Zoido se va por las ramas

J. Cerero / J. Rodríguez / G. Verdugo | “En la Transición hubo que traer a un experto extranjero para que diera clases de poda a los jardineros municipales tras las protestas ciudadanas por las mutilaciones más que podas que practicaban a los árboles”. La anécdota la cuenta Manuel Jesús Florencio en uno de sus artículos y refleja a la perfección la caótica situación que ha atravesado desde siempre la conservación y mantenimiento de patrimonio verde de Sevilla.

Lo ocurrido en Almirante Lobo es sólo un ejemplo más. Muchos sevillanos desconocen que ésta no es la primera ni la segunda vez que ocurre algo así: desde el mes de noviembre pasado se han producido siete talas de este tipo en distintos barrios. Teniendo en cuenta que tanto los expertos en arbolado como los propios políticos dicen que cortar el árbol es siempre la última opción, esta forma de actuar, de “cortar por lo sano” —nunca mejor dicho—, es una prueba más de un problema que viene de lejos.

La privatización progresiva del servicio de Parques y Jardines en los últimos años, que comenzó Monteseirín y ha aumentado con Zoido, no ha supuesto una mejora en la calidad del servicio, sino más bien todo lo contrario. A raíz de la adjudicación del macrocontrato de 48 millones para el mantenimiento y conservación de las zonas verdes y el arbolado de la ciudad, adjudicado por el alcalde en septiembre de 2012, esta evidencia se hecho más patente todavía.

La llegada del Partido Popular ha supuesto una ampliación en las hectáreas mantenidas por el Ayuntamiento de Sevilla. Ahora son casi el doble que en la época de Monteseirín: 879,5 frente a 473. Sin embargo, el reparto de tareas entre las contratas y el personal propio de Parques y Jardines inclina aún más la balanza hacia el lado de la privatización. El porcentaje de zonas mantenidas por operarios municipales ha descendido del 17% al 11% —a pesar de que han rescatado el Parque de los Príncipes debido al calamitoso estado en que lo dejó la contrata responsable—, mientras que las gestionadas por las empresas concesionarias han pasado del 83% al 89%.

Las consecuencias de este “desmoche” del servicio municipal de Parques y Jardines se han visto reflejadas a nivel presupuestario. En el período comprendido entre 2011 y 2014 las partidas destinadas a dicho servicio se han incrementado un 123%, sobre todo por el aumento del 145% —de 5,4 a 13,2 millones— en el dinero disponible para externalizar este tipo de trabajos.

Estas decisiones han supuesto la disminución del personal dedicado al mantenimiento y cuidado de las zonas verdes, que ha sido cuantificada en un 40% por parte de los sindicatos. A ello hay que sumarle la falta de control sobre el trabajo que efectúan las contratas, algo de lo que ya informó sevilla report en noviembre de 2012 y que permitiría conocer si se cumplen las condiciones establecidas en los pliegos.

Además, se ha producido un incremento del malestar ciudadano provocado por las podas mal efectuadas y el mantenimiento insuficiente. Esta situación ha puesto en entredicho la profesionalidad de los técnicos responsables del servicio; los políticos han aprovechado la oportunidad para descargar en ellos la responsabilidad y evitar rendir cuentas ante los ciudadanos.

Lo que se ha hecho público hasta el momento del caso Madeja pone sobre la mesa una evidente contradicción: los técnicos que deben controlar el trabajo de las empresas privadas son, a su vez, los encargados de valorar las ofertas que se presentan, como reconoció en su día Maximiliano Vílchez. La jueza Alaya vio en esta contradicción la fuente de una posible connivencia entre ambos actores a cambio de dádivas en metálico o en especie. Para más inri, fuentes internas del servicio aseguraron a este medio que los inspectores están prácticamente relegados de sus tareas, lo que propicia que se den este tipo de situaciones anómalas.

Otro de los focos de debate es la idoneidad de usar plátanos de indias en una ciudad como Sevilla. Algunos expertos aprueban su uso, siempre que se les provea de un adecuado mantenimiento; otros, como José Elías, que ha estado 49 años al frente del servicio de Parques y Jardines, sostienen que esta especie es desaconsejable por su propensión a sufrir enfermedades y plagas que provocan el desprendimiento de ramas, así como a la suciedad que desprenden.

