La rimbombancia de Zoido

A Juan Ignacio Zoido le apremia el reloj. No ése suizo como el que dijo que iba a funcionar Sevilla, cosa que nunca ocurrió, sino el que lleva en la muñeca y le marca los escasos veinte días que le quedan antes de las elecciones municipales. Dos semanas largas en las que el alcalde tendrá que pasearse por los barrios de nuevo con un traje de candidato-loseta que a estas alturas aún no se ha enfundado.

A Zoido se le ve nervioso últimamente. Estos cuatro largos años al frente de la Corporación no le han reportado frutos suficientes que poder presentar ante los sevillanos. Ni siquiera disponiendo del rodillo de una mayoría absolutísima de veinte concejales, la mayor de la historia de la ciudad, ha sido capaz de sacar adelante proyectos con los que maquillar una gestión parca.

Zoido inaugura una pista de petanca en el Parque Amate
Zoido inaugura una pista de petanca en el Parque Amate

A falta de nada, el regidor enarbola como su mayor éxito el saneamiento de las cuentas, una obra magna pero de difícil venta electoral. El resto, al parecer, lo confía a la propaganda partidista disfrazada de publicidad institucional y pagada, cómo no, con dinero público. La Junta Electoral de Zona ya le ha obligado a retirar tres campañas, tres. Ante el último varapalo de este órgano, Curro Pérez, el portavoz del PP, ha respondido que «es época de hacer balance de todo» y que «no voy a parar de trabajar por las elecciones». Es comprensible. No cabe duda de que buscar motivos para sacar pecho ante el electorado debe de ser una tarea hercúlea para el primer edil y su equipo, sobre todo cuando se recurre a artimañas ilegales.

En su carrera por encontrar un logro que enarbolar como estandarte antes de la escabechina que las encuestas le auguran para el 24 de mayo, Zoido ha sacado a pasear su rimbombancia con una de esas promesas a los que tanto bombo da él mismo como la prensa afín: plantar 8.000 árboles. Algo que recuerda a la incumplida promesa de 1.000 VPO anuales. En su programa para 2011, el regidor ya se comprometió a llevar a cabo una «plantación masiva de árboles» y a que cada alcorque estuviera ocupado por un ejemplar, en lugar de tapiado.

Dos objetivos cuyo cumplimiento ha quedado bastante lejos. Sobre todo si tenemos en cuenta un nimio detalle: los centenares de árboles que el Gobierno municipal ha talado, algunos sin justificación, como los plátanos de Almirante Lobo. Ha sido muy conveniente que a la prensa hispalense se le haya olvidado hacer la correspondiente resta para ver cuántos de los nuevos ejemplares irán destinados a suplantar a los desaparecidos.

Podas salvajes

Es de suponer que los cronistas andaban ocupados tomando nota de las más de 180.000 podas que, según Zoido, se han efectuado en estos cuatro años por obra y gracia del sacrosanto macrocontrato de zonas verdes. La cifra ha sido reproducida como si per se tuviera algún significado o fuera reflejo de algo. Al contrario: la realidad oculta tras la grandilocuencia de ese dato es una ciudad privada de sombra y llena de árboles muertos por culpa de podas indiscriminadas que, según los jardineros municipales, permiten los técnicos de Parques y Jardines.

Los trabajadores de este departamento municipal, epicentro de un Caso Madeja que ha manchado hasta al propio PP de Zoido —muy esmerado siempre por mostrarse inmaculado—, llevan años denunciado la connivencia de sus jefes y algunos mandos intermedios con las malas prácticas de las empresas concesionarias del servicio, a cambio de presuntas dádivas.

El caso más notable y conocido es el de Fitonovo y sus empresas pantalla, Conversa y Bremacons. Tres empresas implicadas —siempre presuntamente— en uno de las mayores tramas de corrupción de la ciudad, con dádivas —también presuntas— de todo tipo a cambio de contratos, han sido —y siguen siendo, en el caso de las dos filiales— responsables de las innumerables podas. No es algo que induzca a la confianza. Todo se torna más negro si se tiene en cuenta que tales podas salvajes le han costado a la ciudad más de 48 millones de euros, y que ello, además, ha supuesto que el dinero dedicado a privatizar Parques y Jardines haya aumentado nada menos que un 138% desde 2011.

