La rimbombancia de Zoido

A Juan Ignacio Zoido le apremia el reloj. No ése suizo como el que dijo que iba a funcionar Sevilla, cosa que nunca ocurrió, sino el que lleva en la muñeca y le marca los escasos veinte días que le quedan antes de las elecciones municipales. Dos semanas largas en las que el alcalde tendrá que pasearse por los barrios de nuevo con un traje de candidato-loseta que a estas alturas aún no se ha enfundado.

A Zoido se le ve nervioso últimamente. Estos cuatro largos años al frente de la Corporación no le han reportado frutos suficientes que poder presentar ante los sevillanos. Ni siquiera disponiendo del rodillo de una mayoría absolutísima de veinte concejales, la mayor de la historia de la ciudad, ha sido capaz de sacar adelante proyectos con los que maquillar una gestión parca.

Zoido inaugura una pista de petanca en el Parque Amate
Zoido inaugura una pista de petanca en el Parque Amate

A falta de nada, el regidor enarbola como su mayor éxito el saneamiento de las cuentas, una obra magna pero de difícil venta electoral. El resto, al parecer, lo confía a la propaganda partidista disfrazada de publicidad institucional y pagada, cómo no, con dinero público. La Junta Electoral de Zona ya le ha obligado a retirar tres campañas, tres. Ante el último varapalo de este órgano, Curro Pérez, el portavoz del PP, ha respondido que «es época de hacer balance de todo» y que «no voy a parar de trabajar por las elecciones». Es comprensible. No cabe duda de que buscar motivos para sacar pecho ante el electorado debe de ser una tarea hercúlea para el primer edil y su equipo, sobre todo cuando se recurre a artimañas ilegales.

En su carrera por encontrar un logro que enarbolar como estandarte antes de la escabechina que las encuestas le auguran para el 24 de mayo, Zoido ha sacado a pasear su rimbombancia con una de esas promesas a los que tanto bombo da él mismo como la prensa afín: plantar 8.000 árboles. Algo que recuerda a la incumplida promesa de 1.000 VPO anuales. En su programa para 2011, el regidor ya se comprometió a llevar a cabo una «plantación masiva de árboles» y a que cada alcorque estuviera ocupado por un ejemplar, en lugar de tapiado.

Dos objetivos cuyo cumplimiento ha quedado bastante lejos. Sobre todo si tenemos en cuenta un nimio detalle: los centenares de árboles que el Gobierno municipal ha talado, algunos sin justificación, como los plátanos de Almirante Lobo. Ha sido muy conveniente que a la prensa hispalense se le haya olvidado hacer la correspondiente resta para ver cuántos de los nuevos ejemplares irán destinados a suplantar a los desaparecidos.

Podas salvajes

Es de suponer que los cronistas andaban ocupados tomando nota de las más de 180.000 podas que, según Zoido, se han efectuado en estos cuatro años por obra y gracia del sacrosanto macrocontrato de zonas verdes. La cifra ha sido reproducida como si per se tuviera algún significado o fuera reflejo de algo. Al contrario: la realidad oculta tras la grandilocuencia de ese dato es una ciudad privada de sombra y llena de árboles muertos por culpa de podas indiscriminadas que, según los jardineros municipales, permiten los técnicos de Parques y Jardines.

Los trabajadores de este departamento municipal, epicentro de un Caso Madeja que ha manchado hasta al propio PP de Zoido —muy esmerado siempre por mostrarse inmaculado—, llevan años denunciado la connivencia de sus jefes y algunos mandos intermedios con las malas prácticas de las empresas concesionarias del servicio, a cambio de presuntas dádivas.

El caso más notable y conocido es el de Fitonovo y sus empresas pantalla, Conversa y Bremacons. Tres empresas implicadas —siempre presuntamente— en uno de las mayores tramas de corrupción de la ciudad, con dádivas —también presuntas— de todo tipo a cambio de contratos, han sido —y siguen siendo, en el caso de las dos filiales— responsables de las innumerables podas. No es algo que induzca a la confianza. Todo se torna más negro si se tiene en cuenta que tales podas salvajes le han costado a la ciudad más de 48 millones de euros, y que ello, además, ha supuesto que el dinero dedicado a privatizar Parques y Jardines haya aumentado nada menos que un 138% desde 2011.

No tanta austeridad

En los últimos años es más que palpable el enfado de la ciudadanía con unos representantes políticos más preocupados por mantener sus privilegios que por gobernar para la gente. Una cuestión que estos días, con la votación de investidura en el Parlamento de Andalucía y el acuerdo entre Susana Díaz y Ciudadanos, está más presente que nunca. Zoido, que no pierde una oportunidad para sacar provecho mediático a su mayor logro, el de sanear las cuentas, aprovechó la coyuntura y se colgó el pasado domingo la medalla de haber puesto fin a los «privilegios» de los políticos en el Ayuntamiento de Sevilla.

El primer edil sostuvo que «me los cargué todos» cuando accedió a la alcaldía gracias a iniciativas como bajar el sueldo de los concejales —él entre ellos—, eliminar las dietas en empresas públicas o reducir el número de vehículos oficiales. Sin embargo, otras medidas que ha señalado, como la de la bajada de impuestos, no se ajustan tanto a la realidad. Empezando por que ésta poco tiene que ver con los privilegios. Es cierto que Zoido bajó los impuestos en 2013, pero después de haber ordenado una notable subida de numerosas tasas municipales y tarifas públicas —IMD, Tussam— el año anterior.

Tampoco puede tomarse como verdad absoluta que haya reducido los cargos de libre designación. Es complicado conocer el número y el sueldo reales de estas personas, sobre todo teniendo en cuenta el afán de transparencia de este Gobierno. Valga como muestra el botón de los presupuestos municipales de 2015, presentados en la web como un PDF escaneado. Una foto, a efectos prácticos. Un documento totalmente inútil si uno quiere extraer los datos que contiene y trabajar con ellos.

Las partidas presupuestarias dedicadas a los sueldos del personal del Ayuntamiento dejan en evidencia el esfuerzo de Zoido por promover la tan cacareada austeridad. En 2011, último presupuesto aprobado por la coalición de PSOE e IU, los cargos directivos de los distintos departamentos —sin incluir las empresas municipales— cobraron algo más de 983.000 euros. Bajo el Gobierno del PP esta cifra ha crecido cada año hasta alcanzar 1,43 millones en 2015, lo que supone un incremento del 45,31%.

El alcalde de la bulla

De sobra es conocida —en gran medida gracias al torrente sentimentaloide que se desborda en su cuenta de Twitter cada primavera— la devoción cofrade de Juan Ignacio Zoido. Pero esta Semana Santa de calor repentino, de pleno de hermandades en la calle y una Madrugá que ha vuelto a parecerse a los Sanfermines, ha debido de tocar de manera especial la fibra sensible del alcalde de Sevilla. Hasta el punto de que le ha entrado la bulla. Pero no la del Domingo de Ramos, sino la de aquél que siente que le coge el toro.

