El alcalde de la bulla

De sobra es conocida —en gran medida gracias al torrente sentimentaloide que se desborda en su cuenta de Twitter cada primavera— la devoción cofrade de Juan Ignacio Zoido. Pero esta Semana Santa de calor repentino, de pleno de hermandades en la calle y una Madrugá que ha vuelto a parecerse a los Sanfermines, ha debido de tocar de manera especial la fibra sensible del alcalde de Sevilla. Hasta el punto de que le ha entrado la bulla. Pero no la del Domingo de Ramos, sino la de aquél que siente que le coge el toro.

Entrevista con Juan Ignacio Zoido en el Diario de Sevilla, publicada el 5 de abril de 2015
Entrevista con Juan Ignacio Zoido en el Diario de Sevilla, publicada el 5 de abril de 2015

En una entrevista publicada el domingo en el Diario de Sevilla, el primer edil asegura que «me ha faltado tiempo» para llevar a cabo todo su programa.  Tras las elecciones de mayo de 2011, afirmó que iba a poner la ciudad a funcionar como un reloj, pero ahora desea que las agujas se paren en seco. La metáfora temporal de Zoido ha sido una paradoja en sí misma desde antes mismo de los comicios, merced a un programa electoral que se antojaba irrealizable a todas luces. En realidad, la propuesta del entonces candidato era una colección de medidas concretas que, sin embargo, no constituía un modelo de ciudad, un plan estratégico para sacar a Sevilla de un estancamiento que en los últimos años ha dejado evidentes signos de decadencia.

Zoido, que no tenía mucha capacidad para prometer, lo hizo hasta el exceso. A nadie escapa que la ruinosa situación en que el Gobierno del PSOE e IU dejó las arcas municipales no permitía mucho margen de maniobra, pero estas circunstancias ya eran de sobra conocidas antes de la última llamada a las urnas. La apuesta electoral del PP, que aparentaba ser tan imprudente que el PSOE creó un cronómetro de promesas incumplidas, estaba hipotecada de antemano. El regidor siempre ha defendido con firmeza que ha cumplido un alto porcentaje de su programa. En mayo de 2013 presentó su autobalance de mitad de mandato, un ejemplar de propaganda partidista pagado con fondos públicos y presentado con el sello municipal. Algo que ha intentado reeditar con la nueva campaña, #túhacesSevilla, que la Junta Electoral de Zona ha prohibido.

Hace dos años ya aseguró haber llevado a cabo más del 60% de sus promesas, aunque los principales logros que vendía eran una cuestionable bajada de tasas, un contrato de zonas verdes que se ha convertido en el epicentro del Caso Madeja o los nuevos locales de ensayo para las bandas de música. Aunque en la entrevista del domingo vuelva a insistir en que ha efectuado el 80% de sus medidas, que el alcalde reconozca ahora que «me ha faltado tiempo» deja en clara evidencia no sólo la vehemente defensa que ha hecho de su propio compromiso sino, sobre todo, el fracaso de su gestión: lo que prometió para 2015 no estará si no gobierna otros cuatro años.

Presentación del balance de dos años de gobierno de Zoido en el Ayuntamiento de Sevilla, en mayo de 2013
Presentación del balance de dos años de gobierno de Zoido en el Ayuntamiento de Sevilla, en mayo de 2013

 Zoido ha malgastado buena parte de su mandato en otros menesteres.  Prometió trabajar por Sevilla las 24 horas del día pero se embargó en aventuras tan lejanas de este objetivo como presidir la FEMP y el PP-A, además de ser portavoz del Grupo Popular en el Parlamento de las Cinco Llagas. Cuando estos cargos le han dejado tiempo, el alcalde ha basado su gestión municipal en quejarse de la herencia recibida, un lamento que aún hoy saca a pasear cuando tiene que enfrentar la dura realidad de sus promesas incumplidas. La primera medida del regidor, derogar el plan de tráfico en el Centro, simboliza como ninguna otra su manera de gobernar: desmantelar —en la medida de lo posible— todo lo que oliera a la Corporación encabezada por Monteseirín y Torrijos y dejar el estado de cosas previo, sin presentar soluciones alternativas a los problemas.

La falta de recursos —que siempre ha sido responsabilidad de la coalición de izquierdas, nunca del plan de ajuste impuesto por Rajoy a los ayuntamientos— ha constituido un obstáculo importante, aunque cabe preguntarse si tanto como para sumir en la parálisis al Gobierno municipal con la mayoría más amplia de la historia democrática hispalense. En varios proyectos de peso, el alcalde ha demostrado una alarmante pasividad y laissez-faire que los ha postergado sine die, cuando no condenado a muerte.

