1 de Mayo en Sevilla: crónica de una manifestación en imágenes

sevilla report | Tras la crónica de la manifestación del 1 de Mayo en Sevilla, os dejamos el vídeo con las declaraciones de algunos asistentes y una presentación con las fotos que hicimos, y que tenéis en nuestro Flickr.

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El 1 de mayo en Sevilla con la resaca de la Feria

sevilla report | Esta mañana se presentó soleada y brillante en Sevilla, tras la espectacular granizada y la tromba de agua caída ayer tarde. Una Sevilla luminosa y brillante como pocas, con el regusto amargo en la boca de la resaca de la recién concluida Feria de Abril.

Mala combinación ésta, ya tradicional por otra parte, para el desarrollo de una jornada reivindicativa, que los azares del calendario hacen casi siempre coincidir con las postrimerías cuando no con el corazón mismo de la semana grande de la capital hispalense.

En ese contexto, la fiesta del primero de mayo en Sevilla, el Día Internacional de los Trabajadores, siempre ha tenido que batallar con las dificultades para movilizar a una población que ya lleva como mínimo una semana movilizada y por unos motivos completamente diferentes, cuando no contrarios.

El hándicap de la asistencia, en contraposición a otras movilizaciones similares pero en circunstancias distintas, siempre es en ésta el más difícil de superar, a pesar de que este año, debido al delicado momento por el que atraviesa la crisis que azota al país y la dramática ola de recortes que cada viernes, uno tras otro, viene anunciando el Gobierno a través de las ruedas de prensa tras el consejo de ministros.

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29F en Sevilla: juntos pero no revueltos

Cubrir una manifestación multitudinaria es como deshojar una margarita: nunca sabes cómo puede acabar ni la cantidad exacta de amigos que te vas a encontrar entre las huestes de manifestantes.

Juan José Fernández Cerero, Jesús Rodríguez y Gregorio Verdugo, tres periodistas que no mosqueteros, como siempre llegaron con la hora justa, un cohete empujando tras el culo y dando más vueltas que una noria para dar con la cabecera y la pancarta de apertura. Las declaraciones iniciales de los protagonistas se quedaron por el camino, para lamentaciones posteriores a la hora de escribir este artículo.

Como buenos compañeros nos repartimos las funciones. Jesús y Juanjo se encargarían de tomar las imágenes de vídeo y Gregorio el sonido con nuestro flamante micrófono de mano y su kilométrico cable. Conclusión: Gregorio se pasó toda la manifestación cargando con el puto micrófono de una forma absurda, puesto que no tomamos ninguna declaración. Parece ser que tuvo que reprimir una ganas tremendas de ponerse a tirar cohetes durante el transcurso de la marcha.

La cita estuvo muy concurrida. Treinta mil, dicen. Nosotros nos paramos al llegar al quinientos. Y una compañera de Canal Sur Radio, con su correspondiente peto de protesta por los despidos que se están produciendo en la casa, se acercó a un policía nacional a preguntarle cuál era la cifra oficial de asistentes. Yo sólo estoy aquí para vigilar que no quemen contenedores, imaginamos que le contestaría.

El caso es que ni la compañera ni nosotros averiguamos cuál era la estimación oficial, ni puta falta que nos hacía. Entre el barullo que iban formando, los petardos haciendo temblar los arbotantes de la catedral y el lío con los cables del micrófono entre las piernas de los manifestantes, preferimos tirar de la doctrina de De Guindos y “desmitificar las cifras”. Treinta mil, pues.

Y así, entre empujones y alaridos, abriendo de vez en cuando la boca para que los estallidos no nos reventaran los tímpanos, alcanzamos a colocarnos bajo la tribuna desde donde se disponían a hablar los oradores. Todo un momento de clímax, no por la brillantez de los discursos, sino porque también lograron acceder hasta allí tres jóvenes, de estos que se podrían calificar de “antisistema”, que comenzaron a increpar a los dirigentes sindicales con el consiguiente cabreo de la peña allí congregada. ¿Dónde os habéis metido?, les gritaban.

La cosa se terminó de liar cuando un fotógrafo de un medio de comunicación trataba de hacer su trabajo, captar imágenes de los manifestantes, cuando de pronto fue rodeado por una especie de guardia pretoriana sindical que enarbolaba banderas de plástico y que le recriminaban el haberles sacado en el encuadre. En el vídeo tenéis parte de la disputa que acabó dilucidando si era o no imprescindible llevar visible el carné de prensa para cubrir una manifestación. Parece ser que no hay bastantes problemas en las empresas, con la que está cayendo, que es de primera necesidad aclarar ese asunto.

Hay que reseñar que el olvido también acudió a la manifestación. Lo hizo cuando los agradecimientos a las organizaciones sociales y políticas que habían secundado la convocatoria. Las nombraron a casi todas, pero se les olvidó el Movimiento 15M y otros sindicatos y partidos que también asistieron.