En declaraciones a El Correo de Andalucía, Elías apostó por sustituirlos por otras especies autóctonas como el almez. El ex responsable del servicio reconoció que un alto porcentaje de los plátanos de sombra de la ciudad “están enfermos”. Pero también lamentó la ausencia de una política municipal de cuidado del arbolado “desde siempre” y echó en falta la elaboración de un plan específico para ello, algo de lo que ya alertó en un informe emitido nada menos que en el año 2000.

El máximo responsable de todo este galimatías, al menos en la actualidad y en su calidad de Alcalde de la ciudad, es Zoido. En primer lugar porque aseguró que ese modelo de gestión —el macrocontrato con empresas privadas— era la solución a todos los males endémicos del mantenimiento de los jardines y árboles de una ciudad que tanto los necesita. Además, Zoido prometió en campaña electoral que no se talaría un solo árbol sin su permiso expreso y que se incrementaría el arbolado viario, se realizarían actuaciones de mejora de las zonas verdes.

Ramas abandonadas en la acera por operarios de una contrata tras una poda de árboles en Los Remedios
Ramas abandonadas en la acera por operarios de una contrata tras una poda de árboles en Los Remedios

Su respuesta ante la polémica suscitada por las diferentes talas de arbolado que se están llevando a cabo ha sido la de irse por las ramas. Si se repasan una a una las excusas esgrimidas para justificar lo ocurrido en Almirante Lobo se puede comprobar no sólo que ha ido cambiándolas a su antojo y sin criterio alguno, sino que son del todo absurdas.

Una de ellas es que los árboles imposibilitaban la visión de la Torre del Oro desde la Puerta de Jerez, razón por la cual se vería obligado a talar media Sevilla. Otra, que los ejemplares estaban enfermos y que eran insalvables para evitar caídas que pusieran en peligro la seguridad ciudadana. Como refleja la prensa local de estos días, diferentes expertos han manifestado que esta justificación no tiene base científica, ya que si el árbol se encuentra enfermo existen otros procedimientos antes de uno terminal como la tala. Alguno de ellos incluso ha reseñado que una poda de mantenimiento inadecuada puede ser la causa de enfermedades innecesarias en los árboles y que en el caso de los de sombra “se están maltratando de forma sistemática”.

Otra de las excusas esgrimidas ha sido que los ejemplares tenían las raíces enroscadas en las tuberías y canalizaciones, algo que cuesta creer cuando justo al lado se hizo un aparcamiento subterráneo y no se detectó ese problema ni se taló ningún árbol, siendo de la misma especie que los ejecutados en Almirante Lobo.

Ante la presión ciudadana, Zoido optó por poner la pelota en el tejado de los funcionarios de Parques y Jardines, afirmando que no ha hecho sino ejecutar lo que le dicen los técnicos en los informes. Y eso que dijo que iba contar con los funcionarios durante su campaña electoral. Los sindicatos no se han hecho esperar para criticar públicamente que el alcalde ponga en duda la profesionalidad de los funcionarios.

Además, fuentes internas del servicio aseguran a este medio que la orden proviene de Vílchez “como mínimo”, y que ningún técnico por su cuenta puede ordenar una tala en un informe “porque rodarían cabezas”. Dichas fuentes son tajantes al afirmar que tanto el jefe del servicio como el director de Medio Ambiente “cumplen órdenes” que vienen directamente de arriba y aseguran que “cortar un árbol siempre es la última solución; antes, hay otras”.

La falta de control a las contratas de Parques y Jardines siembra Sevilla de árboles caídos

Este reportaje fue publicado en sevilla report el 12/11/2012 bajo el título de «Caminar por Sevilla mirando al cielo»

Desde los meses del verano, Sevilla ve cómo sus calles y aceras albergan cada vez más ramas y troncos de plataneros, tipuanas o paraísos desmoronados en el viario público. El Ayuntamiento defiende la labor de las empresas privadas designadas para el mantenimiento de zonas verdes en virtud del contrato de 48 millones de euros licitado en mayo, pero trabajadores de las concesionarias y de Parques y Jardines apuntan a una mala gestión que se une a una falta de control por parte de los técnicos de la empresa municipal.