Entrevista con Juan Ignacio Zoido en el Diario de Sevilla, publicada el 5 de abril de 2015
Entrevista con Juan Ignacio Zoido en el Diario de Sevilla, publicada el 5 de abril de 2015

En una entrevista publicada el domingo en el Diario de Sevilla, el primer edil asegura que «me ha faltado tiempo» para llevar a cabo todo su programa.  Tras las elecciones de mayo de 2011, afirmó que iba a poner la ciudad a funcionar como un reloj, pero ahora desea que las agujas se paren en seco. La metáfora temporal de Zoido ha sido una paradoja en sí misma desde antes mismo de los comicios, merced a un programa electoral que se antojaba irrealizable a todas luces. En realidad, la propuesta del entonces candidato era una colección de medidas concretas que, sin embargo, no constituía un modelo de ciudad, un plan estratégico para sacar a Sevilla de un estancamiento que en los últimos años ha dejado evidentes signos de decadencia.

Zoido, que no tenía mucha capacidad para prometer, lo hizo hasta el exceso. A nadie escapa que la ruinosa situación en que el Gobierno del PSOE e IU dejó las arcas municipales no permitía mucho margen de maniobra, pero estas circunstancias ya eran de sobra conocidas antes de la última llamada a las urnas. La apuesta electoral del PP, que aparentaba ser tan imprudente que el PSOE creó un cronómetro de promesas incumplidas, estaba hipotecada de antemano. El regidor siempre ha defendido con firmeza que ha cumplido un alto porcentaje de su programa. En mayo de 2013 presentó su autobalance de mitad de mandato, un ejemplar de propaganda partidista pagado con fondos públicos y presentado con el sello municipal. Algo que ha intentado reeditar con la nueva campaña, #túhacesSevilla, que la Junta Electoral de Zona ha prohibido.

Hace dos años ya aseguró haber llevado a cabo más del 60% de sus promesas, aunque los principales logros que vendía eran una cuestionable bajada de tasas, un contrato de zonas verdes que se ha convertido en el epicentro del Caso Madeja o los nuevos locales de ensayo para las bandas de música. Aunque en la entrevista del domingo vuelva a insistir en que ha efectuado el 80% de sus medidas, que el alcalde reconozca ahora que «me ha faltado tiempo» deja en clara evidencia no sólo la vehemente defensa que ha hecho de su propio compromiso sino, sobre todo, el fracaso de su gestión: lo que prometió para 2015 no estará si no gobierna otros cuatro años.

Presentación del balance de dos años de gobierno de Zoido en el Ayuntamiento de Sevilla, en mayo de 2013
Presentación del balance de dos años de gobierno de Zoido en el Ayuntamiento de Sevilla, en mayo de 2013

 Zoido ha malgastado buena parte de su mandato en otros menesteres.  Prometió trabajar por Sevilla las 24 horas del día pero se embargó en aventuras tan lejanas de este objetivo como presidir la FEMP y el PP-A, además de ser portavoz del Grupo Popular en el Parlamento de las Cinco Llagas. Cuando estos cargos le han dejado tiempo, el alcalde ha basado su gestión municipal en quejarse de la herencia recibida, un lamento que aún hoy saca a pasear cuando tiene que enfrentar la dura realidad de sus promesas incumplidas. La primera medida del regidor, derogar el plan de tráfico en el Centro, simboliza como ninguna otra su manera de gobernar: desmantelar —en la medida de lo posible— todo lo que oliera a la Corporación encabezada por Monteseirín y Torrijos y dejar el estado de cosas previo, sin presentar soluciones alternativas a los problemas.

La falta de recursos —que siempre ha sido responsabilidad de la coalición de izquierdas, nunca del plan de ajuste impuesto por Rajoy a los ayuntamientos— ha constituido un obstáculo importante, aunque cabe preguntarse si tanto como para sumir en la parálisis al Gobierno municipal con la mayoría más amplia de la historia democrática hispalense. En varios proyectos de peso, el alcalde ha demostrado una alarmante pasividad y laissez-faire que los ha postergado sine die, cuando no condenado a muerte.

Ya se vio cuando Decathlon se cansó de pagar por unos terrenos y de esperar un cambio del PGOU mientras el Ayuntamiento jugaba a dos bandas para ver si construía un pabellón de baloncesto en esa misma parcela. Al final, la empresa declinó crear 150 empleos con una tienda en La Cartuja. Luego Zoido quiso enmendar el entuerto pero fue tarde. Tampoco hay fecha para el Ikea de San Nicolás Oeste, que espera desde hace más de un lustro en parte por la desidia del Consistorio. El Plan Integral de Tres Barrios sigue sin aplicarse y la rehabilitación de Los Pajaritos no se finalizará hasta el siguiente mandato. No se ha puesto un solo ladrillo de las 4.000 VPO —1.000 por año— prometidas para este cuatrienio. Y el Centro Pompidou que Zoido anunció a bombo y platillo para las Naves del Barranco se lo ha llevado Málaga sin hacer ruido. Ahora La Lonja no es un museo sino un mercado gourmet, igual que el de la Puerta de la Carne. Apenas son algunos ejemplos.

Antes que reconocer que  su Gobierno es incapaz de valerse de una mayoría absolutísima para sacar adelante estas iniciativas, Zoido ha preferido escudarse en que «la Junta no me deja» (sic) y mantener una confrontación claramente partidista con la administración autonómica. Es su pretexto para argumentar la renuncia del Consistorio a apostar por proyectos laborales y formativos cofinanciados, como las escuelas-taller, y sobre todo para explicar el estancamiento de numerosos proyectos urbanísticos cuya realización pasa por subvertir el PGOU aprobado en 2006. Valgan como muestra el aparcamiento subterráneo de La Alameda, la venta de la antigua comisaría de La Gavidia para construir un centro comercial, el convenio para dedicar Altadis a fines similares o la conversión de la pasarela peatonal de la Torre Cajasol en vía para tráfico rodado. En los dos últimos casos, el secretario del Ayuntamiento advirtió de la actuación claramente irregular de la Delegación de Urbanismo.

El olvido institucional sigue golpeando a Tres Barrios
El olvido institucional sigue golpeando a Tres Barrios

Los macroproyectos han constituido la verdadera seña de identidad de esta Corporación. El candidato-loseta que rechazó las grandes aventuras urbanísticas y vendió la micropolítica como la vía para levantar una Sevilla exhausta y desordenada no tardó en esfumarse para dar paso a un regidor obsesionado con la grandilocuencia: eventos de masas —Copa Davis, Mundial de Baloncesto—, enormes espacios y edificios a disposición de empresas —mercados gourmet, Sevilla Park, Altadis—, grandes superficies comerciales como única medida para crear empleo y macrocontratos como el de zonas verdes, con 48 millones dedicados a privatizar Parques y Jardines para poder pregonar muchas podas, aunque estén mal efectuadas.