Ya se vio cuando Decathlon se cansó de pagar por unos terrenos y de esperar un cambio del PGOU mientras el Ayuntamiento jugaba a dos bandas para ver si construía un pabellón de baloncesto en esa misma parcela. Al final, la empresa declinó crear 150 empleos con una tienda en La Cartuja. Luego Zoido quiso enmendar el entuerto pero fue tarde. Tampoco hay fecha para el Ikea de San Nicolás Oeste, que espera desde hace más de un lustro en parte por la desidia del Consistorio. El Plan Integral de Tres Barrios sigue sin aplicarse y la rehabilitación de Los Pajaritos no se finalizará hasta el siguiente mandato. No se ha puesto un solo ladrillo de las 4.000 VPO —1.000 por año— prometidas para este cuatrienio. Y el Centro Pompidou que Zoido anunció a bombo y platillo para las Naves del Barranco se lo ha llevado Málaga sin hacer ruido. Ahora La Lonja no es un museo sino un mercado gourmet, igual que el de la Puerta de la Carne. Apenas son algunos ejemplos.

Antes que reconocer que  su Gobierno es incapaz de valerse de una mayoría absolutísima para sacar adelante estas iniciativas, Zoido ha preferido escudarse en que «la Junta no me deja» (sic) y mantener una confrontación claramente partidista con la administración autonómica. Es su pretexto para argumentar la renuncia del Consistorio a apostar por proyectos laborales y formativos cofinanciados, como las escuelas-taller, y sobre todo para explicar el estancamiento de numerosos proyectos urbanísticos cuya realización pasa por subvertir el PGOU aprobado en 2006. Valgan como muestra el aparcamiento subterráneo de La Alameda, la venta de la antigua comisaría de La Gavidia para construir un centro comercial, el convenio para dedicar Altadis a fines similares o la conversión de la pasarela peatonal de la Torre Cajasol en vía para tráfico rodado. En los dos últimos casos, el secretario del Ayuntamiento advirtió de la actuación claramente irregular de la Delegación de Urbanismo.

El olvido institucional sigue golpeando a Tres Barrios
El olvido institucional sigue golpeando a Tres Barrios

Los macroproyectos han constituido la verdadera seña de identidad de esta Corporación. El candidato-loseta que rechazó las grandes aventuras urbanísticas y vendió la micropolítica como la vía para levantar una Sevilla exhausta y desordenada no tardó en esfumarse para dar paso a un regidor obsesionado con la grandilocuencia: eventos de masas —Copa Davis, Mundial de Baloncesto—, enormes espacios y edificios a disposición de empresas —mercados gourmet, Sevilla Park, Altadis—, grandes superficies comerciales como única medida para crear empleo y macrocontratos como el de zonas verdes, con 48 millones dedicados a privatizar Parques y Jardines para poder pregonar muchas podas, aunque estén mal efectuadas.

El empeño del primer edil por asociar la creación de trabajo al urbanismo megalómano lo ha llevado a desahogar también en la Junta de Andalucía su frustración por no poder pasar a la historia como el alcalde del empleo, sino sólo como el hombre que soñó serlo. Su más repetida y rimbombante promesa había sido ésta, pero a día de hoy, y a pesar de los datos de leve mejoría a los que todas las administraciones se agarran como a un clavo ardiendo, en Sevilla hay 8.800 parados más que hace cuatro años. Incluso peligra la condición de gran capital, al descender por debajo de 700.000 los empadronados.

En contraste con su cachaza en otros ámbitos, Zoido ha destacado por su entusiasmo y velocidad para anunciar la creación de miles de empleos en la ciudad cada vez que tenía ocasión para ello. Un arrojo que le ha jugado malas pasadas, como cuando prometió la contratación de millares de sevillanos para el rodaje de Juego de Tronos, un extremo desmentido de inmediato por la productora de la serie. O cuando superó las previsiones del mismísimo Puerto de Sevilla y dijo que el dragado del Guadalquivir supondría 20.000 empleos. Una obra que, a pesar de la enconada defensa del alcalde hispalense, yace muerta en el fondo del río. Algo similar le ocurrió cuando anunció en Twitter el establecimiento de nuevas líneas aéreas basándose en una información errónea del ABC. Una metedura de pata que dejó al regidor en ridículo y con una imagen de gobernante que se entera por la prensa de lo que pasa en la ciudad que administra.

