Jesús Rodríguez / Gregorio Verdugo. El cansancio, las ojeras y la resaca -en según qué caso- que siguen a las noches electorales, sobre todo si son de sorpresa, como la de anoche, tienen el lado bueno del sosiego informativo tras una tarde-noche de sondeos con la misma puntería que una escopetilla de caña, como dejó en evidencia el resultado. La mayor parte pronosticaban lo mismo que habían venido haciendo las encuestas desde hacía ya tiempo: una holgada mayoría absoluta para el Partido Popular.
Sin embargo, al filo de la una de la tarde, una fuente nos envió un mensaje con el resultado de una israelita (encuesta a pie de urna) realizada a las doce, y que contradecía a todos los sondeos, ya que vaticinaba un vuelco respecto de los pronósticos previos. Así lo publicamos en twitter a las 13.27, con el consiguiente revuelo.
Me dicen los datos de un sondeo a las 12 horas: PP 53, PSOE 47, IU 9 y PA 0-1 #25M
— Gregorio Verdugo (@Jack_Daniels) 25 de marzo de 2012
Tras la resaca de la intensa jornada electoral, Andalucía se ha despertado hoy con más cara de lunes de lo habitual, ojerosa y triste. Algo parecido a como lo habrá hecho Javier Arenas -y muchos de los que tenían esperanza puesta en su victoria- en esta mañana de entender que el mundo y la vida siguen ese curso que nos fuerza a aceptar las cosas tal y como vienen.
La jugada de Arenas, una vez más, ha sido torpe. Ha cometido el error de bulto que ni el alcalde de Sevilla, Juan Ignacio Zoido, ni el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, cometieron: creerse que esto estaba hecho. Estos dos arrasaron. Arenas se ha quedado a las puertas. A la mala imagen que dio al negarse a dar la cara ante los andaluces -y despreciar la oportunidad para dar el golpe de gracia a un moribundo Griñán- en el debate en Canal Sur, hay que sumar el flaco favor que Rajoy le ha hecho con su agresiva política de recortes.