Tokyo

Una ciudad de gente y de ruido,
de grises rascacielos arrojados
y pensiones de barrio en que dejé
aquello que en otro lugar fue mío.
En esta ciudad oigo una voz detrás de todo
que me busca y me llama entre todas las músicas.
Me marcho con un llanto sereno porque alguien
me amó sólo un instante, y eso basta.
Esta ciudad, sus infinitas luces
que brillan en la noche y que vuelven conmigo
camino de una casa que ya no sé si es mía.

31-V-10

[Corrección del poema de la anterior entrada, con la impagable ayuda del señor Cerero]

Publicado por

Jesús Rodríguez

Periodista, fotógrafo, locutor de radio y escritor de Sevilla. He trabajado para más de veinte medios en distintos soportes. Estoy especializado en política, datos, temas sociales y música electrónica.