Los cuatro años de mandato de Zoido apenas le han dado para poder presumir de haber cumplido algunas de las principales promesas de su programa y casi ninguna de las que hizo sobre la marcha como primer edil. Y eso que algunos de sus logros los ha alcanzado con trampa, como en el caso del Brico Depôt del Higuerón Sur, su buque insignia en la creación de empleo, con 130 puestos de trabajo. El alcalde inauguró esta superficie de 7.100 m² cuando aún no contaba con todas las licencias que exige la Gerencia de Urbanismo.

Tampoco parece haberle cundido todo este tiempo para ofrecer a los sevillanos una explicación razonable sobre el Caso Madeja, los trapicheos sin control en Parques y Jardines, los sobresueldos que presuntamente le pagó Luis Bárcenas, las cuentas de la APPES, el enchufismo en los distritos o la contratación de filiales de Azvi, empresa propiedad de la familia del gerente de Emvisesa y que fue donante irregular del PP.

A mes y medio para someterse al implacable juicio de las urnas, Zoido no puede vender más que su impotencia, aparte de presentarse, en un intento de salvar los muebles, como el alcalde que saneó las cuentas municipales. Una tarea magna, es cierto, pero muy lejana de cualquier otra de la que se hubiera propuesto presumir, no tanto en términos de gestión como electorales, que es lo que apremia a estas alturas. En la entrevista del domingo, como ya hizo en su autobalance de mayo de 2013, el regidor sigue pidiendo paciencia y apoyo porque «lo mejor está por venir». También lo estaba hace dos años. Queda por ver si los sevillanos están ya demasiado cansados de esperar una tierra prometida que no parece cercana por más años que pasen.

Post scriptum

La encuesta de SIGMA DOS que publica hoy EL MUNDO, sobre intención de voto en el las elecciones municipales de Sevilla, revela que, efectivamente, casi la mitad de los que confiaron en Zoido en 2011 están cansados de esperar.

Encuesta de SIGMA2 para EL MUNDO, sobre intención de voto en las elecciones municipales de mayo de 2015 en el Ayuntamiento de Sevilla
Encuesta de SIGMA2 para EL MUNDO, sobre intención de voto en las elecciones municipales de mayo de 2015 en el Ayuntamiento de Sevilla

Sevilla Online 23/09/14: Tres Barrios

Las tres barriadas que componen Tres Barrios constituyen uno de los núcleos residenciales más degradados y abandonados de la ciudad. Gregorio Verdugo y servidor, en nombre de sevilla report, estuvimos en Sevilla Web Radio para analizar el estado de esta zona en el Sevilla Online del martes 23 de septiembre. Este año ha comenzado la reconstrucción  —por el momento, sólo se ha acometido el derribo— de los primeros bloques de viviendas de Los Pajaritos. Sólo la primera de una larga lista de promesas incumplidas por una administración pública que mantiene al barrio abandonado a su suerte desde hace décadas.

Los cimientos de las corralas de Sevilla

Juanjo Cerero / Jesús Rodríguez / Gregorio Verdugo | En los últimos cuatro años se han disparado los números en «ejecuciones hipotecarias». La estadística comienza a mostrar el rostro terrorífico de una realidad que en buena parte aún permanece invisible para la sociedad. Sólo en el último cuatrienio se ingresaron en los juzgados 415.437 peticiones de desahucio, un 413% más que en el período de 2003 a 2007. En la actualidad se llevan a cabo una media de 312 lanzamientos al día. Una barbaridad que arrastra a su paso a miles de familias que ven toda su vida tirada por un ventanal en cuestión de horas.

Andalucía se lleva la palma en este drama, igual que ocurre con otro que está en su misma génesis: la lacra del paro. En dicho espacio de tiempo se ejecutaron en la comunidad andaluza 81.732 desahucios y sólo en el partido judicial de Sevilla, que integran la capital y aquellos municipios cercanos que carecen de juzgados, se producen una media de entre 1.300 y 1.400 cada año.

Toñi, de la Corrala La Utopía

La sentencia emitida por el Tribunal de Justicia de la UE sobre la legislación hipotecaria española ha puesto de manifiesto la nula atención que los grandes partidos han prestado a una normativa que favorece de manera brutal a los intereses de la banca. Cómo se entiende si no que una directiva europea de obligado cumplimiento desde 1993 haya sido ignorada de manera sistemática.