No tanta austeridad

En los últimos años es más que palpable el enfado de la ciudadanía con unos representantes políticos más preocupados por mantener sus privilegios que por gobernar para la gente. Una cuestión que estos días, con la votación de investidura en el Parlamento de Andalucía y el acuerdo entre Susana Díaz y Ciudadanos, está más presente que nunca. Zoido, que no pierde una oportunidad para sacar provecho mediático a su mayor logro, el de sanear las cuentas, aprovechó la coyuntura y se colgó el pasado domingo la medalla de haber puesto fin a los «privilegios» de los políticos en el Ayuntamiento de Sevilla.

El primer edil sostuvo que «me los cargué todos» cuando accedió a la alcaldía gracias a iniciativas como bajar el sueldo de los concejales —él entre ellos—, eliminar las dietas en empresas públicas o reducir el número de vehículos oficiales. Sin embargo, otras medidas que ha señalado, como la de la bajada de impuestos, no se ajustan tanto a la realidad. Empezando por que ésta poco tiene que ver con los privilegios. Es cierto que Zoido bajó los impuestos en 2013, pero después de haber ordenado una notable subida de numerosas tasas municipales y tarifas públicas —IMD, Tussam— el año anterior.

Tampoco puede tomarse como verdad absoluta que haya reducido los cargos de libre designación. Es complicado conocer el número y el sueldo reales de estas personas, sobre todo teniendo en cuenta el afán de transparencia de este Gobierno. Valga como muestra el botón de los presupuestos municipales de 2015, presentados en la web como un PDF escaneado. Una foto, a efectos prácticos. Un documento totalmente inútil si uno quiere extraer los datos que contiene y trabajar con ellos.

Las partidas presupuestarias dedicadas a los sueldos del personal del Ayuntamiento dejan en evidencia el esfuerzo de Zoido por promover la tan cacareada austeridad. En 2011, último presupuesto aprobado por la coalición de PSOE e IU, los cargos directivos de los distintos departamentos —sin incluir las empresas municipales— cobraron algo más de 983.000 euros. Bajo el Gobierno del PP esta cifra ha crecido cada año hasta alcanzar 1,43 millones en 2015, lo que supone un incremento del 45,31%.

El alcalde de la bulla

De sobra es conocida —en gran medida gracias al torrente sentimentaloide que se desborda en su cuenta de Twitter cada primavera— la devoción cofrade de Juan Ignacio Zoido. Pero esta Semana Santa de calor repentino, de pleno de hermandades en la calle y una Madrugá que ha vuelto a parecerse a los Sanfermines, ha debido de tocar de manera especial la fibra sensible del alcalde de Sevilla. Hasta el punto de que le ha entrado la bulla. Pero no la del Domingo de Ramos, sino la de aquél que siente que le coge el toro.

Entrevista con Juan Ignacio Zoido en el Diario de Sevilla, publicada el 5 de abril de 2015
Entrevista con Juan Ignacio Zoido en el Diario de Sevilla, publicada el 5 de abril de 2015

En una entrevista publicada el domingo en el Diario de Sevilla, el primer edil asegura que «me ha faltado tiempo» para llevar a cabo todo su programa.  Tras las elecciones de mayo de 2011, afirmó que iba a poner la ciudad a funcionar como un reloj, pero ahora desea que las agujas se paren en seco. La metáfora temporal de Zoido ha sido una paradoja en sí misma desde antes mismo de los comicios, merced a un programa electoral que se antojaba irrealizable a todas luces. En realidad, la propuesta del entonces candidato era una colección de medidas concretas que, sin embargo, no constituía un modelo de ciudad, un plan estratégico para sacar a Sevilla de un estancamiento que en los últimos años ha dejado evidentes signos de decadencia.

Zoido, que no tenía mucha capacidad para prometer, lo hizo hasta el exceso. A nadie escapa que la ruinosa situación en que el Gobierno del PSOE e IU dejó las arcas municipales no permitía mucho margen de maniobra, pero estas circunstancias ya eran de sobra conocidas antes de la última llamada a las urnas. La apuesta electoral del PP, que aparentaba ser tan imprudente que el PSOE creó un cronómetro de promesas incumplidas, estaba hipotecada de antemano. El regidor siempre ha defendido con firmeza que ha cumplido un alto porcentaje de su programa. En mayo de 2013 presentó su autobalance de mitad de mandato, un ejemplar de propaganda partidista pagado con fondos públicos y presentado con el sello municipal. Algo que ha intentado reeditar con la nueva campaña, #túhacesSevilla, que la Junta Electoral de Zona ha prohibido.