El empeño del primer edil por asociar la creación de trabajo al urbanismo megalómano lo ha llevado a desahogar también en la Junta de Andalucía su frustración por no poder pasar a la historia como el alcalde del empleo, sino sólo como el hombre que soñó serlo. Su más repetida y rimbombante promesa había sido ésta, pero a día de hoy, y a pesar de los datos de leve mejoría a los que todas las administraciones se agarran como a un clavo ardiendo, en Sevilla hay 8.800 parados más que hace cuatro años. Incluso peligra la condición de gran capital, al descender por debajo de 700.000 los empadronados.

En contraste con su cachaza en otros ámbitos, Zoido ha destacado por su entusiasmo y velocidad para anunciar la creación de miles de empleos en la ciudad cada vez que tenía ocasión para ello. Un arrojo que le ha jugado malas pasadas, como cuando prometió la contratación de millares de sevillanos para el rodaje de Juego de Tronos, un extremo desmentido de inmediato por la productora de la serie. O cuando superó las previsiones del mismísimo Puerto de Sevilla y dijo que el dragado del Guadalquivir supondría 20.000 empleos. Una obra que, a pesar de la enconada defensa del alcalde hispalense, yace muerta en el fondo del río. Algo similar le ocurrió cuando anunció en Twitter el establecimiento de nuevas líneas aéreas basándose en una información errónea del ABC. Una metedura de pata que dejó al regidor en ridículo y con una imagen de gobernante que se entera por la prensa de lo que pasa en la ciudad que administra.

Los cuatro años de mandato de Zoido apenas le han dado para poder presumir de haber cumplido algunas de las principales promesas de su programa y casi ninguna de las que hizo sobre la marcha como primer edil. Y eso que algunos de sus logros los ha alcanzado con trampa, como en el caso del Brico Depôt del Higuerón Sur, su buque insignia en la creación de empleo, con 130 puestos de trabajo. El alcalde inauguró esta superficie de 7.100 m² cuando aún no contaba con todas las licencias que exige la Gerencia de Urbanismo.

Tampoco parece haberle cundido todo este tiempo para ofrecer a los sevillanos una explicación razonable sobre el Caso Madeja, los trapicheos sin control en Parques y Jardines, los sobresueldos que presuntamente le pagó Luis Bárcenas, las cuentas de la APPES, el enchufismo en los distritos o la contratación de filiales de Azvi, empresa propiedad de la familia del gerente de Emvisesa y que fue donante irregular del PP.

A mes y medio para someterse al implacable juicio de las urnas, Zoido no puede vender más que su impotencia, aparte de presentarse, en un intento de salvar los muebles, como el alcalde que saneó las cuentas municipales. Una tarea magna, es cierto, pero muy lejana de cualquier otra de la que se hubiera propuesto presumir, no tanto en términos de gestión como electorales, que es lo que apremia a estas alturas. En la entrevista del domingo, como ya hizo en su autobalance de mayo de 2013, el regidor sigue pidiendo paciencia y apoyo porque «lo mejor está por venir». También lo estaba hace dos años. Queda por ver si los sevillanos están ya demasiado cansados de esperar una tierra prometida que no parece cercana por más años que pasen.

Post scriptum

La encuesta de SIGMA DOS que publica hoy EL MUNDO, sobre intención de voto en el las elecciones municipales de Sevilla, revela que, efectivamente, casi la mitad de los que confiaron en Zoido en 2011 están cansados de esperar.

Encuesta de SIGMA2 para EL MUNDO, sobre intención de voto en las elecciones municipales de mayo de 2015 en el Ayuntamiento de Sevilla
Encuesta de SIGMA2 para EL MUNDO, sobre intención de voto en las elecciones municipales de mayo de 2015 en el Ayuntamiento de Sevilla

Elogio de la tramoya

[Artículo publicado en sevilla report]

Sevilla es un oasis en mitad del desierto de una provincia asolada por el paro. Los datos correspondientes al mes de junio, anunciados esta semana, evidencian que en el conjunto de los municipios hay 308 trabajadores más inscritos en las oficinas del SAE, mientras que en la capital hay 611 menos.

Las aguas de mayo de las fiestas primaverales han dejado el mejor dato de los últimos once años pero se han evaporado apenas un mes después. En la ciudad ha quedado un charquito del que algunos parados beben, aunque los sindicatos advierten del espejismo de la temporalidad de fiestas y eventos como la Semana Santa o la Feria. Una industria asentada es, en su opinión, el manantial más duradero.

Como si Sevilla fuera la árida Dorne de la Canción de Hielo y Fuego de George R. R. Martin, Zoido ha debido recibir cual caudaloso río el vaso de agua de los datos del paro. Han pasado tres años desde aquel 2011 triunfal y le queda poco tiempo para evitar pasar a la historia como el hombre que soñó ser el alcalde del empleo. Mal bagaje para afrontar una campaña electoral que se le viene encima y que le coge con el pie cambiado, sin apenas logros palpables que vender.

Escombros en el Puerto de Sevilla

Consciente de que el juego de tronos municipal se disputa en los barrios, Zoido ha salido a reencontrarse con unos vecinos de los que se rodeó como candidato y a los que ha abandonado como alcalde. Summer is coming, y el alcalde aprovecha los últimos meses de calma chicha estival antes de los próximos comicios para volver a levantar barrios enteros curiosamente, los mismos donde arrecian las protestas contra la zona azul con obras. La clásica estampa de muchos pueblos andaluces, ahora en versión de gran urbe.

El que iba a ser el alcalde de la micropolítica ha acabado como (otro) regidor de grandes proyectos. Ante el hecho de que el reloj suizo que iba a hacer de la ciudad está más bien parado y de que los acontecimientos rimbombantes han propiciado más problemas que cambio a mejor, lo único que queda es poner la ciudad bonita.

Por ello no es extraño, por poner un simple ejemplo, escuchar a Maximiliano Vílchez llenándose la boca con un montón de cifras sobre cuánto han aumentado las podas en la ciudad desde hace tres años. Aunque esas podas, que han costado casi 50 millones de euros, estén tan mal efectuadas que traigan como consecuencia la muerte de cientos de árboles, mientras los funcionarios de Parques y Jardines mantienen casi sin medios ni personal parques como los de Amate, Los Príncipes o incluso el centenario de María Luisa.

La crisis asola Los Pajaritos

Lo importante no es cómo ni para qué, sino hacer algo. En sentido absoluto. Que los sevillanos perciban que, aunque ninguno de los grandes problemas se haya solucionado —incluso se han agravado—, algo se mueve y escapa a la parálisis que desde hace tiempo, y más en verano, atenaza a la ciudad. Que el muerto luzca guapo, aunque se descomponga por dentro.