En la ciudad de Sevilla, la respuesta ciudadana a esta cruel realidad se ha articulado alrededor del movimiento conocido como las Corralas, “edificios residenciales ocupados por personas afectadas por el problema de la vivienda con el apoyo de activistas”. Hasta hoy se han constituido once corralas de las que dos han sido desalojadas: La Alegría, sita en la calle Feria, y Conde-Quintana, emplazada entre las calles Conde de Torrejón y Quintana.

Inma, de la Corrala La Liberación

El alcalde de la ciudad, Juan Ignacio Zoido, ha manifestado su rechazo a este tipo de actuaciones. El Ayuntamiento tampoco considera de utilidad adherirse al Fondo Social de Viviendas para desahuciados, una iniciativa que permitirá el acceso a miles de casas ahora en poder de la banca a cambio de un alquiler social. Sólo en la capital son 43 los inmuebles que están listos para ser ocupados de manera inmediata. La excusa que argumenta el alcalde es que su equipo “está estudiando otras medidas”, aunque nadie sabe hasta ahora cuáles.

Mientras tanto, el número de corralas ha ido in crescendo; de hecho, éstas ya son una referencia informativa internacional y cada vez son más las personas que se acercan a los PIVEs (Puntos de Información de Vivienda y encuentro) constituidos por el movimiento 15M en los barrios de la ciudad en busca de auxilio ante una situación dramática que los conduce hacia la desesperación.

Ibán Díaz, profesor de geografía social de la Universidad de Sevilla y activista del movimiento de la vivienda sevillano, cuenta que en la actualidad es la Intercomisión de Vivienda del 15M la encargada de coordinar el trabajo de las diferentes asambleas. Allí confluyen desde el primer momento activistas “que tienen más rodaje y que trabajan aspectos concretos de la vivienda”. Son personas “que vienen de la Asociación Pro Derechos Humanos, la Liga de Inquilinos o plataformas vecinales como la Federación de Entidades de Alcosa”.

La Intercomisión es “el principal espacio de coordinación dentro del movimiento por la vivienda en Sevilla, se ha vuelto bastante visible y está teniendo bastante repercusión social”, afirma Ibán. Su crecimiento en los últimos dos años ha sido considerable. Abarca todas las asambleas que abordan este ámbito, los PIVEs que están funcionando en la ciudad y los grupos de afectados que se van generando a través de éstos y de las corralas, el fenómeno más visible de todos.

Aun así reconoce que el movimiento es bastante más amplio y la diversidad de sus trabajos muy variada. “Hay grupos de gente que trata el tema de la vivienda, sobre todo la rehabilitación de barriadas, que no están coordinados, aunque sí existe comunicación”, asegura. Los grupos de afectados también funcionan de manera independiente en torno a los PIVEs y hay que sumar la gente de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH) de Sevilla “que trata exclusivamente casos de personas que intentan que no les desahucien”.

Además, el movimiento está en un momento expansivo y han surgido corralas en otras provincias. “En Huelva hay una ocupación masiva de 164 viviendas en Almonte que no se autodenomina corrala, pero con la que hay comunicación”, dice Ibán. Otra ha surgido en Málaga y se mantiene comunicación fluida con las plataformas de Stop Desahucios de Córdoba y Granada y con la PAH de Málaga.

María, activista que desarrolla su labor en el PIVE de Mairena del Aljarafe, lo describe como un lugar en el que “lo que pretendemos es tener un punto en el que todo el mundo que tenga cualquier tipo de problema con la vivienda pueda acudir para entre todos buscar soluciones a cada uno de los casos”. No sólo se trata de asesorar legalmente a través de un abogado y una chica “que entiende de leyes”, sino del empoderamiento del ciudadano después de acudir allí por primera vez. “El primer día vienen llorando y desesperados —cuenta— y ahora los ves y están contentos y tienen ganas de luchar y de seguir adelante”.

En el PIVE de Mairena del Aljarafe trabajan ahora mismo entre diez y doce personas de manera permanente, más los afectados que se integran y ayudan a los demás. “Es un trabajo muy completo que no se queda en decirles qué pasos tienen que seguir legalmente para resolver un poco la situación, sino que hace que la gente adquiera confianza en sí misma para lo que sea”.

En Mairena, como en muchos de los pueblos de los alrededores de la capital, la gente no vive allí, no se siente del lugar y no quiere luchar por el pueblo, lo que hace mucho más difícil la labor y que los logros cuesten más trabajo. “Al principio fue un boom y teníamos asambleas de 200 personas, pero poco a poco cada uno se ha ido yendo a su vida”, lamenta María.