Hace dos años ya aseguró haber llevado a cabo más del 60% de sus promesas, aunque los principales logros que vendía eran una cuestionable bajada de tasas, un contrato de zonas verdes que se ha convertido en el epicentro del Caso Madeja o los nuevos locales de ensayo para las bandas de música. Aunque en la entrevista del domingo vuelva a insistir en que ha efectuado el 80% de sus medidas, que el alcalde reconozca ahora que «me ha faltado tiempo» deja en clara evidencia no sólo la vehemente defensa que ha hecho de su propio compromiso sino, sobre todo, el fracaso de su gestión: lo que prometió para 2015 no estará si no gobierna otros cuatro años.

Presentación del balance de dos años de gobierno de Zoido en el Ayuntamiento de Sevilla, en mayo de 2013
Presentación del balance de dos años de gobierno de Zoido en el Ayuntamiento de Sevilla, en mayo de 2013

 Zoido ha malgastado buena parte de su mandato en otros menesteres.  Prometió trabajar por Sevilla las 24 horas del día pero se embargó en aventuras tan lejanas de este objetivo como presidir la FEMP y el PP-A, además de ser portavoz del Grupo Popular en el Parlamento de las Cinco Llagas. Cuando estos cargos le han dejado tiempo, el alcalde ha basado su gestión municipal en quejarse de la herencia recibida, un lamento que aún hoy saca a pasear cuando tiene que enfrentar la dura realidad de sus promesas incumplidas. La primera medida del regidor, derogar el plan de tráfico en el Centro, simboliza como ninguna otra su manera de gobernar: desmantelar —en la medida de lo posible— todo lo que oliera a la Corporación encabezada por Monteseirín y Torrijos y dejar el estado de cosas previo, sin presentar soluciones alternativas a los problemas.

La falta de recursos —que siempre ha sido responsabilidad de la coalición de izquierdas, nunca del plan de ajuste impuesto por Rajoy a los ayuntamientos— ha constituido un obstáculo importante, aunque cabe preguntarse si tanto como para sumir en la parálisis al Gobierno municipal con la mayoría más amplia de la historia democrática hispalense. En varios proyectos de peso, el alcalde ha demostrado una alarmante pasividad y laissez-faire que los ha postergado sine die, cuando no condenado a muerte.

Ya se vio cuando Decathlon se cansó de pagar por unos terrenos y de esperar un cambio del PGOU mientras el Ayuntamiento jugaba a dos bandas para ver si construía un pabellón de baloncesto en esa misma parcela. Al final, la empresa declinó crear 150 empleos con una tienda en La Cartuja. Luego Zoido quiso enmendar el entuerto pero fue tarde. Tampoco hay fecha para el Ikea de San Nicolás Oeste, que espera desde hace más de un lustro en parte por la desidia del Consistorio. El Plan Integral de Tres Barrios sigue sin aplicarse y la rehabilitación de Los Pajaritos no se finalizará hasta el siguiente mandato. No se ha puesto un solo ladrillo de las 4.000 VPO —1.000 por año— prometidas para este cuatrienio. Y el Centro Pompidou que Zoido anunció a bombo y platillo para las Naves del Barranco se lo ha llevado Málaga sin hacer ruido. Ahora La Lonja no es un museo sino un mercado gourmet, igual que el de la Puerta de la Carne. Apenas son algunos ejemplos.

Antes que reconocer que  su Gobierno es incapaz de valerse de una mayoría absolutísima para sacar adelante estas iniciativas, Zoido ha preferido escudarse en que «la Junta no me deja» (sic) y mantener una confrontación claramente partidista con la administración autonómica. Es su pretexto para argumentar la renuncia del Consistorio a apostar por proyectos laborales y formativos cofinanciados, como las escuelas-taller, y sobre todo para explicar el estancamiento de numerosos proyectos urbanísticos cuya realización pasa por subvertir el PGOU aprobado en 2006. Valgan como muestra el aparcamiento subterráneo de La Alameda, la venta de la antigua comisaría de La Gavidia para construir un centro comercial, el convenio para dedicar Altadis a fines similares o la conversión de la pasarela peatonal de la Torre Cajasol en vía para tráfico rodado. En los dos últimos casos, el secretario del Ayuntamiento advirtió de la actuación claramente irregular de la Delegación de Urbanismo.