Lo que no se ve de este reportaje

  • 36 días de trabajo
  • 10 fuentes consultadas
  • 3 visitas a Parques y Jardines
  • 4 visitas al Registro del Ayuntamiento
  • 27 llamadas de teléfono
  • ~400 kilómetros en coche
  • 20 horas de transcripción de entrevistas
  • 30 horas de redacción y edición

J. Cerero / J. Rodríguez / G. Verdugo | El pasado día 27 de septiembre, a Alfonso Sánchez Vázquez, de 51 años, se le olvidó pasear por las calles de Sevilla mirando al cielo. Eran las 19.45 y cruzaba la calle Laraña bajo la lluvia acompañado de su hijo, de 15 años de edad, cuando escucharon unos gritos seguidos de un crack y una rama de platanero de enormes dimensiones se les desplomó encima. “Esto se veía venir, mira que se ha dicho veces, cualquier día iba a pasar”, recuerda que comentaron algunos de los presentes.

La rama golpeó a Alfonso en en el hombro y en la espalda. Su hijo salió ileso del altercado por los pelos. “La cosa no fue peor porque los paraguas amortiguaron el golpe”, contó después. Las personas que presenciaron el incidente llamaron a la Policía Local, que se personó en el lugar de los hechos, tomaron nota de sus nombres y los de los testigos y levantaron el atestado correspondiente. Preguntaron a Alfonso si necesitaba una ambulancia. “Le dije que no, porque yo notaba cómo mi hijo estaba preocupado por mi estado de salud”.

La rama que cayó sobre Alfonso y su hijo el 29 de septiembre, en la calle Laraña.

El día 3 de octubre, Alfonso acudió a la Jefatura de la Policía Local y formuló la denuncia contra el Ayuntamiento de Sevilla indicando que hubo atestado y aportando los partes de lesiones, unas fotografías de lo ocurrido e hizo constar que creía que eso era debido a una falta de mantenimiento y poda reglamentarias del arbolado. También solicitó en el Registro de Entrada una copia del informe policial y del atestado. La Policía le informó de que, una vez formulada la denuncia, en unos 15 días recibiría un informe. A día de hoy, todavía no ha recibido respuesta y está esperando a que pase el plazo preceptivo del silencio administrativo para denunciar al Ayuntamiento por la vía civil y pedir daños y perjuicios.

Este incidente no ha sido el único que se ha producido en fechas recientes en la ciudad de Sevilla. Incluso se podría afirmar que viene siendo más frecuente de lo habitual. Tanto en la prensa local como en las redes sociales se han constatado desde el pasado agosto numerosos casos de caídas repentinas de ramas e incluso de árboles completos sin razón aparente.

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Ya el 22 de agosto, en plena canícula veraniega, una rama de enormes proporciones se precipitó sobre una farola fernandina que sirve de sostén a la alimentación eléctrica del tranvía en la Avenida de la Constitución y que lo mantuvo inactivo durante una hora al obstaculizar su paso. Sólo la reparación de la farola de diseño costó a Tussam 1.896,53 euros, aunque el importe final de la factura, con el 21% de IVA, asciende a 2.294,80 euros (imagen JPEG, 6 MB). Cuatro días después, el 26 del mismo mes, otra rama cayó de manera inesperada sobre la fachada de la Iglesia de la Anunciación, en la Plaza de la Encarnación, en pleno centro histórico de Sevilla. Por suerte, no se produjeron daños materiales ni tampoco personales.

Con la llegada del otoño y las primeras aguas los desprendimientos de ramas del arbolado de la ciudad se multiplicaron. El 4 de octubre cayó otra rama de uno de los árboles de Afán de Ribera, en la barriada del Cerro del Águila. Los vecinos comentaron que fue debido al mal estado del arbolado. El presidente de la asociación de vecinos, Tomás de Soto, manifestó entonces que algunas ramas de los paraísos “están podridas por dentro” y “poniendo en riesgo el tránsito de los ciudadanos por esta zona”.

Ese mes ha sido nefasto en cuanto a este tipo de sucesos. El 20 de octubre se produjo uno en la esquina de la calle Pablo Iglesias con la calle Samaniego, cerca de la estación de Santa Justa. Cuatro días después, un matrimonio que circulaba en coche por la calle Juan Pablos, en El Porvenir, vio cómo un platanero se precipitaba sobre el vehículo en el que viajaban. Por suerte, ambos resultaron ilesos, ya que el tronco impactó sobre el capó.