Antes de poner este PIVE en funcionamiento acudieron a la Intercomisión de Vivienda del 15M y a otros Puntos de Información, como el de Triana, para asesorarse. Fue allí donde se inspiraron para trazar un plan de acción. “Nosotros no queríamos funcionar como una consulta de abogados, sino como un grupo de gente buscando soluciones conjuntas”. Desde sus inicios no han podido volver a ir a las asambleas por falta de personal, pero ahora “que ya empezamos a tener a más gente que está viniendo a echarnos una mano” están tratando de fortalecer la interconexión, porque “siempre hemos estado un poco aislados en Mairena”.

Por ahora no tienen casos de desahucios. Predomina la dación en pago, porque uno de los problemas que les acucian es que “la gente acude a nosotros bastante tarde, aunque siempre hemos intentado solucionarlo antes del desahucio”. María reconoce que hay gente a la que han echado, pero antes se ha negociado la dación en pago. “La mayoría de ellos vuelven a hacinarse con sus familiares”, afirma.

Desconocen el número de viviendas que hay en el pueblo, aunque están seguros de que “son muchísimas”, y no tienen comunicación alguna con el Ayuntamiento. Sí colaboran con Asuntos Sociales, que les desvía los casos de vivienda que le van llegando, pero ellos tampoco están bien con el consistorio, porque “el Ayuntamiento de Mairena es azul, muy azul”.

Arasay, de la Corrala Conde-Quintana

Para Ibán Díaz, el primer obstáculo al que se enfrentan las corralas es “que no se desalojen inmediatamente, lo que, si se hace bien, hay bastantes posibilidades de que se tenga que seguir un proceso legal que permita un período de tiempo para buscar algunas soluciones”. Además está el problema de la luz y del agua, que hace que “en algunos casos la gente de las corralas lleve hasta diez meses sin suministro, lo que complica bastante las cosas”. Es lo que ocurre en la corrala La Utopía, con 36 viviendas ubicadas en un bloque de cuatro plantas, al que la empresa municipal de aguas, Emasesa, cortó el suministro en al menos dos ocasiones (una y dos). Hoy, “subir el agua a las casas es una situación complicada”.

Por otra parte, surgen los problemas lógicos derivados de las dinámicas de convivencia, “aunque hay activistas trabajando permanentemente con ellos este tipo de cuestiones”. Ibán cree que “el mayor obstáculo es plantear una solución, ver qué salida se le da a esa ocupación”. Por lo general se busca una solución negociada con los propietarios que permita dar estabilidad a las corralas y conseguir agua y luz de forma legal. Se están haciendo algunos avances: hay procesos de negociación abiertos y algunos parecen que van a llegar a buen término.

Cuando se le pregunta por qué no han intentado ocupar las antiguas viviendas del parque social de OTAINSA, desmantelado en septiembre de 2011 por el Gobierno de Zoido, Díaz responde que “algunas no están rehabilitadas y no reúnen las condiciones mínimamente dignas, por lo tanto no se pueden meter familias allí”. Otras, como las del Corral de la Encarnación, en Pagés del Corro, están en proceso de ser utilizadas, “por lo que en caso de ocuparlas crearíamos un conflicto con otra familia que también tiene derecho a tener acceso a una”. También argumenta que hay otras casas en diferentes edificaciones que tampoco reúnen las condiciones para hacer una corrala, “pero si nos enteramos de que hay un bloque que está vacío y de que son viviendas del Ayuntamiento sin adjudicar lo ocupamos seguro”, afirma.

La oposición de los poderes públicos a este movimiento ha sido constante desde su inicio. Además de torpedear el acceso a servicios básicos como agua y luz, incluso durante una ola de calor y usando a la Policía para impedir llenar garrafas en fuentes públicas, la amenaza de un desalojo ha estado planeando sobre las familias que comenzaron a instalarse en estos edificios hace ya casi un año. El empeño de la Corrala Conde-Quintana, ubicada cerca de La Alameda, ha sido la segunda y, por el momento, la última víctima de una cruzada contra una realidad inexorable por parte de un rey menudo pero valiente que sigue estando desnudo. Ante la inmovilidad del legislador, la ciudadanía ha asumido que la solución debe provenir de su propio esfuerzo continuado. Desde el pasado miércoles 13 de marzo, la última corrala, bautizada como La Unidad, se erige en El Cerro del Águila.