El olvido institucional sigue golpeando a Tres Barrios
El olvido institucional sigue golpeando a Tres Barrios

Los macroproyectos han constituido la verdadera seña de identidad de esta Corporación. El candidato-loseta que rechazó las grandes aventuras urbanísticas y vendió la micropolítica como la vía para levantar una Sevilla exhausta y desordenada no tardó en esfumarse para dar paso a un regidor obsesionado con la grandilocuencia: eventos de masas —Copa Davis, Mundial de Baloncesto—, enormes espacios y edificios a disposición de empresas —mercados gourmet, Sevilla Park, Altadis—, grandes superficies comerciales como única medida para crear empleo y macrocontratos como el de zonas verdes, con 48 millones dedicados a privatizar Parques y Jardines para poder pregonar muchas podas, aunque estén mal efectuadas.

El empeño del primer edil por asociar la creación de trabajo al urbanismo megalómano lo ha llevado a desahogar también en la Junta de Andalucía su frustración por no poder pasar a la historia como el alcalde del empleo, sino sólo como el hombre que soñó serlo. Su más repetida y rimbombante promesa había sido ésta, pero a día de hoy, y a pesar de los datos de leve mejoría a los que todas las administraciones se agarran como a un clavo ardiendo, en Sevilla hay 8.800 parados más que hace cuatro años. Incluso peligra la condición de gran capital, al descender por debajo de 700.000 los empadronados.

En contraste con su cachaza en otros ámbitos, Zoido ha destacado por su entusiasmo y velocidad para anunciar la creación de miles de empleos en la ciudad cada vez que tenía ocasión para ello. Un arrojo que le ha jugado malas pasadas, como cuando prometió la contratación de millares de sevillanos para el rodaje de Juego de Tronos, un extremo desmentido de inmediato por la productora de la serie. O cuando superó las previsiones del mismísimo Puerto de Sevilla y dijo que el dragado del Guadalquivir supondría 20.000 empleos. Una obra que, a pesar de la enconada defensa del alcalde hispalense, yace muerta en el fondo del río. Algo similar le ocurrió cuando anunció en Twitter el establecimiento de nuevas líneas aéreas basándose en una información errónea del ABC. Una metedura de pata que dejó al regidor en ridículo y con una imagen de gobernante que se entera por la prensa de lo que pasa en la ciudad que administra.

Los cuatro años de mandato de Zoido apenas le han dado para poder presumir de haber cumplido algunas de las principales promesas de su programa y casi ninguna de las que hizo sobre la marcha como primer edil. Y eso que algunos de sus logros los ha alcanzado con trampa, como en el caso del Brico Depôt del Higuerón Sur, su buque insignia en la creación de empleo, con 130 puestos de trabajo. El alcalde inauguró esta superficie de 7.100 m² cuando aún no contaba con todas las licencias que exige la Gerencia de Urbanismo.

Tampoco parece haberle cundido todo este tiempo para ofrecer a los sevillanos una explicación razonable sobre el Caso Madeja, los trapicheos sin control en Parques y Jardines, los sobresueldos que presuntamente le pagó Luis Bárcenas, las cuentas de la APPES, el enchufismo en los distritos o la contratación de filiales de Azvi, empresa propiedad de la familia del gerente de Emvisesa y que fue donante irregular del PP.

A mes y medio para someterse al implacable juicio de las urnas, Zoido no puede vender más que su impotencia, aparte de presentarse, en un intento de salvar los muebles, como el alcalde que saneó las cuentas municipales. Una tarea magna, es cierto, pero muy lejana de cualquier otra de la que se hubiera propuesto presumir, no tanto en términos de gestión como electorales, que es lo que apremia a estas alturas. En la entrevista del domingo, como ya hizo en su autobalance de mayo de 2013, el regidor sigue pidiendo paciencia y apoyo porque «lo mejor está por venir». También lo estaba hace dos años. Queda por ver si los sevillanos están ya demasiado cansados de esperar una tierra prometida que no parece cercana por más años que pasen.