El día 25, sendas ramas de platanero y tipuana se precipitaron sobre la vía pública en la calle Gonzalo de Bilbao y en la plaza Ponce de León respectivamente. También los vecinos y transeúntes de la calle Arcos fueron testigos de cómo la calzada fue acordonada tras desplomarse otra rama de una enorme tipuana sobre otro coche estacionado. Al día siguiente se pudo observar cómo las lluvias habían dejado diversas ramas de tipuana esparcidas por el suelo en el entorno de la estación de Plaza de Armas. Finalmente, el 4 de noviembre una gran rama de paraíso se desgajó sobre un parque infantil y varios vehículos estacionados en la esquina de las calles Celestino Tejero Jiménez y El Gomari, en el barrio nervionense de Ciudad Jardín.

Esta reiteración de casos en apenas un mes comenzó a sembrar en la redes sociales la sospecha de que algo extraño sucedía con el arbolado de Sevilla.

Este medio se interesó por conocer si existían más casos de caídas de ramas, sobre todo con víctimas mediantes, y por ello solicitó a través del Registro del Ayuntamiento (imagen JPEG, 9,2 MB) la estadística de atestados tramitados por la Policía Local por este tipo de sucesos. Sin embargo, más de tres semanas después de realizar la petición, lo único que ha obtenido por respuesta ha sido el silencio administrativo.

Un contrato de 48 millones de euros anunciado a bombo y platillo

El 3 de mayo de 2012, el Ayuntamiento de Sevilla anunció una de las mayores partidas presupuestarias de la legislatura (PDF, 180 KB): 48 millones de euros que el Gobierno de Zoido iba a dedicar al mantenimiento del arbolado del viario de la ciudad a través de un «macrocontrato» licitado en mayo y adjudicado a mediados de septiembre. Los pliegos de licitación dividen las zonas verdes de Sevilla en seis lotes distintos que serían adjudicados a diferentes empresas, mientras que algo menos del 20% del total de estas zonas —entre ellas algunos de los parques más reconocidos de la ciudad, como el Parque de María Luisa o los Jardines de Murillo- seguiría estando a cargo de Parques y Jardines.

Este macrocontrato de 48 millones de euros divide las zonas verdes subcontratadas en seis lotes diferentes, como se puede leer en la documentación de adjudicación (PDF, 34 KB). El primero, correspondiente a Casco Antiguo, Triana, Los Remedios y Macarena, fue adjudicado a la U.T.E. Valoriza Servicios Medioambientales —relacionada con Sacyr, la empresa propietaria de las Setas de la Encarnación— y Cointer Concesiones, S.L. —unida al Grupo Azvi—.

Por su parte, los lotes 5 y 6 definen parques y zonas forestales o extensivas de la ciudad. El primero de ellos, que cubre estas zonas en Triana, Bellavista-La Palmera, el Casco Antiguo, Norte y Macarena, quedó adjudicado a la U.T.E. Aljarafe Medio Ambiente —encargada del mantenimiento de las zonas ajardinadas de la Universidad de Sevilla— y Althenia, filial de la empresa de construcciones Sando. Finalmente, el lote 6 se adjudicó a nombre de la empresa personal de Juan Antonio López Reyes, sita en Guadalcacín (Cádiz).

La delicada situación de Parques y Jardines

Según Manuel Loza, secretario de la sección sindical de CCOO en el Ayuntamiento de Sevilla, el presupuesto de Parques y Jardines “todos los años se va reduciendo, y este año más de un 20%”, lo que provoca que “gran parte de las zonas verdes de Sevilla ya las hacen las empresas privadas”.

En lo referente a la falta de personal, causa que esgrime el Ayuntamiento para la concesión del contrato de 48 millones de euros, Loza explica que en Parques y Jardines “ahora mismo tendría que haber una plantilla de alrededor 250 trabajadores”, y sin embargo “puede haber unas 50 vacantes en todas las categorías”. Esto está provocando “que no se hagan los trabajos que se deberían realizar” y con la calidad necesaria, porque “el proceso que llevamos los de Parques y Jardines es el que realmente se tiene que hacer: cuándo y cómo se tiene que hacer la poda para que no haya estos incidentes”.

La sede de Parques y Jardines, en el Pabellón de Marruecos de la Exposición Iberoamericana de 1929 | Foto: NonoFotos (CC BY-NC)

Miguel Ángel Sáinz, secretario del CSIF en el Ayuntamiento de Sevilla, incide en este aspecto al recalcar que “se le está dando más prioridad a la privada”, puesto que, ante un aviso urgente, “van a llamar a la contrata, y si ésta no da abasto suficiente, entonces tiran de nosotros; antes era al revés”.