La Junta sigue sin pagar las ayudas a la dependencia

sevilla report | Ha pasado casi un mes desde que la Asociación Sevillana de Unidades de Estancia Diurna (ASUED) comenzó el pasado 18 de junio sus protestas frente a la sede de la Agencia de Servicios Sociales y Dependencia de la Junta de Andalucía en la avenida de Hytasa de Sevilla. En este tiempo, las 20 empresas y cooperativas que componen han visto cómo otras de distintos puntos de Andalucía se les han ido sumando hasta que en la mañana de ayer se concentraron unas 150 personas de Sevilla, Huelva, Córdoba, Málaga y algunos puntos de Cádiz frente a la sede de la Agencia.

La situación de impago que sufren las unidades de día y las residencias, de la que ya informó en exclusiva sevilla report, se prolonga con los días, a pesar de que desde hace mes y medio los responsables de la Agencia y de la antigua Consejería de Igualdad y Bienestar Social, ahora integrada en la de Sanidad, han incumplido semana tras semana las continuas promesas de que el pago se iba a realizar en los siete días siguientes. A pesar de que hace algo más de un mes se efectuaron los pagos del mes de marzo, la deuda aún asciende a tres meses (abril, mayo y junio), mientras que en el caso del programa de fin de semana para las unidades de día, el cual no está incluido en la Ley de Dependencia sino que es un programa aparte, los impagos se remontan al mes de enero.

La información completa, en sevilla report.

La encrucijada de Izquierda Unida en Andalucía

Foto: @likordelpolo

sevilla report | El de los recortes que va a aplicar el nuevo Gobierno de la Junta de Andalucía está siendo el primer culebrón de un verano que se presenta bastante calentito en lo social como en lo político, y no precisamente por el viento que abrasa la cara en las tardes de Sevilla, o porque las noches de nuestra ciudad sean más infernales que los días en buena parte del país.

El final de esa larga culebra, a modo de corolario, es la disputa interna de Izquierda Unida a causa del apoyo de la dirección del partido, encabezada por Valderas, vicepresidente del Gobierno andaluz, a los recortes contemplados en el plan de ajuste de la Junta de Andalucía, con una reducción de 747 millones en las nóminas de los funcionarios autonómicos.

Durante la última semana, las críticas contra este apoyo entre las bases del partido se han sucedido desde el clamor inicial hasta sofocarse en cierto modo tras la última reunión de la dirección de la coalición en Andalucía. Incluso los críticos con el sí de Valderas a los recortes, caso del vicesecretario general del PCA, Juan de Dios Villanueva, han aceptado esta postura como conveniente.

Al fin y al cabo, todos tienen claro que la disolución del Gobierno bipartito es una opción impensable en estos momentos, a pesar del órdago que, en un principio, lanzó Valderas poniendo sobre la mesa la ruptura del pacto. El propio vicepresidente andaluz pone de manifiesto la cruda realidad en su carta dirigida la militancia el pasado viernes: “Para avanzar socialmente debemos seguir siendo una fuerza de lucha y de Gobierno”. También Villanueva, desde su postura crítica, deja muy claro ya en el título de su artículo en la web del PCA de Sevilla que “no se trata de «Gobierno sí» o «Gobierno no», sino de cómo se gobierna”.

El resto del análisis, en sevilla report.

Los impagos en dependencia también afectan a las residencias de Sevilla

sevilla report | Dos cerezos frondosos de hojas cárdenas flanquean la entrada de la Residencia de Mayores Siglo XXI. “Son franceses», nos cuenta Javier Granado, el director, «dan cerezas cada tres años, y están muy buenas”. Por delante, un amplio y cuidado jardín de casi 40.000 metros cuadrados se ofrece al paseo por entre una amplia variedad de árboles y plantas.

“Ahora tenemos una invasión de abejas», nos dice mientras nos acompaña al cobijo de las sombra. «Hay dos fincas cercanas que tienen panales y no les ponen el agua que necesitan y cuando regamos el césped y los árboles nos invaden. Hemos puesto un barreño allí, para que se concentren en un solo lugar y no estén por todo el jardín con los abuelos paseando. Es muy peligroso”.

Javier nos señala un barreño de cinc colocado bajo la sombra de uno de los pinos a cuyo alrededor revolotean cientos de abejas que se posan para tomar el agua que necesitan y marchase de nuevo al panal del que provienen. “Hemos ido al Seprona y al Ayuntamiento para que nos den una solución, pero han hecho oídos sordos a nuestras peticiones y hemos tenido que improvisar lo del barreño”.