Post scriptum

La encuesta de SIGMA DOS que publica hoy EL MUNDO, sobre intención de voto en el las elecciones municipales de Sevilla, revela que, efectivamente, casi la mitad de los que confiaron en Zoido en 2011 están cansados de esperar.

Encuesta de SIGMA2 para EL MUNDO, sobre intención de voto en las elecciones municipales de mayo de 2015 en el Ayuntamiento de Sevilla
Encuesta de SIGMA2 para EL MUNDO, sobre intención de voto en las elecciones municipales de mayo de 2015 en el Ayuntamiento de Sevilla

El mapa de la corrupción en Andalucía

sevilla report | Andalucía, la región más poblada de España, es también la que acumula más corrupción en las instituciones públicas. Según un estudio de la Universidad de la Laguna, más del 25% de los 800 casos de corrupción acaecidos en la última década, si se atiende al número de implicados en las distintas causas —presuntamente— corruptas.

Aunque el PSOE es la fuerza política mayoritaria en la comunidad y la que ha gobernado la Junta durante tres décadas, entre las más de 400 personas que han participado en estos casos hay carnés del resto de los principales partidos andaluces (PP, IU, PA-PSA, GIL, PAL) y numerosos independientes. Una dinámica a la que contribuye el fango de acusaciones en el que el bipartidismo insiste en revolcarse y que formaciones aún extraparlamentarias (Podemos, Ciudadanos, UPyD) pretenden atajar.

Este mapa refleja el estado de la corrupción en Andalucía, un escenario al que tendrá que enfrentarse el partido o coalición que intente gobernar la comunidad durante los próximos cuatro años. No están todos los que son —sería casi imposible recopilarlos todos, y acaso haría falta un mapa mucho mayor—, pero sí son todos los que están. Que no son pocos, ni mucho menos.

[Ver el mapa a tamaño completo | Información también publicada en La Marea]

La cara azul del Caso Madeja

Joaquín Guillermo Peña Blanco y Carlos Alfonso Lozano Pastrana son viejos amigos. La política forjó una relación que se remonta al año 1990, cuando ambos formaban parte de la Junta Municipal del Distrito Sur de Sevilla en representación del Partido Popular. En junio de 2011 Juan Ignacio Zoido se hizo cargo del Gobierno hispalense y nombró a Peña director del Área de Medio Ambiente, de la que depende el servicio de Parques y Jardines. Por entonces, su amigo Lozano llevaba ya un año trabajando como comercial en la empresa de jardinería Albaba SL, a las órdenes directas de su dueño, Juan Antonio Salas Romero de la Osa.

Más de dos décadas después del inicio de su amistad los dos figuran en la relación de imputados de las diligencias del Caso Madeja, en el que la jueza Mercedes Alaya investiga presuntos tratos de favor de políticos y funcionarios sevillanos a diversas empresas en las adjudicaciones de contratos a cambio de mordidas. A Peña le achacan los presuntos delitos de prevaricación, cohecho, malversaciones de caudales públicos y tráfico de influencias y a Lozano del último de ellos más alteración de precios en concurso público.

Extracto de la información publicada en sevilla report el 14 de enero de 2015. Pincha aquí para leer el resto.

Poca luz, taquígrafos averiados

En el tan cacareado portal de transparencia del que Juan Ignacio Zoido ha dotado a la web del Ayuntamiento de Sevilla parece haber un agujero por el que se escapan la luz y los taquígrafos. Entre otros datos —minucias, no cabe duda—, uno echará en falta las empresas que son invitadas (o la razón por la que son invitadas) a los procedimientos de contratación negociados sin publicidad. Tampoco encontrará las valoraciones técnicas de los funcionarios municipales mediante las cuales se decide a quién se le adjudica un contrato. Menos mal que, al menos, sí hay una relación —resumida en medio folio— de los principales adjudicatarios y proveedores del Ayuntamiento. Eso sí, sólo entre enero y junio de 2014, una acotación que impide que aparezcan empresas como Fitonovo o sus filiales. Qué mala suerte, chato.

Lista de proveedores del Ayuntamiento de Sevilla entre enero y junio de 2014, en el portal de transparencia municipal
Lista de proveedores del Ayuntamiento de Sevilla entre enero y junio de 2014

El presidente de la CHG acumula 24 millones en contratos a dedo

Manuel Romero Ortiz, presidente de la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir (CHG), ha adjudicado casi 24 millones de euros en contratos por el procedimiento negociado sin publicidad desde que tomó posesión del cargo en marzo de 2012. Esta forma de contratación (en román paladino, a dedo) consiste en invitar a empresas elegidas por la entidad que adjudica, sin concurso previo ni transparencia en el proceso.