Puede que sólo sean formas, hay quien opina que es ruptura con la ciudadanía y alejamiento de la sociedad, que es lo que uno piensa cuando ve al final de la marcha a tanta gente -cuatro gatos, pensarían en CCOO y UGT, con esta moda de desmitificar las cifras- gritando críticas a los sindicatos mayoritarios cuando ya hacía media hora que éstos habían soltado su discurso y cada mochuelo andaba caminito de su olivo.

En cualquier caso, el olvido es siempre imperdonable, sobre todo a la hora de agradecer los apoyos, como en este caso. Aunque allí estaba la gente para recordárselo. Como debe ser.

Protesta de obreros cabreados en Sevilla

Un grupo de ciudadanos integrantes de ese gran colectivo que es el de los Obreros Cabreados Unidos, al que ellos mismos afirmaron pertenecer, se concentró delante de la sede provincial del PSOE de Sevilla, en la calle Luis Montoto de la capital hispalense, para protestar contra las reformas laboral y de pensiones y la política económica que está aplicando el Gobierno. Aquí tenéis un vídeo de la protesta en el que uno de los obreros deja claro su cabreo, que seguro que es el de muchos de los lectores de este blog.

Esta misma tarde de viernes, a las 18.30, hay convocada una nueva protesta en la localidad de Camas, frente al Ayuntamiento. Además, la Asamblea Contra la Crisis, que organiza ésta y otras protestas, ha convocado una reunión el próximo día 9 de febrero a las 20 horas en el Ateneo Tierra y Libertad de Sevilla (calle Miguel Cid, 45) para programar nuevas acciones, como la que ya hay prevista para el día 23 de febrero en el Banco de España, y de la que se informará con más detalles más adelante.

Resistencia y compromiso

Mañana hay convocada una huelga general en todo el país. ¿Qué harás tú? Tienes múltiples opciones. Puedes ir a trabajar (suerte). Puedes no poder ir a trabajar por no tener manera de ir. Puedes querer ir pero darte la vuelta cuando veas doscientos mil piquetes en la puerta del trabajo. Puedes no ir a trabajar. Puedes no ir a trabajar y quedarte en casa. Puedes no ir a trabajar e ir a las manifestaciones, o de piquete. Puedes no ir a trabajar pero ir a ejercer tu oficio, como hará servidor.

Decidas lo que decidas y hagas lo que hagas, y aunque seguramente no te conozco a ti que ahora lees esto, te pido que reflexiones sobre lo que haces y por qué lo haces. Y, en especial, sobre qué conlleva lo que haces. Que si vas a trabajar sepas que ganas un día de sueldo pero que puede ser pan para hoy y hambruna para mañana. Que si vas a las concentraciones sepas que estás protestando y defendiendo un derecho, pero que tu voz se la apropiarán unos sindicatos apesebrados, hipócritas y conniventes con este Gobierno contra el que dicen protestar (y eso cuando algunos pierden el norte y protestan por algo que nada tiene que ver).

Pero esto no es un sermón ni un alegato propagándístico, sino una declaración de intenciones personales, algo que, probablemente, tampoco te interesará (y lo comprendo). Yo iré a la huelga, pero respeto lo que tú hagas. Si quieres ir a trabajar, respetaré tu derecho al trabajo, que también lo tienes. Porque ante cualquier derecho está la libertad de cada uno y, antes, la de cada uno para con los demás.

Para ir a la huelga hace falta mucha resistencia, de aquélla de las huelgas del XIX, tanto para hacer frente a los retos y peligros contra los que se echa mano de la huelga para luchar contra la huelga misma, sus enemigos internos y aquellos que la usan para manipular a los trabajadores y apropiarse de su fuerza. Yo voy a la huelga, pero voy libre y solo, sin nadie que me tome como arma arrojadiza, sin más bandera que mis derechos, por los que voy a pelear como nadie, ningún sindicato, ningún partido, va a pelear si no lo hago yo.

Pero si voy también es por ti. Porque además de resistencia, en una huelga hace falta compromiso. Para uno mismo, para con el que secunda la huelga con uno y también para el que no. Porque la solución a esta crisis que hemos creado entre todos -unos más y otros menos, pero entre todos- hay que encontrarla y aplicarla entre todos, cada uno según su responsabilidad y capacidad. Y para eso tenemos que estar unidos, y dar sin esperar más que aquello por lo que estemos dando.

Mañana, cuando tomemos el testigo de aquellos trabajadores del XIX que pasaban semanas de penurias y represión, de hambre y cajas de resistencia, debemos tomar el testigo de su compromiso y su solidaridad. Debemos pensar en ellos como debemos pensar en el otro. En que no luchamos por nosotros mismos, sino por la sociedad. Y luchar hasta las últimas consecuencias. Porque tenemos esa libertad y ese poder, y porque nadie lo hará por nosotros, pero nosotros sí podemos hacerlo por los demás. Porque nosotros, muchos de nosotros, tenemos un trabajo que defender. Otros, muchos, no tienen más para defender que su dignidad perdida en un semáforo, en las calles, en la nada.

Por eso yo voy a la huelga. ¿Qué harás tú?