La Residencia de Mayores Siglo XXI está ubicada en el kilómetro 160 de la carretera de Alcalá de Guadaira a Utrera, en Sevilla. Javier se queja de que la misma desidia que se ha encontrado por parte de la administración con el problema de las abejas se repite con la deuda que la Junta de Andalucía tiene contraída con ellos.

El complejo cuenta con 50 plazas de las que 40 son concertadas. Desde marzo de este año la administración andaluza no les abona las mensualidades, lo que supone ya un montante de deuda de más de 70.000 euros, a unos 25.000 euros por liquidación, ya que la instalación tiene unos gastos fijos mensuales de 35.000 euros. A pesar de ello “a los trabajadores no se les debe nada actualmente, aunque ya hemos mantenido una reunión con ellos para que sean conscientes de la situación que estamos atravesando”.

El resto de la información, en sevilla report.

Amenazas de cierre en las unidades de estancia diurna de Sevilla

sevilla report | Sevilla no es una metrópolis habitual, acaso ni siquiera una gran ciudad. Es más bien un pueblo grande, como dicen los mismos sevillanos, y esto tiene sus defectos, y también sus ventajas. A falta de un barrio chino, uno de esos elementos comunes que hacen de las grandes urbes entes más o menos homogéneos, la ciudad tiene en el barrio de Sevilla Este su propio Lejano Oriente. Por eso uno no debe extrañarse de que en una de las entradas al mayor de los sectores hispalenses esté la calle Marathon, como símbolo macabro de la caminata que debe emprender quien quiera visitar esta zona de la ciudad, o de que en esa misma vía se encuentre una unidad de estancia diurna para mayores cuyo nombre, Alcira, hace referencia de forma inmediata e inevitable a otro oriente: el Levante español.

Es media mañana y en la puerta trasera, resguardados del sol que ya escuece en la piel bajo unos soportales, hay dos hombres hablando por teléfono, cada uno en su móvil de espaldas al otro, cual dúo despechado a lo Pimpinela. Son el director de la unidad, Rafael Cueto, y su mano derecha, José Carlos Marqués, director de Macaghe, una empresa externa que proporciona los servicios de distintos tipos de profesionales: psicólogos, trabajadores sociales y fisioterapeutas.

La Unidad de Estancia Diurna (U.E.D.) Alcira, como muchos centros de este tipo, está sufriendo las consecuencias del impago de varios meses por parte de la Junta de Andalucía, con quien tiene concertada la prestación del servicio de atención a mayores. A pesar de que en los últimos días «recibimos un pago», cuenta Rafael, «ahora mismo nos deben tres meses», la misma cantidad que la administración adeuda a otras unidades de ASUED, la asociación a la que pertenece.

Alcira tiene disponibles plazas para 38 usuarios. Sin embargo, desde que la unidad abrió sus puertas en 2008, «realmente nunca hemos conseguido pasar de 14», admite Rafael, al tiempo que asegura que «la situación está bastante difícil» con ese número de ancianos, pues no todos están concertados y, además, «tenemos gente que hemos cogido como si tuviéramos la plaza concertada, sin tenerla, estamos cobrándoles el copago, la parte proporcional de su pensión, como si fuera con plaza concertada», por lo que «encima de que son pocos, la ganancia es mínima».

Desbordado por las deudas, acosado por los préstamos y agobiado por el hecho de que el dueño del local ya lo ha llevado ante los juzgados por no abonar el alquiler -una nueva denuncia supondrá una orden de desahucio inmediata-, Rafael lamenta que todos estos problemas están «causados por los impagos de la Junta de Andalucía». Sentado en una de las mesas de su unidad, con ojeras bajo una mirada que delata un tremendo hastío, confiesa que «nos está costando mucho esfuerzo y ya estamos pensando en echar el cerrojazo y atrincherarnos en la vivienda para que no nos la quiten».

Tanto Rafael como su socia, Ana Caballero, invirtieron más de 300.000 euros para poner en marcha la unidad. Cuatro años más tarde, con ésta abocada a la quiebra por los impagos de la administración, están no sólo a punto de perder el negocio al que han dedicado tantísimo tiempo, dinero, esfuerzo e ilusión, sino lo que establecieron como aval ante el banco a fin de que éste les concediera un préstamo: «casas familiares, de mis padres y de los suyos». Entre todas las angustias que lo atenazan está la de que «si mi padre ha apostado por mí, yo no puedo perder la vivienda de mis padres, pero tampoco puedo perder la vivienda de los padres de mi socia». Al final, también Rafael recita esa horrible sentencia que, en pocas palabras, refleja la realidad oculta de esta crisis: «es que se quedan familias en la calle».