Algunos contratos superan ampliamente el límite legal establecido para este procedimiento. La Ley de Contratos del Sector Público, en su artículo 177.2, establece que para las adjudicaciones por el procedimiento negociado «deberán publicarse anuncios conforme a lo previsto en el artículo 142 cuando su valor estimado sea superior a 200.000 euros, si se trata de contratos de obras, o a 60.000 euros, cuando se trate de otros contratos», como los de servicios.

De las 187 adjudicaciones que Romero ha otorgado por esta vía, 163 sobrepasan los límites impuestos por la normativa estatal. En el caso de los contratos de servicios, un total de 118 superan el umbral de los 60.000 euros, mientras que 45 proyectos de obras tienen un importe de más de 200.000 euros.

Extracto de la información exclusiva de sevilla report en eldiario.es el miércoles 12 de noviembre de 2013. Pincha aquí para leer la información completa.

La consejería de Granados adjudicó más de 600.000 euros a Cofely, la principal empresa de la Púnica

La sombra de la Operación Púnica, la trama de corrupción presuntamente encabezada por el exconsejero madrileño Francisco Granados y el empresario David Marjaliza, va más allá de las instituciones públicas salpicadas hasta el momento. La presencia de Cofely España —principal beneficiada de la red— y sus filiales Cofely Contracting, Crespo y Blasco S.A. y Europea de Mantenimiento y Gestión se extiende a lo largo del territorio español gracias a numerosas contrataciones que en los últimos siete años les granjearon más de 135 millones de euros en adjudicaciones.

El nexo común entre estas sociedades —hoy propiedad del grupo energético francés GDF Suez— es Gaspar Crespo García, que ejercía cargos de alta dirección en ellas antes de ser vicepresidente y consejero delegado de la energética francesa en España.

La pista del dinero público lleva directamente a la Consejería de Presidencia, Justicia e Interior de la Comunidad de Madrid, el ramo de más importancia autonómica detrás de la propia presidencia. En marzo de 2010, con Granados al frente, este departamento concedió a Crespo y Blasco 634.000 euros por equipar el auditorio municipal de Chapinería. Un año antes, el Servicio Regional de Bienestar Social de Madrid otorgó a esta empresa el contrato de “reforma, reparación y conservación en residencias de mayores, centros de discapacitados, centros de mayores y el resto de inmuebles adscritos al servicio”, por 912.000 euros.

Extracto de la información exclusiva de sevilla report en eldiario.es el martes 11 de noviembre de 2013. Pincha aquí para leer la información completa.

Aznar pactó una comisión del 1% con Abengoa para conseguir adjudicaciones en la Libia de Gadafi

[Información publicada en eldiario.es el 29 de octubre de 2014]

El presidente español José María Aznar y Muamar el Gadafi, durante su entrevista en un hotel de Trípoli, el 17 de septiembre de 2003. / Efe / Bernardo Rodríguez
El presidente español José María Aznar y Muamar el Gadafi, durante su entrevista en un hotel de Trípoli, el 17 de septiembre de 2003. / Efe / Bernardo Rodríguez

J. Rodríguez / G. Verdugo | Para José María Aznar, Muamar el Gadafi era «un hombre extravagante, un hombre raro», pero también «un amigo». La buena relación entre el expresidente del Gobierno con el dirigente libio era algo conocido; incluso cenaron juntos en Sevilla, en 2007, cuando Aznar ya había dejado La Moncloa. El presidente de la fundación FAES y presidente de honor del PP fue uno de los pocos líderes europeos que, en marzo de 2011, se opuso a la intervención militar en Libia contra Gadafi, argumentando que era «muy difícil entender una política que deja que los amigos caigan y que los enemigos permanezcan en el poder». Lo que no se sabía es que José María Aznar, al mismo tiempo que intercedía en público a favor de Gadafi, hacía negocios en privado con empresas españolas que querían conseguir contratos con el Gobierno libio.

