos de Youtube han sido retirados. Y tampoco pueden leerse los comentarios, esa salsa de todo blog cuya importancia y sentido comentábamos el otro día con Enrique.

Pero no importa. Allí estaban, y ahí siguen estando. Comencé a bajar con el ratón, y no lo creía. Realmente podían leerse los textos que, durante tantos meses, nos regaló su autor. Y así me tiré casi tres horas, repasando todas las entradas, en orden cronológico inverso, desde las que mejor recordaba (aquel homenaje a Spider-Cerdo, Robert Donat interpretando al Conde de Monte Cristo, la peleíta de los «chicos de Númenor» con Cristo entrando en Bruselas, o el ventilador que anticipaba el verano), hasta las primeras, a finales de octubre de 2006, muchas que nunca leí (aquella de muertes tontas -la primera del todo-, la de los trenes que pasan vacíos, o el primer poema del blog: el Remedia Amoris de Mesanza).

Entre medias, muchas entradas sobre poesía -y poemas propios-, reflexiones, cuentos, vídeos, fotografía, videojuegos e informática, cine, música… Me parece aparatoso, e incluso desagradable, tener que pararme a enumerar algunas. No es algo que me apetezca en este momentos, pues he estado escribiendo casi sin pausa durante veinte minutos, y esta entrada no es más que el culmen de ese regusto dulce que tengo ahora mismo, después de ojear todo el blog de una tacada.

Mientras he estado escribiendo, escuchaba una sesión de Deep House, obra del Dj Angel Monroy, y que descubrí gracias a un post que Bukowski me dedicaba precisamente a mí. Esa música soulful, tranquila, melódica, cremosa, mientras saboreaba las líneas con las que muchos disfrutamos y compartimos opiniones, risas y vivencias al calor de esa lumbre, como diría Rocío, que era el A ver si me pagan.

Por momentos, mientras miraba la fecha de cada una de las entradas, he revivido las sensaciones de aquel muchacho de 19 años, aún despreocupado, que todavía no sabía gran cosa de esto que es la vida. Y no es que ahora sepa mucho más, pero digamos que el cuento ha perdido parte de su gracia. Entonces, en aquellas tardes de frío, cuando echábamos de menos el invierno, cuando nos alegrábamos de los Jueves Santos encapotados -porque Dios está en la lluvia-, cuando reíamos y llorábamos, y bailábamos cuando nadie nos veía y tocábamos pianos invisibles a ritmo de funk setentero, entonces -así quiero creerlo-, al menos durante el tiempo en que dura un suspiro, fuimos felices.

Ya noto que el sueño me va venciendo, y me siento bastante extraño. Llevo un mes sin postear, dando vueltas a dos o tres entradas sin conseguir ni tiempo ni palabras para culminarlas. Y hoy, de un chispazo, ha surgido esto. No sé si está bien o no, pero no me importa demasiado.

El Buentes y yo ya hablábamos el otro día, entre copas y pescaíto, con Uca aquello de que los temas, en poesía, siempre son los mismos. Yo creo que no sólo en poesía, sino con todo en la vida. Al final nos llevamos lo que nos llevamos, y lo demás no importa. Las risas, las reuniones, las pechás de comer y las cañas. Las pipas encendidas. Los cantos. El viejo rito. Los amigos. Los buenos recuerdos.

Todas esas cosas que, cuando las descorchas en una noche como ésta, después de un largo tiempo, saben tan bien como un Château Cheval del 61.

La fe de errores del periodismo

El pasado viernes (29 de mayo), la edición de Sevilla del diario ABC publicó una información breve en el que se hablaba de una condena de la Audiencia Provincial de Sevilla a una empresa aceitera de Estepa, por envasar aceite de oliva con insectos en el interior de las garrafas. Podéis leer la noticia en esta captura.

Al día siguiente, sábado 30, el diario publicó debajo de las cartas de los lectores una fe de errores en la que reconocía que la información del día anterior era errónea, y por ello se decía que la empresa condenada estaba radicada en Estepa, si bien este municipio tiene relación con la noticia por ser su juzgado el que dictó la sentencia, y no por albergar al almacén. Podéis leer la fe de error en esta captura.

Este detalle anecdótico, que perfectamente podría haber pasado desapercibido, deja lugar para una reflexión tan importante como profunda puede llegar a ser. La responsabilidad de este error no corre a cargo del propio diario, sino de la agencia EFE, que fue la que se hizo eco de la noticia y la difundió con datos erróneos entre las redacciones. Posteriormente, cuando se descubrió la equivocación, EFE emitió un teletipo con una fe de errores.

Por eso podemos ver que ABC pudo rectificar, aunque fuera mediante el método de la fe de errores, tan temido en las redacciones. Otros diarios también publicaron la noticia a partir del teletipo de EFE. En la web de El Mundo podemos ver la información corregida. No obstante, en El País aún persiste la información errónea, y aún no han rectificado -ni lo van a hacer, claro-.