La información completa, en sevilla report.

Unidades de día de Sevilla denuncian varios meses de impago por parte de la Junta

sevilla report | Varias unidades de estancia diurna concertadas protestan contra los impagos de las ayudas a la dependencia por parte de la Junta de Andalucía desde hace tres meses. El próximo lunes inician un calendario de movilizaciones y distintas acciones con el fin de solucionar la situación.

En la fachada de la Unidad de Estancia Diurna Buhaira, en la calle del Pueblo Saharaui de Sevilla, hay dos ventanas con sendas rejas blancas. Y en medio de esas ventanas, colgando de dos cordeles, está sujeta una sábana. Su blanco no es inmaculado como el de las rejas. Está manchado con un grito desesperado: «la Junta no nos paga, nos llevan a la ruina».

Es ya el tercer mes que esta unidad de día está prestando un servicio sin haber cobrado las ayudas a la dependencia que la Junta de Andalucía destina a los centros concertados, algo que es imprescindible para la atención a los mayores. Mari Ángeles Valverde, psicóloga y una de las responsables de la gestión de la unidad, admite que «llevamos tres meses sin cobrar, tanto la unidad como los trabajadores». Concretamente, los meses que les adeuda la Junta son los de marzo, abril y mayo.

No obstante, Mari Ángeles reconoce que «nunca hemos tenido estos problemas hasta ahora», ya que antes de darse la situación actual «nos han estado pagando de forma regular, a los 30 días». Es la misma explicación que da María Jesús Rodríguez, directora de la U.E.D. Jovial, en la calle Galicia del Cerro del Águila. «Hasta hace un año pagaban puntualmente, tardaban entre 30 y 40 días en abonar la liquidación», explica, «pero a partir del verano pasado comenzó a dilatarse el plazo y empezamos a tener retrasos en los pagos».

La información completa, en sevilla report.

Dependientes de las nóminas

sevilla report | Los trabajadores de la residencia de mayores Manuel Ridruejo Muñoz, en Sevilla, acuden cada día a su puesto de trabajo cargados con la losa de no haber cobrado las nóminas de los dos últimos meses y otras tres de 2011. Enmarañados en la retahíla de excusas de la asociación que gestiona la residencia, viven con la incertidumbre de no saber hasta cuándo sobrevivirán mientras emplean sus diezmadas fuerzas en no dejar desamparados, a pesar de los impagos, a los ancianos residentes del centro.

Daniel Martínez es uno de esos cientos de miles de jóvenes sevillanos arrollados por el vendaval de una crisis que no les ha dado ni una mísera oportunidad de anticiparse o sobreponerse y que los ha dejado desguarnecidos en medio de una tormenta que no amaina, desnortados, sin saber muy bien quién son ni dónde están o en qué lugar se encuentra el camino por el que se sale de esta nada.

Cuando conversas con Daniel, el tono de su voz, su mirada dispersa y a veces cabizbaja, su relato preñado de silencios, todo él se convierte en un gran interrogante que encierra un implacable “por qué” en sus entrañas. A sus treinta años, continúa viviendo con sus padres. “Siempre he vivido con ellos, excepto cuando estuve independizado durante un año, hace cuatro, con mi novia”. Lo dice con el regusto amargo de la nostalgia en los labios.

Ambos adquirieron una casa en Albaida del Aljarafe (Sevilla), con el correspondiente préstamo adjunto para poder pagarla. Cuando la relación entre ellos se quebró, la hipoteca quedó dividida entre los dos de una forma salomónica, pero ahora, tras siete años cargando con ella, Daniel apenas puede afrontar el pago. “Llevo ya dos meses sin pagar, y estoy pensando en dejar de hacerlo porque no puedo; sé que me puede traer consecuencias gravísimas, como ser moroso el resto de mi vida, pero es que no tengo para pagarla”.

A pesar de todo, Daniel se puede considerar en cierta manera afortunado de no pertenecer a ese trágico 31% de jóvenes entre 16 y 30 años -1,6 millones en total- que se encuentran en paro. Él sí tiene empleo. Trabaja desde hace tres años como educador social en la residencia de mayores Manuel Ridruejo Muñoz de Sevilla. No obstante, tanto él como sus cerca de 70 compañeros llevan sin cobrar dos meses (marzo y abril), además de otros tres que les adeudan desde el año pasado (febrero, marzo y la paga especial de junio).

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