El 8 de septiembre de 2010, unos meses antes de la guerra civil y posterior intervención militar internacional que acabó con Gadafi, José María Aznar firmó un contrato de intermediación con Befesa, una filial del grupo sevillano Abengoa dedicada a la construcción de desaladoras, depuradoras y otras obras públicas medioambientales.

Befesa estaba interesada en conseguir las adjudicaciones de cuatro grandes desaladoras que quería construir el Ministerio de Servicios Públicos de Libia: en Tobruk, Misurata, Sirte y Yarafa. En total, las cuatro desaladoras sumaban una inversión de 950 millones de euros, según los propios cálculos de Abengoa, que figuran en este documento para inversores (página 94). Para conseguir esas adjudicaciones, Befesa contrató a Aznar como intermediario.

Según el contrato, al que ha tenido acceso en exclusiva eldiario.es, José María Aznar es “una persona con reputada experiencia en el mercado internacional y en particular el libio”, que cuenta con “conocimiento de las instituciones públicas, así como de la legislación local reguladora de las ofertas, programas de promoción público privada y concursos públicos”.

La remuneración que Aznar firmó con Befesa es muy generosa: una «comisión de éxito» –como la define el contrato»– del 1%  «hasta que la cifra de adjudicación acumulada de proyectos dentro del programa llegue a 250 millones de euros». A partir de esta cifra –es decir, después de que Aznar se llevase los primeros 2,5 millones de euros–, la comisión se reduciría al 0,5%. En total, si Befesa hubiese conseguido los 950 millones de euros en adjudicaciones que esperaba en Libia, Aznar habría cobrado una comisión de seis millones de euros: alrededor del 0,6% de los 950 millones esperados.

Además de esa comisión, Aznar consiguió otro 0,25% adicional del precio convenido por Befesa con el Gobierno libio por administrar las desaladoras cuya gestión se incluya también en el contrato de construcción. Esta comisión se recibiría durante los cinco primeros años de mantenimiento de las instalaciones.

El contrato con Befesa incluía también un adelanto de 100.000 euros más IVA. José María Aznar facturó esa cantidad cinco días después de firmado el contrato, el 13 de septiembre de 2010. Eldiario.es ha tenido también acceso a esa factura, que tiene sello de entrada en la contabilidad de Befesa el 30 de octubre. En el documento, con la firma del propio Aznar, consta también su número de cuenta de Caja Madrid.

Factura de José María Aznar con Befesa
Factura de José María Aznar con Befesa

Por parte de Befesa, el contrato está firmado por Javier Molina Montes, presidente de Befesa. En el momento de la firma, la filial de Abengoa «tiene identificados» cuatro proyectos de desaladoras en Tobruk, Misurata, Sirte y Yarafa. El primero de ellos consiste únicamente en la construcción de las instalaciones, mientras que los otros tres incluyen la gestión de éstas. No obstante, la empresa especifica que «la colaboración se extiende a todos los proyectos de desalación que adjudique el Ministerio bajo el programa». En julio de 2010, según la información que daba Abengoa a sus inversores, Befesa ya tenía firmado un memorándum de entendimiento con el Gobierno de Gadafi por tres de las cuatro desaladoras.

En el acuerdo también se especifican las obligaciones del expresidente del Gobierno, «el prestador», según el contrato. Entre ellas, el «prestador» se compromete a «suministrar a Befesa toda la información necesaria tendente a que ésta pueda presentar oferta»; «asistir y prestar todo apoyo comercial necesario durante el curso de las negociaciones con clientes con el objetivo de obtener la adjudicación del contrato»; «realizar gestiones para dar a conocer los productos y soluciones» de la empresa, y «apoyarla en las demostraciones de productos, preparación y presentación de ofertas, visitas al territorio, etc.».

Además, la filial de Abengoa establece que «su actuación deberá regirse en todo momento por los principios de corrección, licitud y buena fe». Por ello, prohíbe «influir o inducir, directa o indirectamente, sobre cualquier acto, decisión u omisión» de funcionarios y autoridades locales, así como «realizar cualquier tipo de pagos a cuenta de aquellas personalidades mediante cuentas no registradas oficialmente».

Eldiario.es ha intentando ponerse en contacto con José María Aznar a través de la FAES para recabar su versión de los hechos. No ha habido respuesta.