Las fuentes coinciden en apuntar a la tasa de reposición cero como la causa principal de esta escasez de empleados. Loza afirma que “no se están sustituyendo ni las bajas maternales, cosa que no le cuesta dinero al Ayuntamiento”. A su parecer, para hacer la poda “se podrían hacer contrataciones no sujetas a vacantes por períodos de tiempo” recurriendo a las propias bolsas de trabajo del Ayuntamiento, “porque es gente que se ha presentado a unas oposiciones y se ha quedado detrás del personal que entró fijo”.

Pedro (nombre ficticio), inspector del servicio de Parques y Jardines que prefiere mantener el anonimato, confirma que “en inspección tenemos una Citröen C15, un Fiat Punto del año de la pera de matrícula CU, que se ha pegado seis meses para pasar la ITV, y un Citröen Saxo que se acaba de averiar ahora mismo”, por lo que asegura que “Parques y Jardines es una selva”. “Hemos estado todo el año sin empresas, solamente actuando en las dos cuadrillas que que tenemos nosotros, que son cuadrillas de seis personas nada más, es decir, como el ejército de Pancho Villa”, continúa. “Cuando no hay un camión, falta una furgoneta; cuando no, la pluma se ha averiado; cuando no, resulta que hay gente que se da de baja por problemas y no hay tanta gente… Horroroso”.

Este inspector asegura con resignación que él va “todas las mañanas al trabajo pensando «a ver con qué me voy a encontrar ahora, a ver con qué problema me voy a encontrar hoy», y así no se puede funcionar”, de modo que sostiene que “si tú tienes un servicio de parques y jardines lo tienes que potenciar y le tienes que dar el personal y los medios que requiere Sevilla”.

La rama de paraíso caída sobre un parque infantil y varios coches en la esquina de las calles Celestino Tejeiro Jiménez y El Gomari, en Ciudad Jardín

Estas fuentes hablan de la mala organización del trabajo en Parques y Jardines como una de las causas de la externalización del servicio. Gonzalo lo explica con casos concretos: “la cuadrilla que se dedicaba a la poda del arbolado viario exterior ha estado retirando las ramas que tiraban otros servicios, ya sean públicos o privados”. En concreto, afirma que esto sucede cuando se realiza una llamada al 072, que interviene pero no retira el forraje, y después “la cuadrilla de poda, con vehículos y herramientas inadecuados, van a recoger la basura que el otro genera y a lo mejor lleva 15 días allí, en vez de estar podando propiamente”. La conclusión que extrae es contundente: “parece que lo que se pretende es que no se dé el servicio con las pocas personas que hay”.

Podas que no son tales

Sin embargo, a las 15.00 horas, una vez realizada la poda y con los restos desperdigados por la vía pública, las ramas seguían invadiendo la calzada y la acera, del mismo modo que sucedía con el resto de los árboles de esa calle y de las adyacentes, que presentaban unas copas muy cargadas. Los mismos vecinos constatan hoy, varias semanas más tarde, que la poda que se realizó fue “de pasada y para que las ramas no te dieran en la cara”, pero que “los árboles siguen cargados y las ramas en medio de la calle”.

Que las ramas se extiendan hacia abajo es un fenómeno que responde a una causa concreta que explica Agustín (nombre ficticio), empleado en una de las U.T.E. concesionarias del servicio que también prefiere guardar anonimato. “El problema es que al principio se hizo mucho desmoche a bastantes árboles”, aclara, “el árbol necesita de las hojas para sobrevivir y, en el momento en el que le pegas un buen pelado, empieza a tirar ramas por todos lados; son ramas que salen de emergencia para hacer la fotosíntesis y tienen menos resistencia”.

Poda de tipuanas en la calle San Jacinto, el domingo 28 de octubre. En la foto puede apreciarse el desmoche de los árboles.

Por su parte, Pedro asevera que “depende de qué tipo de poda contrates”, porque su coste varía en función de ello. “Una poda de mantenimiento es cortar la ramita que vaya para allá, las ramitas bajas y ya está; la empresa te dice que no tiene tiempo y no sólo eso, sino que no gana dinero con esa poda”.