La Sevilla Eterna de los próceres hispalenses es un teatro de las apariencias donde la tramoya se yergue sin remedio para ocultar las grietas de su verdadero ser. En su empeñado camuflaje —una manera de negarse a sí misma—, Sevilla ya no será Sevilla, sino Dorne. Dicen que es el escenario soñado por los seguidores de Juego de Tronos. Quizá porque, como en el desierto de la saga fantástica, en la ciudad no faltan espejismos.

Zoido, como de costumbre, ha prometido miles de empleos y muchos millones a cuenta del rodaje. Ver a Sevilla en la pequeña pantalla no sólo satisfará al chovinismo local sino que atraerá a una avalancha de turistas interesados en conocer la localización de la quinta temporada de la serie, como en Malta, Irlanda o Croacia.

Vallas ante el puente del Alamillo en Sevilla

Sevilla es, en palabras del alcalde, “un plató ideal”. Una maqueta de madera con pequeños artificios que dan la ilusión de movimiento, como en la introducción de Juego de Tronos. Un decorado de cartón piedra que adorna un gigantesco parque temático para guiris con calcetines blancos bajo las sandalias.

Mientras presenta las 80 obras de su plan estrella de emergencia para el distrito Sur, el primer edil sonríe satisfecho por saberse ficticio rey de la árida Dorne. La invicta Sevilla abre sus puertas de par en par y se rinde ante todo forastero que, como el equipo de HBO, quiera venir a dejar su maná de ida y vuelta.

Zoido parece nadar distraído en el charquito de los datos del paro como si fuera una piscina, a la espera de miles de empleos que pasarán tan pronto como las lluvias de primavera. El agua de mayo brilla borrosa en el horizonte, como un espejismo. Por delante queda un invierno que se antoja largo y seco.

El «pásalo» en la era de Internet: la creación de un pingüino

Que quien posee la información posee el poder es por todos conocido. Por eso cabe prestar atención a la descentralización que Internet está provocando en numerosas esferas de la realidad analógica que, hasta hoy, conocemos (o conocíamos). Entre ellas, fuertemente afectada, se encuentran la de la información y, por ende, también la del poder.

La descentralización de la Red afecta de forma importante a las audiencias, las opiniones y las vías a través de las cuales se transmite la información. De hecho, está alcanzando un nivel en el que es imposible no sólo controlar sino predecir los movimientos de las personas (audiencias o votantes) que se mueven en todos los espacios internéticos, desde los blogs a las redes sociales, pasando por las webs corporativas y, cómo no, los medios de comunicación.

Pero esta descentralización —que no es más que una traslación al plano virtual de la atomización que, al menos en España, vive la sociedad actual— puede contrarrestarse con un acción bien organizada para promover, potenciar y canalizar cierta corriente de opinión, tal como sostiene Antonio Núñez con su estrategia del pingüino.

A todo esto recuerda la reciente resurrección de una noticia publicada por EL PAÍS el 21 de junio de 2005, en la que se informa sobre la afirmación de que la homosexualidad es una enfermedad, realizada por un experto invitado por el PP a comparecer en el Senado. La noticia corrió por las redes sociales (especialmente por Facebook, aunque también Twitter, Tuenti y mensajes de correo electrónico) y llegó a la portada de la web del diario, dentro de lo más leído.

El PP, que había ganado las elecciones generales días antes y que aparece aludido directamente en el titular, transmitió una queja lógica al diario. No obstante, gracias a esta explicación mecánica del fenómeno que da Andrés Segovia, analista web de EL PAÍS, queda claro que el diario no ha manipulado nada, sino que la aparición de esta noticia en la portada ha sido una reacción natural dentro de un proceso mecánico, el de las visitas recibidas, provocada por una avalancha de reproducción de enlaces en las redes sociales y en otras webs.

No obstante, dentro del artículo de la Defensora del Lector de EL PAÍS aparecen las impresiones de dos miembros del mismo periódico —Gumersindo Lafuente, responsable de desarrollo digital de la web, y Tom C. Avendaño, redactor— sobre el fenómeno de que una noticia tan antigua pueda llegar a ser lo más leído. Otras consideraciones aparte, tanto Avendaño y Lafuente como la propia Defensora llegan a la conclusión de que la noticia se ha propagado con tanta rapidez y efectividad debido a que la gente, en primer lugar, se ha quedado en el titular y han tomado la información como actual, ya que no sólo no se han sumergido en el cuerpo de texto sino que ni siquiera han comprobado la fecha. Esta propagación sin filtros se ha visto favorecida por dos elementos: la relación de confianza que se establece en las redes, algo que ya vimos con Antonio Núñez y que nos recuerda Gumersindo Lafuente, y la importancia de la urgencia y la actualidad en la asimilación de la información en esta era, como señala Tom C. Avendaño.

Sin embargo, como consecuencia de todo esto, Lafuente habla de este fenómeno como «una manifestación de la fuerza de las redes sociales», al tiempo que afirma lo siguiente:

«Las audiencias están tomando un papel cada vez más activo y no solo actúan como fuente, sino que ayudan a construir el relato informativo. La gente se posiciona respecto de diferentes problemas y lo hace recomendando o retuiteando. Es su forma de exigir el poder que tiene como audiencia.»

Efectivamente, gracias a las redes sociales y la relevancia que está teniendo Internet en el discurso y en el debate políticos, las audiencias han adquirido la potestad de intervenir en el discurso mediático —siempre dentro de los límites que imponen, en primer lugar, la agenda-setting impuesta por los grandes medios y, además, la influencia particular de cada medio— a través de la influencia que supone la reproducción de ciertos mensajes en las redes sociales y en otros lugares de la Red.

Pero Lafuente, al menos en estas declaraciones para el artículo de la Defensora, no tiene en cuenta, precisamente, la falta de filtros o de crítica de la que adolecen las audiencias, y que las llevan a difundir mensajes o informaciones sin siquiera cuestionar en qué fechas se produjeron, cuanto menos sobre qué tratan esas informaciones o qué suponen esos mensajes.

Pensar que unas audiencias que ni siquiera van más allá del titular van a rescatar por sí mismas una noticia de 2005 para distribuirla por toda la Red y darle de nuevo un carácter de actualidad es, cuanto menos, ingenuo. Y aunque así fuera, ¿cuál es el motivo que mueve a cientos de miles de personas a difundir hoy esta noticia de 2005? El motivo está claro: vincular al PP con estas declaraciones y desgastarlo desde el primer día. Entonces deberíamos preguntarnos qué une a todas estas personas en ese afán de difundir esta información de forma ciega y casi obediente. O más bien quién las une.

Las noticias convertidas en propaganda política, en arma arrojadiza dirigida contra el adversario, y la promoción de mensajes propagandísticos en Internet no constituyen algo nuevo. En las campañas electorales de este 2011, e incluso en los meses previos, ya hemos visto cómo los simpatizantes y afines a diversos partidos, cuando no afiliados o responsables de comunicación de éstos, han creado, promovido y difundido hashtags en Twitter como medio de propaganda a través del eslogan, siempre aprovechando la fuerza de la masa de audiencias/votantes, que colaboran al dejarse llevar por este tipo de mensajes.