A tenor de esto deberíamos pensar en la excesiva confianza que a menudo tiene  las redacciones de los medios -no sólo los tradicionales, sino también, y cada vez más, los digitales- en los teletipos que envían las agencias y, por otra parte, las notas de prensa oficialistas de administraciones públicas, partidos políticos, empresas u asociaciones. Una confianza que no sólo provoca que a los periodistas nos cuelen propaganda y datos e información sesgados e interesados, sino que además lleva a dar por válida cualquier cosa que comuniquen los teletipos, lo que conduce a situaciones como ésta, en las que había un dato equivocado y se produjo un verdadero efecto dominó de errores.

En todo caso, lo ideal sería que el periodista se informara de forma complementaria acerca del asunto y procurara no sólo contrastar lo que se afirma en el teletipo, sino incluso recabar más datos. No obstante, a no ser que el asunto sea de un especial calado, rara vez se hace en la mayoría de informaciones extraídas de teletipos, generalmente menos importantes que las de elaboración propia.

La causa de esta lacra, una de las principales malas artes del periodismo actual, es la despreocupación o vagueza del periodista, pero también la falta de tiempo o de medios que padecen muchos profesionales. De forma que, como en tantos otros puntos, a todos -profesionales, medios y lectores, por no ponerle la cara colorada a los responsables de estas situaciones- nos toca entonar el mea culpa. Aunque me da la impresión de que no lograremos nada mientras se prefiera emitir una fe de errores antes que trabajar por prevenir estas situaciones.

The Shanghai Restoration Project

El señor Buentes y servidor nos enteramos de la existencia de The Shanghai Restoration Project (el proyecto del chino-americano -o como coño se diga- Dave Liang) aquel feliz día en que fuimos a ver La Brújula Dorada -ésa magnífica película, ¿eh o no, Pablo?-. La casualidad quiso que el fatídico maravilloso rato que íbamos a pasar en el cine fuera compensado condimentado con un spot de Kenzo, en el cual se usaba como banda sonora el tema debut de este proyecto: Introduction (1936).

Esto es lo primero que nos encontramos en el primer LP -de los cinco que ha publicado hasta la fecha- de TSRP: un tributo a la escena jazz del Shanghai de los años 30 (tal y como lo reconoce el propio Liang en la página web). Lo que más salta a la vista es la fusión de estilos musicales, digamos, «occidentales» e instrumentos orientales, una curiosa combinación que establece el sello de identidad de todo el disco.

Aunque la fusión no se reduce al jazz, sino que avanza, para sorpresa del oyente, hacia otros terrenos más electrónicos y blackies, como pueden ser el R&B y el Hip-Hop.

Realmente, podría establecerse una diferenciación clara entre un grupo de temas que se acercan a un sonido más oscuro, hiphopero y black. Dentro de este grupo se encuentran Bubbling Well Road, Pudong, Lu Xun, Babylon in the Orient y Old city -una de las mejores del CD-. Bases características negras, sucias y marcadas en algunos casos, especialmente en Babylon in the Orient, un tema muy a lo BSO de cualquiera de los últimos Need for Speed.

En la otra cara del LP, persisten las reminiscencias arenbieras, en especial en las bases, e incluso en las vocales de Jessfield Park, un corte tranquilo, cálido y sensual. Pero a estas bases, más depuradas y ligeras, les siguen unas melodías y unos arreglos instrumentales más alegres (al menos, no tan oscuras), directos e incluso acelerados, podríamos decir.

Tres son los temás que tienen un tono más desenfadado pero a la vez más seriote, unidos por una gran presencia de diversos instrumentos de cuerda, desde algunos típicos orientales (si supiera el nombre, lo diría, ¿qué creéis?) hasta guitarras eléctricas: Nanking Road -bases más R&B, pero no tan oscura como las anteriores-, The bund -vocales tremendas y un bridge final exquisitamente jazzie, con su pianito y eso-, y Shanghai Express -uno de los temas gordos del disco, con su guitarrita eléctrica guapa a lo Carlos Santana, y que el señor Buko identifica con Modjo-.

Siguen las canciones en una ascendencia rítmica y melódica. Miss Shanghai es una preciosa balada tranquila y de vocales dulces, mientras que Peace Hotel introduce una melodía cercana incluso al Ambient o el Deep, me atrevería incluso a apostillar.

Y para acabar (realmente no son las últimas pistas, pero es que yo las tengo ordenadas así en el Foobar, qué le vamos a hacer), los tres temas más melódicos, alegres y suaves: Pearl tower -que a mí me recuerda a algunos temas de Craig David, más que nada por las vocales-, Avenue Joffre -una base poderosa pero bien equilibrada con la melodía y los coros-, y Jade Buddha temple -tranquila y envolvente, casi coquetea con la electrónica ambiental-.

