Omodaka – Cantata No. 147

Omodaka -una de las mayores sorpresas musicales de este año- es un proyecto conformado por dos japoneses que, en palabras del señor Buko -quien me los descubrió, gracias-, «tienen que estar to locos».

De estos persoajes se sabe poco. Hay algunos vídeos -tan surrealistas como los temas- rulando por el Tubo, pero no encontraremos nada si nos ponemos a buscar por el videoclub eMule, e incluso en Gúguel encontraremos poca cosa, de modo que me he visto obligado a tirar de torrent para bajar el único disco que he encontrado: Cantata No. 147.

El LP consta de 10 temas cuya su esencia está conectada al tiempo que hay gran diferencia de matices entre ellos. El punto común lo encontramos en la presencia de una estética electrónica cercana a lo experimental en algunos temas, pero no tanto en otros. Vayamos por partes, como dijo Jack el Destripador.

Lo primero que suena es un tema chocante: Otemoyan. Una base casi bossera acompañada de un piano y trompetas de corte muy latin, y un bajo muy remarcado. Pero cuando aún no nos hemos repuesto del shock, explota Asadoya yunta, una sucesión de bucles, reverts y breaks, en la línea de la electrónica más pura, que recuerda mucho a Orbital (especialmente a Are we here?, entre otros).

Dentro de esta misma línea, aunque cambiando siempre de registro, está Hanagasa ondo, un tema que empieza con un toque a lo Timo Maas, pero que explota en una base y un bajo acid jazz espectaculares. Recuerda en cierto modo al High times de Jamiroquai. Todos los temas están cantados por la misma vocalista, aunque al final del LP están estos tres en versión instrumental.

A mitad de disco nos damos un paseo por el Ambient con Monkey turn, de corte más cercano quizá a algunas obras del Moby de los primeros años o, más aún, de Afterlife. También hay cabida para el pizzicatto con la versión del Cantata no. 147 de Johann Sebastian Bach, cantada en japonés y con una base dancera.

Y para el final dejamos la traca gorda de la fusión perfecta de electrónica y sintetizadores, al estilo de Daft Punk, Mylo, Linus Loves, y otros productores del mejor Electro-House (no, esa música enlatada para pijas que ponen en Máxima FM no). El primero de ellos es Kokiriko bushi, una paranoia musical que combina una perfecta base electro-house con synts sacados de algún arcade de la Mega Drive y vocales daftpunkeras. Brutal, sencillamente.

Pero mejor aún es Fortunate 1 mark, para mí el mejor tema del disco, con el que permanecemos en las vertientes más electrónicas del House, aunque con un toque bailable que recuerda a productores desde Dj Kawasaki a los Rinôçerôse, pasando incluso por el sonido más italiano y disco (DB Boulevard incluso, véase). Una joya. Con él os dejo. Espero que lo disfrutéis.

Publicado por

Jesús Rodríguez

Periodista, fotógrafo, locutor de radio y escritor de Sevilla. He trabajado para más de veinte medios en distintos soportes. Estoy especializado en política, datos, temas sociales y música electrónica.