Estamos ante una nueva forma de activismo político enfocado a la propaganda. Alguien difunde una noticia antigua con el ánimo de que un titular bochornoso cale entre una opinión pública que ni siquiera mira la fecha de la noticia, cuanto menos el cuerpo de texto. Los activistas del partido (o afines a él) la difunden entre círculos de confianza —que son la base del funcionamiento de ciertas redes, como Facebook—, y éstos a su vez las vuelven a difundir en los suyas, y así sucesivamente. En menos de 24 horas ya tenemos nuestro pingüino.

Se trata de buscarle las triquiñuelas al sistema sin llegar a caer en la ilegalidad o, en este caso, sin que la imagen de cierto partido o actor político se vea perjudicada a través de su asociación directa con este tipo de acciones. Al final, ciertos partidos y actores ganan al desgastar al adversario, como también gana EL PAÍS —en visitas, pues más allá de eso no tiene responsabilidad en este fenómeno—, mientras que el PP sale perjudicado. Y sin embargo, igual que en otros casos como el de los SMS del «pásalo» en los días posteriores al 11M, y aunque todos sabemos que alguien tiró la primera ficha, nadie sabe quién inició este efecto dominó.

F. Álvarez-Ossorio: «Es muy cómodo limitarse a explicar los problemas pero hay que ser valiente y dar soluciones»

El número 1 de la lista del Partido Andalucista para el Congreso de los Diputados por la provincia Sevilla en las elecciones del 20 de Noviembre, Fernando Álvarez-Ossorio, sabe donde se mete. No en vano, es profesor de Derecho de Constitucional en la Universidad de Sevilla, y el grupo de investigación al que pertenece es, precisamente, el de Unión Europea y Estado Autonómico. Esto último, el Estado de las Autonomías, y dentro de él, de forma especial, la andaluza, es algo que defiende a capa y espada como candidato andalucista. En las Cortes, ya como representante, pretende continuar con esta labor de defensa de lo andaluz, también consiguiendo apoyos para sacar adelante las propuestas que nos detalla en esta entrevista.

Parte 1

Parte 2

Parte 3

Entrevista realizada por Gregorio Verdugo y Jesús Rodríguez.

Mucho ruido y pocas nueces: la comunicación política en la campaña electoral del 20-N

Internet se ha convertido en el nuevo escenario en el que los partidos políticos tradicionales están transmitiendo sus mensajes, aunque con más error que acierto. Algo que se traduce en un retumbante ruido y en las ideas ciudadanas que, a pesar de éste, surgen y devienen en alternativas políticas y un sano debate que fortalece la sociedad y la democracia.

Es noviembre de 2011. El día 11, para ser más exacto y simbólico. Un tiempo con una nueva rutina, en el caso de que uno sea periodista. Ya no hay que dar un paseo hasta el quiosco y dejarse los cuartos en periódicos y revistas, ni ojearlos y mancharse las manos de tinta entre el olor a café y tostadas.

Hoy todo es desayunar delante de la pantalla y revisar las portadas de las webs de los diarios —y también la de las ediciones de papel, pero en kiosko.net. Y luego las redes sociales: algo de Twitter, un par de listas —de periodistas y políticos que sueltan eslóganes en forma de hashtags— y, por último, un poco de Facebook, no tanto por oficio, más bien por distracción.

En los titulares aparece una foto que alguien ha hecho con el móvil y ha colgado de inmediato. Hay una bolsita de un color azul llamativo, con el eslogan y el logotipo del Partido Popular. Dentro del paquetito, un surtido de frutos secos. Encabeza la publicación una crítica a este método de propaganda junto a una declaración en defensa del género humano como especie distinta de los monos. Bajo la foto, 16 comentarios de críticas, no sólo al PP, sino a todos los partidos.

Más allá de la crítica a las formas y a lo que se deriva de ellas —“lo criticable es que hagan esto con nuestro dinero y no con las aportaciones de sus afiliados”, decía un comentarista—, lo que más está dejando en evidencia esta campaña electoral es la mediocridad del discurso de los partidos tradicionales, inmersos, más a modo de remolino que de chapuzón con salto del ángel, en la vorágine de las redes sociales en las que su mensaje mitinero y unidireccional queda encallado ante las playas de conversación de usuarios de la Red.

Internet es conversación, y ahora más que nunca. Es una fuente inagotable de información y de canalización de la opinión pública libre y sin barreras. Es la utopía, hecha casi realidad, de la democratización de la expresión de la voz de todos y cada una de las personas. Es un altavoz gigantesco, libre, gratuito, cómodo y —aún no del todo, pero sí potencialmente— universal. Las redes sociales, y antes que éstas los blogs, han contribuido a que la gente de a pie, las masas que hace un siglo eran receptoras pasivas de los mensajes de los media, sean ahora quienes producen un torrente de información, con la paradoja de que esos pocos medios elitistas son quienes se interesan por lo que los usuarios dicen o pueden decir.

Pero, aludiendo al tópico —que siempre tiene algo de cierto—, hay cosas que nunca cambian. Cuesta que los partidos tradicionales alteren sus rutinas, tanto como que desaparezca ese ruido inherente al canal, que ya anticipó Shannon en 1948. Ese preciso carácter abierto que produce el milagro de elevar la red a medio universal la condena a un ruido en el mensaje, en la misma escala exponencial. Hablar de ruido en la Red nos puede traer a la cabeza la natural masificación del canal. Pero ruido en Internet es también el uso que los partidos, voluntaria o involuntariamente, hacen de esta herramienta.

Ustedes lo han visto, como han visto los debates televisivos entre los dos principales candidatos, Rajoy y Rubalcaba, primero, y cinco representantes de los cinco partidos con más representación en el Congreso —PSOE, PP, CiU, PNV e IU—, dos días más tarde. En esas dos citas, especialmente en la primera, Twitter era un hervidero de mensajes sobre el debate, canalizado a través de hashtags diversos que hacían referencia al mismo debate (#debate, #eldebate, etc.), al tiempo que surgían otros de origen y significado ambiguos, como fueron los de #rajoygana o #rubalcabaconvence, que llegaron a ser trending topics y fueron utilizados por el PP y el PSOE, respectivamente, como muestra de que sus candidatos tenían el apoyo de los electores en las redes sociales.

Nada más lejos de la realidad: el ridículo de los equipos de comunicación de los dos partidos fue mayúsculo. Esta interpretación de las etiquetas evidenció que los partidos en absoluto tienen idea de cómo funciona Twitter, de cómo se genera un tag, de cómo llega a ser trending topic y de lo que ello supone. Y, sobre todo, de que detrás de #rajoygana o #rubalcabaconvence puede haber tantas personas mofándose de los candidatos como tuiteros mofándose de los equipos de comunicación del PP y el PSOE a causa del uso triunfalista de estos TT.