Básicamente, dos mundos musicales, el oriental y el occidental, y también lo antiguo y lo nuevo, se funden para dar lugar a un disco rico en matices, como el Discurso de la Ceniza de Pablo Moreno (que le comentaba yo al Buko), cálido y suave, pero a la vez oscuro y contundente. Una experiencia novedosa que os recomiendo, porque sé que no dejará frío a nadie.

Pa bajarse el disco y eso, ya sabéis: clic en la portada y a disfrutar. Ya me contaréis. Os dejo -premio para los que hayan llegado hasta el final- con el trallazo más gordo del disco: Peace Hotel (what is love?).

Radio Ruina vol. 4

Ya estamos aquí con un nuevo volumen de Radio Ruina, el podcast del Sinfu, hecho desde Sevilla para el mundo. Aunque esta semana sólo hemos podido contar con tres participantes (Buentes, Bukowski y Jesu), hemos conseguido apañárnoslas para hacer un podcast de mayor duración que el volumen 3, aunque no excesivamente largo (algo más de media hora). Además, estrenamos la sección La cocina de Sin Futuro, dedicada a los posts de nuestro blog, e intercalada entre el resto de nuestras secciones habituales.

Esperamos que os guste este nuevo capítulo de Radio Ruina, y no olvidéis que esperamos cualquier impresión, comentario, sugerencia, petición, alabanza o insulto personal. ¡Comentad!

Descarga el podcast

Radio Ruina vol. 3

Os presentamos una nueva edición de Radio Ruina, el podcast del Sinfu, hecho desde Sevilla para el mundo.

Esta semana, la duración del podcast es un poco más reducida (poco más de 20 minutos), debido a que hemos tenido algunos problemas técnicos (para variar). De todas formas, hemos preferido publicar un podcast reducido antes que dejaros sin la ración semanal de Radio Ruina, por lo que espero que os agrade igualmente sin importar la brevedad.

Esperamos que os gusten las novedades que, a pesar de todo, hemos incorporados esta semana, y que nos dejéis en los comentarios cualquier impresión, idea o petición que os venga en gana.

Descargad el episodio.

Escritura Narrativa: ejercicio 1

Este ejercicio consiste en coger una foto y describirla. Yo escogí esta foto de Rocío Gavira, y me monté la siguiente historia (la cual, por cierto, pueden escucha narrada -con pifias incluidas- en el volumen 2 de Radio Ruina).

*****

Desde aquella ventana se podía ver toda la Bahía. Era una casa baja situada sobre una elevación natural, una de ésas con paredes encaladas, rejas, tiestos en los balcones y tejado de uralita. Probablemente llevaba ahí más de medio siglo. Quizás un siglo entero. Unos números sobre la puerta daban fe de la fecha de la construcción, pero faltaba el tercero, que no había podido resistir los envites del tiempo. Ni siquiera la propia abuela sabía la edad de aquella casa. Ella llegó cuando ya hacía tiempo que unas manos desconocidas había levantado aquellos muros mal enfoscados. Ahora, Demetria estaba sentada en su vieja mecedora, junto a la reja mohosa de la ventana, mirando más allá. Por aquel estrecho hueco de la pared sólo se veían bloques de pisos más viejos que antiguos, calles de asfalto desde las que llegaba el horrible ruído de motores, y allá, a lo lejos, muchas grúas en el puerto. Demetria había visto cómo todo esto arrinconaba su pequeña casa baja, mientras las arrugas de su rostro iban cercando sus ojos, del mismo color que la lejana Bahía y con el mismo brillo que tenían cuando miraron por primera vez las nubes sobre la Gran Roca. La Bahía, la Roca y sus ojos. Todos tan ancianos, y a la vez tan nuevos.

* Música: Moby – Harbour

Radio Ruina vol. 2

Después de dos semanas desde nuestro estreno, volvemos Cerote, MarcoMac, Bukowski, Buentes y servidor con el segundo volumen de Radio Ruina, el podcast del Sinfu, desde Sevilla para el mundo. En esta ocasión, traemos de nuevo una sección de debates, aunque hemos introducidos varias novedades: secciones de música, crítica literaria, leyendas, paseos y cuentos.

No obstante, y como bien os decimos en el propio podcast, somos conscientes de que aún hay algunas cosas que mejorar (amén de las novedades que aún nos quedan por introducir). Por ello, os animamos a que nos contéis que os parece este segundo volumen, que nos digáis qué os gusta y qué no, que nos déis vuestra opinión respecto a los temas de debate y a otras cosas, y que nos transmitáis cualquier petición o sugerencia. ¡Comentad!

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