La panacea de la empresa privada

Loza coincide con el planteamiento de Miguel Ángel Sáinz al afirmar que “la privada era antes para casos excepcionales, si no teníamos determinada maquinaria o un elevador para árboles muy altos; ahora es al revés, la excepcionalidad la hacemos nosotros y la empresa privada es la que cubre la normalidad”.

Según Gonzalo, las concesionarias no ejecutan los servicios tal como se contratan. “En determinados parques en los que debe haber cuatro personas de forma continua sólo hay uno, y cuando aparece una inspección, entonces hay cuatro; eso lo ha llegado a decir incluso algún miembro de las empresas privadas”, cuenta, al tiempo que habla también del caso de la plantación de árboles nuevos, para la que “se contrata el riego durante algún tiempo y ese riego desaparece y se produce la seca del árbol; a lo mejor sale más barato volver a plantar el árbol antes de que acabe el año que seguir regándolo”.

Poda en la esquina de la calle Béjar con la calle Arqueros, en Los Remedios. Los vecinos la solicitaron porque las ramas estorbaban el paso de viandantes y vehículos. Sin embargo, el resultado de la intervención aún ha dejado ramas invadiendo la calzada.

Paco, trabajador de una de las empresas concesionarias del servicio de poda que prefiere quedar en el anonimato, reconoce que “problema de mantenimiento hay, porque somos tan poca gente que no podemos podar toda la ciudad en la época de la poda”. Asimismo, asegura que “hay 128 puestos de trabajo que tenían que haberse cubierto y no se ha hecho, además de una zona más amplia que antes”.

Aunque las fuentes de Parques y Jardines aseguran que las empresas privadas cuentan con más y mejores medios para desempeñar sus tareas, Agustín los contradice al afirmar que “ahora mismo algunas están cortas de herramientas”. Sí que reconoce que “ya se ha empezado a comprar material nuevo en algunas” y que en otras “están en proyecto de hacerlo”. No obstante, Paco asegura que en su empresa acusan mucha falta de medios y que, por ejemplo, en cuestión de vestuario “sólo nos han dado un pantalón y un polo”.

Al inicio del contrato y con revisión anual se realizará sobre el inventario realizado un programa teórico de cada una de las labores o actuaciones anuales (PLANIFICACIÓN ANUAL).

Dependiendo del tipo de labor y tras los datos recogidos deberán facilitarse una serie de documentos del trabajo realizado y las desviaciones que se han producido del programa inicial en soporte informático. Estos informes serán la base, junto con las inspecciones visuales realizadas periódicamente, del control del servicio.

Art. 5, sobre las Inspecciones y Control del Servicio; Pliego de Prescripciones Técnicas, pág 109.

La dirección e inspección técnica de los trabajos descritos en este pliego de condiciones se ejercerá directamente por el servicio técnico de Parques y Jardines de acuerdo con las competencias establecidas por el mismo. Cada lote tendrá un director facultativo que será el responsable del cumplimiento del pliego y la oferta.

Asimismo, el Ayuntamiento designará un Director de Contrato, que podrá serlo de uno o varios lotes al mismo tiempo, y velará por el cumplimiento de los diferentes contratos.

Art. 11, sobre Responsabilidad Técnica y Control del Servicio de Conservación, apartado 1 (11.1); Pliego de Prescripciones Técnicas, pág 132.

Pedro, el inspector de Parques y Jardines, asegura que en la empresa hay cinco inspectores, a los que “el técnico tiene entretenidos en ver llamadas que han hecho los vecinos desde primeros de año, que a lo mejor él no se ha podido encargar de mandar empresas concesionarias porque no las hemos tenido hasta ahora”.

Paco, de una de estas empresas, incide en que “no se lleva a cabo ni la supervisión del trabajo ni que vengan a ver cuántas personas hay en la zona; todo eso no está supervisado”. Sin embargo, Agustín afirma que “depende del técnico: hay unos que están más encima, incluso demasiado encima, como es su obligación”, aunque mantiene que “hay zonas en las que tienen que pasar la mano”. Es algo en lo que coincide Paco, quien asegura que conoce “técnicos que sí se se preocupan y otros que no aparecen durante la época” de poda.