Dice mi padre que “detrás de toda mentira siempre hay un poco de verdad”. Y como la mentira es una de las principales armas de la comunicación política, no podemos engañarnos —sería paradójico y cínico— al analizar estos mensajes en las redes sociales. Por eso estamos obligados a tener en cuenta que, tras cada uno de los hashtags con propaganda de uno y otro partido que resuenan en Twitter hay miles de militantes, simpatizantes y fanboys reproduciendo el mismo mensaje con la única intención de que llegue a trending topic y sea lo más visible posible.

Internet es ruido, y lo es más en medio de una campaña política. Es ruido porque los partidos políticos no se han adaptado al canal como debieran, y siguen haciendo una campaña basada en dar voces como en un mitin. Sólo que ahora no están en un estadio sino en una cueva gigante, de proporciones inabarcables, donde cualquier voz es susceptible de multiplicarse en un eco que rebote por todos los rincones, o bien ahogarse sin remedio en una sima a kilómetros bajo tierra y no ser oído jamás. Y es ruido porque la cueva está llena de millones de usuario que retroalimentan este diálogo de trogloditas con el mismo código de grito y, a veces, insulto e infamia. Gente que recibe los mensajes pero no los decodifica en ideas.

Internet es ruido por eso mismo: porque el ruido llama al ruido, y a pesar de éste y de su omnipresencia, la Red es un espacio de ideas y, sobre todo, conversación. Y eso es precisamente lo que los partidos tradicionales no están aportando, no sólo a la campaña, tampoco a la sociedad, que es más importante. No es que los partidos no se hayan adaptado al nuevo canal, que es evidente, sino que están dejando claro que no podían haberse adaptado, porque su mensaje es un montón de fuegos de artificio tras los que no queda más que humo.

Y en Internet todo eso está más que visto. Aquí se discute y se debate, que es lo que quieren los ciudadanos con resaca de escuchar una y otra vez discursos que les llegan por otros siete canales distintos, amén de las bolsas de frutos secos variados. Los tuiteros se organizan para convocar a los candidatos a fin de debatir con ellos, siempre que quieran. Y algunos quieren. Pero los del PP y el PSOE no, pues no es ése el guión del que les han hablado, y no quieren conversar. Lo suyo es el mitin. No piense, aplauda.

Pero Internet no es un mitin: es un ágora en el que las ideas se elevan por encima del mundanal ruido de la inmensa polis global que es la Red. Y en esa polis hay pillaje en forma de comunicación viral, hay pícaros en forma de sátira y humor —negro y blanco— y hay pregones y boca a boca para quien no tiene voz en la Ecclesía. Es lo que ha hecho Equo con su vídeo de campaña: difundirlo a través de Internet, con la ayuda de blogueros y usuarios de redes sociales simpatizantes y voluntarios, ante la imposibilidad de emitirlo en una RTVE controlada por el establishment político del Cretácico Anterior.

Internet es pensamiento colectivo, y es normal que los partidos estén cada vez más perdidos en el mundo virtual, porque los ciudadanos están viendo que su campaña no es más que eslóganes vacíos, imágenes cargadas de marketing y propaganda barata. No hay contenido, ideas o debate, y tampoco ganas de que exista algo de esto. Y de ahí viene no sólo el hastío, también las nuevas formas políticas, como el citado Equo, con un programa hecho de forma abierta exclusivamente en la Red, o los movimientos ciudadanos que han confluido en el 15M o han nacido al albor de éste.

Internet es ideas y también barullo, siempre. Y sí, es verdad que en estos días el griterío es mayor, pero sólo por la campaña. No teman, que es pasajero. Es todo un efecto de los partidos tradicionales lanzados a la búsqueda desesperada del voto, de la única forma que saben y, vista su falta de planteamientos, pueden hacerlo: con mucho ruido y —salvando las de las bolsitas del PP— pocas nueces.

Esteban de Manuel: “Nuestro objetivo es hacer la segunda transición democrática”

Profesor titular del Departamento de Expresión Gráfica Arquitectónica de la Facultad de Arquitectura de Sevilla, Esteban de Manuel, candidato al Congreso de los Diputados por Equo Sevilla, aterriza en la política desde el movimiento asociativo, tras participar en la creación de la plataforma La Sevilla que queremos y la promoción e impulso de diferentes iniciativas sociales más. Este profesor barcelonés de 47 años se siente como un indignado más desde mucho antes de que se iniciara el Movimiento 15-M y esa indignación es la que le ha empujado a dar el paso decisivo de participar en la vida política.

Entrevista realizada por Gregorio Verdugo y quien esto escribe en los jardines del Prado de San Sebastián.

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Parte 2

Parte 3

José Carlos López: «Nunca ha entrado tanto dinero en Almensilla, pero no hemos avanzado en nada»

José Carlos López, candidato de Izquierda Unida a la alcaldía de Almensilla, habla sobre el pueblo y sobre sus propuestas para gobernar su Ayuntamiento en esta entrevista también publicada en Sevilla Actualidad.

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¿Cree que necesita presentación después de tres años como concejal?

Siempre necesita uno presentarse porque siempre hay gente que está menos en contacto con el pueblo y siempre hay gente que no te conoce, aunque yo creo que la mayoría de la gente me conoce.

Y a quien no le conoce, ¿qué le diría sobre usted?

Yo intentaría transmitir, más que sobre mí sobre las ideas que represento, que entraran con una visión más localista en estas elecciones, que se despojen un poquito del voto de las autonómicas y las generales y que concentren un poco más su voto en la realidad del pueblo. Ahí yo creo que nos la llevamos nosotros, porque hemos hecho una oposición buena, somos los únicos que damos publicidad e información de lo que pasa en nuestro Ayuntamiento y en nuestro municipio y creo que ahí la tendríamos ganada. Más, incluso, si se observan las propuestas que llevamos.

¿Qué ha aprendido durante estos tres años en el Ayuntamiento?

Que es un caos. Yo ya lo olía, porque llevo en política toda mi vida y aquí en el municipio más de 15 ó 20 años, pero jamás pensaba que fuera tal caos organizativo, una forma de hacer las cosas chapucera y cateta… Eso es lo que he aprendido en estos últimos tres años. Unas informalidades horrorosas, una poca democracia incluso como institución, y eso es lo que he aprendido.

Y para usted, ¿qué supone encabezar la lista de su partido en estos comicios?

Para mí, primero, y creo que esto lo diremos todos, supone una responsabilidad grande porque para mí es un honor que todos mis compañeros, nuevos y viejos, hayan confiado en mí para que lidere la lista. Por otra parte, me siento también afortunado de que haya muchísima gente con otras ideas y que, en las autonómicas y las generales, votan a otros partidos pero que me conocen, conocen nuestro trabajo, son amigos míos y confían en mí. De hecho, en la presentación de mi candidatura había gente del PP, que querían que dijera que eran del PP, y del PSOE, y eso me hace sentirme bien pero con una gran responsabilidad de no defraudarlos, evidentemente.