Un portavoz de Abengoa ha confirmado a eldiario.es que Befesa contrató a Aznar «como asesor», pero que la guerra civil y posterior intervención militar en Libia frustraron las adjudicaciones. La ejecución de Gadafi el 20 de octubre de 2011 –un año después de la firma de este contrato– y el cambio de Gobierno dejaron a José María Aznar y a Abengoa sin un negocio millonario. En 2013, Abengoa vendió Befesa a un fondo de inversión.

El amigo «extravagante» de Aznar

José María Aznar no tardó mucho tiempo en convertirse en padrino de Gadafi en el intento del líder libio de recuperar sus relaciones con Occidente tras años de aislamiento. El régimen libio había sufrido los efectos de las sanciones aprobadas por el Consejo de Seguridad de la ONU a causa del atentado de Lockerbie en el que murieron 270 personas en 1988. Cuando Gadafi aceptó la responsabilidad y prometió indemnizar a los familiares de los supervivientes en 2003, las sanciones fueron levantadas, lo que dio vía libre a Aznar.

El entonces presidente del Gobierno fue el primer líder occidental que visitó Libia tras la decisión de la ONU. Lo hizo en septiembre de 2003, es decir, sólo un mes después de que el embajador libio en las Naciones Unidas admitiera oficialmente con una carta la responsabilidad de su país.

Para justificar tal premura, Moncloa destacó entonces que, después del 11S, Libia se había comprometido a colaborar en la lucha contra Al Qaeda. Los países europeos aún veían a Gadafi con prevención, incluso después de resolverse el asunto del atentado de Lockerbie, pero Aznar decidió en seguida que Libia era un campo abierto para los negocios entre ambos países y que Gadafi valoraría su actitud.

En su visita a Trípoli, Aznar aceptó jugar la carta propagandística que más le gustaba al líder libio: visitar las ruinas convertidas en museo de su antigua residencia, destruida por aviones norteamericanos en 1986 por orden de Reagan en represalia por un atentado cometido en Alemania.

Las relaciones entre España y Libia se intensificaron cuando meses después Gadafi aceptó clausurar su incipiente programa de armas de destrucción masiva. Libia dejaba de ser un Estado paria a ojos de Occidente. Tony Blair llegó a Libia en marzo de 2004, también con la vista puesta en hacer negocios con Libia. Gadafi visitó España en 2007, ya con Zapatero en el poder.

Está claro que Gadafi le estaba agradecido a Aznar y que eso abrió a este último posibilidades de intervenir como mediador en contratos millonarios. Tampoco Aznar dejó tirado a su amigo libio. En abril de 2011, se mostró en una conferencia en una universidad de Nueva York completamente en contra de la intervención militar de EEUU y Europa contra el régimen libio. Gadafi era «un amigo extravagante (de Occidente), pero un amigo», una vez que aceptó destruir sus armas químicas y ayudar a EEUU en la guerra contra Al Qaeda, dijo Aznar. Lo que no dijo es que esa guerra le iba a hacer perder mucho dinero.

Sevilla Online 23/09/14: Tres Barrios

Las tres barriadas que componen Tres Barrios constituyen uno de los núcleos residenciales más degradados y abandonados de la ciudad. Gregorio Verdugo y servidor, en nombre de sevilla report, estuvimos en Sevilla Web Radio para analizar el estado de esta zona en el Sevilla Online del martes 23 de septiembre. Este año ha comenzado la reconstrucción  —por el momento, sólo se ha acometido el derribo— de los primeros bloques de viviendas de Los Pajaritos. Sólo la primera de una larga lista de promesas incumplidas por una administración pública que mantiene al barrio abandonado a su suerte desde hace décadas.

Sevilla Online 16/09/14: gestión de zonas verdes en Sevilla

El pasado martes 16 estuve en Sevilla Web Radio con mi compañero Gregorio Verdugo para, en nombre de sevilla report, llenar la primera hora del magacín Sevilla Online con un monográfico sobre la gestión de las zonas verdes en la ciudad. La actualidad de las recientes talas masivas en la calle Almirante Lobo y otros barrios nos hace retrotraernos a otras épocas. En especial a los inicios de un proceso de privatización creciente, iniciado por Alfredo Sánchez Monteseirín y expandido por Juan Ignacio Zoido, y que, lejos de solucionar los problemas de los parques y jardines de Sevilla, ha tenido efectos nefastos sobre la gestión las zonas verdes.