La rama del paraíso de Ciudad Jardín mostraba la pudrición interna que sufría el árbol, un síntoma habitual en parte de la arboleda de la ciudad, especialmente en los plataneros, una especie muy propensa a pudrirse, sobre todo si no se la trata adecuadamente.

Relata una anécdota que deja entrever la preferencia hacia las concesionarias por parte de la dirección de Parques y Jardines. “Había un jefe de servicio que decía que la empresa privada no le daba problemas: «Yo llevo aquí 24 horas del día, durante 31 días del mes, durante un año, y la privada no me da problemas; y, además, invitan»”, cuenta Pedro. “En Parques y Jardines hay un dicho, que el que juega con miel se chupa los dedos, y los técnicos juegan mucho con eso, con los dineros”, concluye.

Según las mismas fuentes, la picaresca alcanza también al recuento de personal e, incluso, a la propia realización de los trabajos. Así lo manifiesta Agustín, al asegurar que “yo he cortado cubas de leña y me han dicho: «no, esto es para Fulano de Parques y Jardines»”, algo por lo que “luego se hacen favorcitos aparte”. El mismo Fulano sobre el que un compañero le comentó que “iba a pasear a caballo a la finca” del dueño de una de las empresas concesionarias. De la misma manera, asevera que han llegado a “ir a hacerle el seto a uno de Parques y Jardines” y que han sido testigos de cómo “gente del Ayuntamiento llegó con la plataforma a coger dátiles para alguien de allí”.

Una rama caída en el acerado frente a la estación de Plaza de Armas, en la mañana del viernes 26 de octubre.

“De hecho”, corrobora Agustín, “a mí me han picado estando yo de horas sindicales o un día de baja”, ante lo que pregunta de inmediato: “¿Sabes por qué? Porque el Ayuntamiento paga por horas de trabajo a la empresa, según las categorías una cantidad”. También hace hincapié en que “nosotros hemos ido a trabajar 15 ó 20 personas a un sector en que tenía que haber 50”, algo que “se nota después en el servicio”. Además, afirma que en los días de inspección siempre se avisaba a los trabajadores. En su anterior empresa “era «cámbiate de camisa y vete a tal lado» para que el técnico te viera, pero es tontería, porque los técnicos lo sabían y a los compañeros se lo dijeron: «¿Éste tiene trillizos aquí o qué?»”.

Con el fin de contrastar la información, esta redacción acudió en reiteradas ocasiones a la sede de Parques y Jardines, en el Pabellón de Marruecos de la Avenida de Molini, con la intención de que el jefe de servicio, Francisco de Amores, o alguno de los técnicos de la casa responsables de la supervisión de los trabajos de las concesionarias confirmaran o desmintieran la información. En todas ellas se negaron a hablar al respecto argumentando que respondería el gabinete de comunicación municipal, en el Edificio Laredo de la calle Granada.

El servicio municipal afirma que “los inspectores no están relegados de sus funciones”, y pone especial énfasis en que “la dirección y el control de las tareas de las empresas concesionarias se llevan a cabo por técnicos con suficiente capacitación laboral, y así se hace”. Al igual que en la solicitud previa por correo electrónico, se requirieron documentos que sustentasen tal afirmación, como copias de los expedientes de la supervisión de los trabajos de las empresas concesionarias por parte de los técnicos de Parques y Jardines, ante lo que la periodista del gabinete de Laredo contestó que ya estaban dando la respuesta oficial de la empresa.

Alfonso Sánchez justo tras caerle encima una rama en la calle Laraña.

La empresa también afirma que la externalización de servicios “no es algo nuevo, en años anteriores ya se habían externalizado”. “La única diferencia” entre este Gobierno y el anterior es que “ahora se ha hecho un macrocontrato que aúna todos las labores mientras que antes se hacían contratos por partes”.

La sombra de la privatización

Sin embargo, la realidad entre los trabajadores de la empresa municipal es bien distinta. No sólo no creen que vaya a arreglarse el oscuro panorama actual, sino que, como dice Gonzalo, tienen “no el miedo, la certeza” de que va camino de la privatización. A su juicio, la viabilidad del servicio de Parques y Jardines “ni siquiera se ha planteado”. “«Es que no hay medios». Claro que no hay medios, no los ponen”, critica con resignación, “y ahora cuando dicen: «Es que los empleados públicos…»; es que los empleados públicos los gestiona, organiza y manda alguien; la cuestión es que no hay ganas de querer que la cosa funcione”.