¿Por qué cree que sus compañeros y esas personas confían en usted?

Yo creo que es por mi trayectoria política de siempre. Llevo militando desde los 14 años, siempre en cosas de izquierdas. Participo en todo lo que se pueda participar en mi pueblo, porque me importa mi pueblo, mi gente y mis hijos: el APA, la Asociación de Reyes Magos, el Consejo Escolar… Y yo creo que por es por lo que confían en mí. No me he desviado nunca, he mantenido el mismo mensaje, evolucionando pero sin perder la línea de las ideas que hemos defendido siempre. Eso me da la sensación de que transmito seguridad y tranquilidad de que no los voy a defraudar. Otra cosa es la gestión posterior, aunque confío en que, menos aún, los vaya a defraudar.

¿Cómo ve Almensilla?

Lo veo muy desfasado. En pocos años, hemos crecido mucho en habitantes y nada en servicios. Seguimos teniendo servicios de cuando éramos 1.500 habitantes, y eso no ha ido creciendo paralelamente al crecimiento de población. Tres municipales para una población de 6.000 habitantes es algo desfasado. Tenemos un pediatra media jornada, unas veces por la mañana y otras por la tarde… Es vivir con los servicios de 1.000 habitantes con una población de 6.000, y lo veo atrasado y económicamente mal, entrampado en años. Incluso con el mismo dinero procedente de una buena organización administrativa por parte del Ayuntamiento mejoraríamos mucho los servicios.

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Antonio Martín: «Creo que es viable un Gobierno de concentración en Almensilla»

Antonio Martín, candidato del PP a la alcaldía de Almensilla, habla sobre el pueblo y sobre sus propuestas para gobernar su Ayuntamiento en esta entrevista también publicada en Sevilla Actualidad.

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¿Cómo se presenta Antonio Martín ante los almensilleros?

Yo soy natural del pueblo de toda la vida. Nací aquí y aquí he vivido siempre. Desde bastante joven he tenido siempre inquietudes políticas. Empecé pronto a dedicarme a la política, aunque después hubo un tiempo en que la dejé. Últimamente he vuelto a ilusionarme con la política y mis compañeros me han elegido candidato para las elecciones, así que aquí estoy dispuesto a lo que el pueblo me pida.

¿Cuál es su bagaje político?

Estuve de concejal en el año 83, también en el año 87. Llegué a presentarme como independiente y tuvimos tres concejales independientes en el Ayuntamiento. Después me retiré hasta ahora que he empezado otra vez.

¿Qué supone para usted presentarse como candidato del Partido Popular a la alcaldía?

Representa una ilusión de poder ayudar a los paisanos y los amigos y tratar de que en el pueblo se haga un poco más de justicia de la que creo que se está haciendo y mirar un poco más por todas las cosas que hacen falta en el pueblo, que parece que hacen falta bastantes.

¿Cómo ve Almensilla?

Últimamente la veo un poco dejada de todo. Ahora mismo, de lo que más se queja la gente es de la seguridad. Nos hemos quedado con tres policías locales y la Guardia Civil parece que viene poco por aquí. En lo demás también hay mucha dejadez en todo, porque la limpieza deja mucho que desear, los jardines están abandonados, y así está todo. El otro día estuvimos reunidos con los empleados públicos del Ayuntamiento y están todos disconformes con la gestión que está llevando el consistorio. Hace ocho años que no se firma un convenio y no hay relaciones con los trabajadores. Teníamos un servicio de urgencia y nos lo quitaron y llega la tarde y la noche y hay que ir a Bormujos o a Coria. En el Sector F de Santa Iglesia antes tenían una obra pendiente y ahora tienen la obra y la deuda de unos dineros que pidieron para hacerlo. El campo de fútbol es el único de la provincia que aún está de tierra, y si no se pone de césped nos tendremos que ir a jugar a Bollullos porque la ley obliga a que sea de césped. Está todo dejado.

Valore los ocho años de Gobierno de Carlos Ufano.

En un principio, le fue bastante bien, porque le llegó el boom urbanístico y se dejaron caer por aquí muchos compradores de fincas que generaron mucho dinero, lo que ha permitido que haya, más que una gestión, un despilfarro de dinero bastante grande y se han hecho muchas cosas a base de despilfarrar bastante dinero. Ha hecho muchas VPO, pero sin infraestructuras y sin posibilidad de darle vida al pueblo. Solamente ha venido muchísima gente que viene sólo a dormir, porque en el pueblo no hay nada. Y el PGOU lo ha dejado sin aprobar. De ese dinero ha estado dando trabajo hasta que se ha agotado y tiene un trabajadores con un ERE pendiente, trabajando a media jornada y con promesas que no cumple. Y así está, que no ha terminado nada de lo que se propuso.

¿Cuál será su primera medida como alcalde?

La más urgente que tenemos es la de acabar con el problema de los empleados que están en media jornada de trabajo y cerrar el ERE para que empiecen a trabajar y que vuelva la normalidad con los trabajadores. También habrá que ver por qué el PGOU está aún en el Ayuntamiento y solucionarlo, y también que funcionen el servicio de urgencias, la seguridad y la limpieza pública.

¿Hay dinero en el Ayuntamiento para acometer grandes proyectos o ésta será una legislatura de gestionar las arcas públicas y guardar como hormiguitas?

La forma que tenemos nosotros de saber si hay dinero o no es a través de los presupuestos, y este Ayuntamiento nos ha dejado sin aprobar presupuestos durante estos ocho años, y nunca hemos sabido si hay más dinero o hay menos dinero. Ahora, para cumplir un poco con las elecciones, aprobaron el de 2010 a último de año y el de 2011 sigue sin aprobar. Nos imaginamos que dinero habrá poco, más bien ninguno, porque he oído que a los empleados públicos le deben 300.000 euros. Dependemos más de lo que consigamos de otras administraciones, de la Junta, de la Diputación, aparte de lo que que nos corresponda, pero recursos propios apenas tenemos.

¿Volveremos a ver el Ayuntamiento de Almensilla en bancarrota después del 22 de mayo?

Yo creo que es posible que se vea. Habrá que aplicar una ley de gastar lo mínimo posible en todo y conseguir que nos ayuden a salir de estas deudas que tenemos. Yo no sé si podremos incluso vender algunas de las propiedades o solares que tiene el Ayuntamiento, pero no es la fecha de vender. Es muy difícil recuperarnos de la cuestión económica. Dependemos de otros organismos.

¿Piensa rebajar los impuestos municipales?

Sí. Hay distintos impuestos que han caído muy mal en el pueblo y lo primero que tengo que hacer es bajarlos y que el pueblo esté más o menos conforme con lo que está pagando. Por ejemplo, los vados los han subido un disparate a cambio de nada, porque después no se les presta el servicio que conlleva pagar un vado para tener tu garaje libre. Si no prestamos el servicio, por lo menos que sean baratos para que no pase como ahora, que la gente los está quitando. Y a las empresas que, por ejemplo, empleen parados se les permitirá pagar menos para que contraten personas y acaben con el paro en Almensilla.

Respecto al precio de los vados, ¿bajarlo es compatible con que el pueblo cuente por fin con un servicio de grúa municipal?

Sería bastante bueno poderlo poner. Yo creo que las circunstancias no están para ello. No es nada fácil poner un servicio de grúa. A ver si por lo menos podemos poner un servicio de policía local que vigile, denuncie y controle un poco a los que no respetan las señales.

¿Qué medidas tiene pensadas para mejorar la red de transporte público del pueblo?

Sí, es otra cosa que está muy deficiente y habría que tratar de mejorarlo. Este servicio no depende del Ayuntamiento, pero habrá que reunirse con las empresas que lo gestionan y obligarles a que den los mismos servicios que en otros pueblos de alrededor donde hay servicios que los unen con todo el Aljarafe y con el hospital y la universidad de Bormujos, con los que nosotros no tenemos conexión. Sobre todo queremos conexión con Bormujos, pero también con otros pueblos del Aljarafe, como Sanlúcar o Castilleja, a través del circular. Y habría que obligar a la empresa a que nos ponga más servicios que conecten con Sevilla y con el Metro.

Además de intentar incrementar el número de policías, ¿cuáles son sus propuestas para paliar el problema de la inseguridad?

La ampliación de policías conlleva convocar oposiciones y que luego se vayan un año a hacer el curso de policía. Estamos hablando de que tardaríamos dos años como poco en cubrir las plazas de policía local, por lo que habría que recurrir a una empresa privada de vigilancia y que nos hicieran algún servicio extra que no puede hacer la poca policía que tenemos actualmente.

¿Cuál es su propuesta en materia de empleo?

En materia de empleo disponemos de poca posibilidad de emplear, porque desde el Ayuntamiento lo único que tenemos es abrir la bolsa de trabajo e ir empleando a la gente en los servicios que están tan deficitarios y hacer que la bolsa rote y se beneficien todas las personas que están en el paro. Lo primero que habría que hacer es destinar algún terreno para que se pudiera montar naves industriales, aunque no fuera un polígono, pero que en ese terreno hubiera 15 ó 20 naves en que se pudieran instalar empresas y que a esas empresas se les facilitase el terreno barato y ponerle pocos problemas a condición de que puedan ofrecer empleo a las personas y los jóvenes de Almensilla que estén en el paro.

¿Cree que de aquí a 8 ó 10 años es posible que Almensilla cuente con su propio polígono industrial, o al menos con un germen?

Sí, eso ya está medio hablado, los terrenos están cedidos y ya sólo falta empezar a hacer el proyecto y que alguien sea capaz de meterle mano y de hacerlo, porque el Ayuntamiento eso no lo puede hacer. Eso debe hacerlo alguna empresa privada y que pueda sacar eso para delante. El Ayuntamiento tratará de impulsar todo lo que haga falta.

¿Qué ideas tiene para los jóvenes de Almensilla?

Para los jóvenes hay pocos recursos, porque ya la cosa se ha puesto en que ya vamos todos a lo grande, y ahora en Almensilla empezar por algo grande es muy difícil. Se podrán impulsar los temas deportivos, pero en el ocio lo veo muy difícil, porque por todas partes nos han dejado a años de distancia y va a ser muy difícil poder alcanzar lo que ya tienen en otros sitios para el ocio de la juventud. Trataremos de hablar y de conseguir algo pero lo veo muy difícil.

Y en el aspecto de la educación y la cultura, ¿cuáles son sus propuestas?

Pues tengo poquita cosa en ese aspecto, porque pasa lo mismo: depende de que estamos muy atrasados en todo. Queremos poner Wi-Fi público y gratuito en un par de plazas para que la gente puede conectarse a Internet y se potenciará que todos vayan aprendiendo informática. En tema cultural se intentará que se trabaje un poco lo que ya se ha hecho aquí antes, exposiciones de fotografía y de otras temáticas. Pero tenemos pocos recursos para ello.

¿Con cuánta fuerza ve las candidaturas de sus dos contrincantes?

La verdad es que no tengo ni la más remota idea de qué fuerza puede tener cada uno. Yo pienso que va a estar bastante repartido, que vamos a estar muy igualados y que tendremos que hacer un Ayuntamiento entre todos, porque el pueblo nos va a repartir los votos de tal manera que entre todos tendremos que sacar esto adelante. No creo que sea cuestión de que uno gane con tantos votos.

¿Cree que a Agripina Cabello, la candidata del PSOE, puede pasarle factura no sólo la gestión de su predecesor en el Ayuntamiento, sino los escándalos del Gobierno de la Junta y la gestión de la crisis en el Gobierno de la nación?

Claro, por supuesto, no sólo la mala gestión que está haciendo el PSOE en todo sino el cambio de candidato, porque eso siempre le pasa factura al partido. A ella le van a pasar factura ambas cosas y creo que va a perder bastantes votos.

¿Cómo cree que ha sido la oposición que ha efectuado su partido durante estos ocho años?

Ha sido poca oposición pero más bien constructiva, y las cosas que se suponía que eran buenas para el pueblo las ha estado apoyando. Pero no ha hecho oposición porque no ha podido ante la mayoría absoluta que tenía el PSOE.

¿Piensa que el Partido Popular y su trabajo son suficientemente conocidos en el pueblo?

Sí, porque en un pueblo pequeño no hace falta hacer mucho trabajo para que la gente sepa lo que tú has hecho y lo que tú eres. En un pleno que se vota cualquier cosa que sí o que no, al poco tiempo ya se ha enterado todo el pueblo de lo que ha votado cada uno y siempre está enterado de lo que cada uno hace porque la voz se corre muy rápido.

¿Tiene pensado efectuar pactos con otros partidos para llegar a la alcaldía?

No hemos pensado hacer pacto alguno. Lo que sí tengo pensado es que, al igual que hará el pueblo con los votos, tendremos que hacer nosotros con los partidos. Tendremos que repartir un poco los trabajos y entre todos los partidos tendremos que sacar el Ayuntamiento adelante. No creo que sea un Ayuntamiento para que lo saque un partido solo adelante.

¿Apuesta, entonces, por un Gobierno de unidad entre el PP, el PSOE e IU?

Sí, creo que es viable, porque, en primer lugar, al ser los tres candidatos nuevos, hasta ahora no estamos enfrentados. Nos conocemos y nos llevamos bien y por eso creo que es fácil que se pudiera hacer un Gobierno de concentración.